Placer de los viajes
Martes 22 de julio de 2025
Lucio V. Mansilla reflexiona sobre los viajes en este extracto de Una excursión a los indios ranqueles, texto capital de la literatura argentina.
Por Lucio V. Mansilla.
Ni todos viajan del mismo modo, ni por las mismas razones, ni con el mismo resultado.
Se viaja por gastar el dinero, adquirir un porte y un aire chic, comer y beber bien.
Se viaja por lucir la mujer propia, y a veces la ajena.
Se viaja por instruirse.
Se viaja por hacerse notable.
Se viaja por economía.
Se viaja por huir de los acreedores.
Se viaja por olvidar.
Se viaja por no saber qué hacer.
Vamos, sería inacabable el enumerar todos los motivos por qué se viaja; como sería inacabable decir para qué se viaja.
No olvidemos que estas dos proposiciones, aunque son muy parecidas, gramaticalmente no significan lo mismo. Ambas significan causa o fin: pero para responde más que por a la idea de afecto.
Por ejemplo:
¿No es común ir a Europa por instruirse para olvidar lo poco que se ha aprendido en la tierra?
¿No suele suceder hacer un viaje por curarse para morir en el camino?
Ir por lana para salir trasquilado.
Madame de Stael dice, que viajar es, digan lo que quieran, un placer tristísimo.
Sea de esto lo que fuere, yo digo que viajando por los campos, en noche clara u obscura, es un placer dormir.
Por mi parte, al tranco, al trote o al galope, yo duermo perfectamente. Y no sólo duermo sino que sueño.
