Mentira es la verdad
Martes 26 de enero de 2016
Griselda Gambaro, Tito Cossa, Mauricio Kartun y Carlos Gorostiza reflexionan sobre la literatura, la escritura, la lectura y el teatro. Mirá los videos.
Por Valeria Tentoni.
Voces en la biblioteca: Griselda Gambaro
"Nunca tuve dudas sobre qué vocación era la mía", asegura la escritora y dramaturga Griselda Gambaro, en su casa, entrevistada por Canal Encuentro: "Me sentí escritora cuando aprendí a leer, a saber que las letras formaban palabras y las palabras frases y de esa manera venía lo que llamamos escritura".
Su primera obra de teatro, El desatino, se estrenó en el Instituto Torcuato Di Tella y fue dirigida por Jorge Petraglia. "Creo que todos los libros me marcaron, aun los malos", dice, y recuerda --al igual que más adelante en esta nota lo hará Carlos Gorostiza-- que en su infancia visitaba asiduamente la biblioteca de su barrio: "Iba tan seguido que el bibliotecario me dejaba sacar los libros que quisiera de los estantes, cosa que no le permitía a nadie". De esa magia sentida en la infancia nunca pudo despegarse. "Vivir aventuras, esa es la maravilla de la literatura; uno se acerca a un libro y tiene experiencias que, de otro modo, no podría conocer". La autora de Lo impenetrable y El mar que nos trajo, entre muchos otros libros, explica, sentada de espaldas a los estantes de su casa: "Todo está mezclado en mí. He leído tanto… Y todo me ha servido. Lo que me queda es gratitud hacia todos esos que escribieron. Yo miro a mi biblioteca y veo todas esas voces, que están momentáneamente calladas en los estantes, que han peleado por decir… no sé, lo que eran".
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Una partitura: Tito Cossa
"Escribir teatro es antinatural. Realmente... ¿qué es un escritor? El escritor es un hombre solo, que cuenta una historia, que la reproducen después en un libro, que llega a quien lo va a consumir --perdón por la palabra--, al lector, en este caso, que lo lee tal cual. (...) En el teatro, lo que yo escribo (...) llega al receptor a través de los actores, que aparte pueden cambiar la letra. Es decir: es una partitura. Es, para poner una metáfora un poco simplista, es como la carne cruda. Sin la carne no hay comida, pero la carne cruda no se come. Es decir, vienen todos los aderezos: el director, los actores, el escenógrafo, el músico cuando hace falta. El receptor recibe eso, el espectáculo. De manera que no somos el escritor clásico. (...) Hay que pensar más en ponerse en oficio, en artesano, que en poeta”, reflexiona Roberto Tito Cossa aquí, antes de asegurar: “Yo soy un autor que cuento historias”.
Se define como dramaturgo aunque, explica, antes que al drama se ha dedicado al grotesco: autor de obras como Los años difíciles, La nona, El viejo criado, El tío loco, entre otras treinta, Tito Cossa es definitivamente uno de los dramaturgos argentinos más valiosos. La Audiovideoteca de Escritores lo entrevistó en Buenos Aires en 2014 y aquí vemos un fragmento de esa conversación.
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Un lector degenerado: Mauricio Kartun
"Todo escritor es un lector degenerado", titulan esta entrevista con Mauricio Kartun en el Canal de la Ciudad, realizada en noviembre de 2014. "Pasé a la escritura de una manera natural", cuenta quien se cambió del bando de los cuentos al del teatro porque un maestro le ofreció cierta pista. "El gran consejo que me dio fue: tus diálogos son un poco artificiales. La mejor manera de encontrar naturalidad en un diálogo es escribir teatro, porque como no hay otra cosa que diálogo, ahí vas a encontrar una soltura y vas a poner el oído, en cambio de poner la cabeza. Entonces yo empecé a escribir teatro un poco para perfeccionarme como cuentista..." Así fue que tomó un curso de escritura teatral un tiempo después. “Me di cuenta que el teatro era extremadamente mas social y placentero que la narrativa, entre otras cosas porque se comparte con gente”.
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Todos juegan: Carlos Gorostiza
Carlos Gorostiza, dramaturgo, director y escritor (autor de libros como El basural y La buena gente), recuerda sus primeras aventuras como lector, a los 10 años, visitando la Biblioteca de Maestros del Ministerio de Educación en esta entrevista de Canal Encuentro, hecha en el marco de la serie "La palabra" en marzo de 2015.
"Yo creo que si hubiera nacido en otro hogar, pudiente, con un piano, por ejemplo, hubiese sido músico. Pero con un lapicito y un papel uno tiene solucionado el problema de su imaginación, entonces escribe", cuenta quien comenzó a escribir poemas a los 14 y más tarde se convirtió en hacedor de obras como El pan de la locura y El patio de atrás. En el teatro, explica, "aparece algo que no puede aparecer en los medios técnicos, en el cine ni en la televisión, que es el fluido. Se conecta el espectador con el actor. Es impresionante, cómo algunas escenas tienen una calidad, otras escenas otra, de un día varía a otro día. Esa presencia concreta, la de ese fluido, el hombre que está diciendo un texto escrito por otro hombre", y el vínculo con el espectador es, así, un "hecho común, físico".
"El teatro es una función de juego, donde juegan el autor, los actores, el director, los técnicos y el espectador. Cuando no convence, es porque entre todos no supimos engañar. Como dijo Pablo Picasso: El arte es una mentira que nos acerca a la verdad. El juego es parte de nuestra vida", respondió a Página/12, en ocasión de la publicación de De guerras y de amores (Colihue).