Una sensibilidad humana atemporal
Marguerite Yourcenar
Miércoles 09 de agosto de 2017
El poeta Alejandro Méndez, además abogado y editor en Deshielo, y la historia de su ejemplar de poemas griegos clásicos traducidos al francés por Marguerite Yourcenar. "Como eran libros muy caros, a los 16 años me conseguí un trabajo para tipear, en una vieja máquina de escribir, las fichas de los asociados a un club barrial".
Por Alejandro Méndez.
La presencia en mi vida de las Margaritas fue determinante. Primero, mi amada abuela que cobijó cada día de mi infancia. La que me había puesto un apodo, cual hápax protector, que sólo ella usaba: Jandri.
La otra Margarita era francesa y escritora. Desde que empecinadamente a los once años decidí –contra toda lógica de clase- estudiar francés, sus libros fueron parte de mi obsesión.
Cada vez que podía le pedía a mi madre o a mi tía dinero para comprarlos. Como eran libros muy caros, a los 16 años me conseguí un trabajo para tipear, en una vieja máquina de escribir, las fichas de los asociados a un club barrial. Con ese dinero, me tomé un colectivo (vivía en Ramos Mejía) y me fui al centro, a una librería que estaba cerca de la Alianza Francesa, y allí me compré la ansiada joya: La couronne et la lyre.
Poemas griegos clásicos traducidos al francés por Marguerite Yourcenar. Desde Safo a Píndaro. De Esquilo a Aristófanes, pasando por Calímaco y Luciano de Samósata.
Estas espléndidas traducciones, además de ser hechas por puro placer, fueron un campo de pruebas para uno de los libros fundamentales de Yourcenar: Memorias de Adriano. Fue muy importante para ella frecuentar poetas contemporáneos al emperador, para de esta manera aplicar aquella receta que recomienda reconstruir, en la medida de lo posible, la biblioteca del personaje que nos ocupa.
La couronne et la lyre permanece poco tiempo en la biblioteca, es un libro viajero que ha conocido todas mis mochilas y valijas; que ha paseado por diferentes continentes y estados emocionales.
Es un libro oráculo, que permite múltiples lecturas, sin un orden fijo.
Es impresionante la absoluta actualidad de estos poemas, cómo una poesía de otra época y de otro mundo refiere a una sensibilidad humana atemporal. Han pasado varios siglos, pero el corazón que late en esos versos sigue tan vivo que es imposible no escuchar su canto.