No Ficción

Una carta de desamor de Cesare Pavese

"¿Qué quieres saber de mí?", pregunta desde Turín en una carta de 1932. Leé una de las piezas de la novedad de Altamarea.

Por Cesare Pavese. Traducción de Carlos Clavería Laguarda.


A E.

[Turín, 23 de octubre de 1932]

Vendré, como he escrito a Manfredi, el viernes a la estación.

Lamento que hayas perdido el trabajo y —qué casualidad— ayer me encontré con un amigo que decía que le habían ofrecido el francés en una escuela pública de Bra. «Coj…, digo yo, en Bra sé quién está». «Coj…, dice él, esperaba ese trabajo para poder comer este invierno». Consuélate, pierdes el trabajo, pero lo ocupa un pobre parado que empieza a abrirse camino.

¿Y tú? ¿Sigues siendo la misma? Yo, en Turín, quiero que estemos un poco a solas. Con más razón si quieres «devolverme» todos esos besos, ¿qué hacemos con M.? Si no me dices nada antes del viernes, quedamos en que nos veremos el sábado por la mañana… ¡Shhhh! ¡No digas nada! Ven, basta.



¿Qué quieres saber de mí? ¿Qué soy soberbio, estúpido, cobarde, un niño, un criminal en potencia, un seductor sin coraje, un literato ignorante, un delincuente arrepentido, un estúpido, estúpido, estúpido? Ojo, que lo digo todo sinceramente. Me consuela pensar que los demás son como yo, pero en tiempos tenía la esperanza de ser quién sabe cuán diferente del resto. Ahora sé que soy el bípedo común. Escribo poesía, claro, pero ¿has visto algo más inepto, inútil, ingenuo, trillado, mísero? Y también esto lo digo sinceramente. Hablo de política, pero ¿qué me importa, a la postre? No tengo convicciones, no tengo ingenio, no tengo cualidades, paso de la histeria a la idiocia. Si fuese, al menos, un buen comerciante, un operario, aunque para estos oficios soy completamente inútil. Y lo dicho, dicho seriamente.

¿Te ha gustado la monserga, E.? ¿Ves cómo Turín me vuelve un cínico de tres al cuarto? Esperemos que tú me cambies un poco, porque, si no, no sé cómo acabará esto. E., si vienes a verme te abrazaré de nuevo, seremos felices cuando estemos juntos, como en los pocos momentos furtivos en los que te robaba una mirada, una caricia o un pensamiento.

Escríbeme qué te pasa por la cabeza estos días, será como besarse.

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