Las cartas que se escribían Virginia Woolf y Victoria Ocampo
Viernes 14 de agosto de 2020
"Sospecho que usted es una de esas personas –casi desconocidas en Inglaterra– que pueden convertir una conferencia en algo interesante. ¿Será su sangre latina?", leé uno de los intercambios entre estas dos mujeres, gentileza de Rara Avis y Fundación Sur.
Carta de Victoria Ocampo a Virginia Woolf
16 de julio
Mi querida Virginia:
Hace bastante tiempo que no tengo noticias suyas y bastante tiempo también que no le escribo, lo que no me ha impedido pensar continuamente en usted. Pero esta vez no me he contentado en pensar en usted solamente: he obligado a mucha gente a acompañarme. He aquí cómo: he dado una conferencia sobre usted, sobre sus libros. Esta conferencia ha durado una hora y cuarenta minutos... Como ve, no anduve con rodeos. Con gran sorpresa, los he leído... ¡El público se interesó en lo que yo le contaba durante una hora y cuarenta minutos! Hay que creer en los milagros. No se escucharon crujidos de sillas ni de otros ruidos siniestros que testimonian la impaciencia de un auditorio.
En fin: las cosas se desarrollaron de la mejor manera posible. Al día siguiente de esta jornada memorable recibí seis o siete invitaciones para repetir seis o siete veces la conferencia en distintos lugares y 400 ejemplares de Orlando que por fin acababa de aparecer han sido vendidos.
Mi conferencia tiene, más o menos, 60 páginas. Hay dos que están bien y con las cuales estoy contenta. Es enorme, ¿no es cierto? ¿Tiene ganas de leerla? Si “sí”, le haré llegar algunos fragmentos (aquellos de los cuales no estoy demasiado insatisfecha) en francés.
Mientras, envíeme alguna línea.
Iré a París en el mes de octubre. Stravisnky quiere que yo haga Perséphone (el poema de André Gide al que él le ha puesto música) en concierto con él en el nuevo teatro del Trocadero. Si hubiera manera de repetir Perséphone en Londres eso sería cuestión mía. Pero aún sin Perséphone iré a Londres, sobre todo si usted estará allí y si usted me permite ir a tocar el timbre del 52 de Tavistock Square.
He vivido zambullida en sus libros estas últimas semanas. Es como decirle cuánto usted vive en mí en este momento y cuánto la admiro.
Con amor
Victoria
P.S. Sur escribió a Hogarth Press para los derechos de traducción de To the Lighthouse.
Carta de Virginia Woolf a Victoria Ocampo
2 de septiembre, 1937
Monk’s House, Rodmell, Lewes, Sussex
Mi querida Victoria:
Tendría que haber respondido antes a su carta, pero comprenderá que no pude, ya que acababa de enterarme de la muerte de mi sobrino en España. Murió conduciendo una ambulancia cerca de Madrid, y luego mi hermana estuvo enferma y yo estuve con ella, y he sido incapaz de pensar en nada más. Es una pérdida terrible, usted comprenderá. Y me enfurece que se haya malogrado su vida.
Pero ahora responderé a su carta. Por supuesto, me siento honrada, halagada y encantada de que su larga conferencia haya mantenido el interés de la gente, sin importar cómo dividamos los méritos entre nosotras.
Preferiría sentarme en un sótano o mirar arañas antes que escuchar a un inglés disertando. Claro que me gustaría leerlo, si tiene una copia. Estoy aquí, en Monk’s House, hasta octubre, y así, aunque me han dicho que llegaron los Orlando, todavía no los he visto. Con respecto a su pasaje del Orlando, se lee sumamente bien. La verdad es que mi francés es demasiado rústico como para compararlo exactamente con el inglés.
Sus mariposas: ¿recuerda la visita nocturna de las dos damas misteriosas que traían las mariposas? No; pero yo sí, están colgadas sobre la puerta en Tavistock Square, junto al retrato de mi ancestro puritano que desaprobaba los regalos. Venga si se encuentra en Londres, en la carroza blanca. Y disculpe esta carta tardía y bastante ilegible. Esta mañana mi pluma parece un rastrillo.
Suya
Virginia Woolf