Un recorrido posible para el laberinto César Aira
Por Ricardo Strafacce
Martes 18 de diciembre de 2018
"Ninguna palabra mía podría agregar nada a ese vasto museo de la felicidad constituido por un centenar de novelas, relatos, diarios, obras de teatro y ensayos, y procuré que mi práctica crítica fuera, apenas, la de un dactilógrafo", explica el autor de César Aira, un catálogo (Mansalva).
Por Ricardo Strafacce.
El estatuto de la crítica literaria es, por lo general, el del comentario: un discurso sobre otro discurso. En ese régimen, el crítico intenta establecer una diferencia entre su propia palabra y el texto o conjunto de textos que analiza. Pero sabemos —por lo menos desde Borges— que la repetición puede ser una herramienta tanto o más poderosa para leer una obra, hurgar en sus pliegues más secretos, revisar sus contextos de producción y recepción, mostrar sus relaciones internas o, más sencillamente, admirarse ante ella y compartir con otros esa devoción.
Yo elegí abordar la obra de César Aira por esta segunda vía, convencido de que ninguna palabra mía podría agregar nada a ese vasto museo de la felicidad constituido por un centenar de novelas, relatos, diarios, obras de teatro y ensayos, y procuré que mi práctica crítica fuera, apenas, la de un dactilógrafo.
Pero ni yo soy tan modesto ni mi lector es tan ingenuo. Al reducir mi tarea a la selección de un pasaje (equivalente, dependiendo de los avatares gráficos de cada edición, aproximadamente a una página de cada libro -1-) me he arrogado la potestad de decir, sin otras limitaciones que mi capacidad y mis gustos, cuál es la página que mejor expresa a cada uno de los libros de César Aira. En ese sentido, para quien ya haya leído esa novela, relato, diario, obra de teatro o ensayo, mi recorte funcionaría como un verdadero comentario (la repetición haría diferencia). Para quien esa página elegida resulte nueva, se trataría de una invitación, irresistible, a leer íntegro el volumen que la contiene.
Este libro quiere ser, ante todo, un libro útil. Por eso su estructura de catálogo. Dividido en cinco secciones (Novelas, Relatos, Diarios, Teatro, Ensayos), en cada una de las secciones he optado por el orden alfabético para facilitar la consulta de los textos. No obstante, como son posibles otros recorridos, al final, en el Apéndice I, se incluye una tabla donde los libros están ordenados por su fecha de publicación (en todos los casos se cita por la primera edición). En otra tabla (Apéndice II) aparecen listados por su fecha de escritura (cuando la fecha de su escritura se conoce porque, habitualmente pero no siempre, el autor la expresa al final). En el encabezado de cada página se indica la editorial que publicó, el año y, entre paréntesis, la fecha consignada como fecha de escritura. Finalmente, en los Apéndices III y IV se enumeran los ensayos de Aira no publicados en libro -2-.
Si bien, como dije, mi voluntad ha sido la de escoger la página que, a mi juicio, expresara mejor a cada libro de Aira, he procurado que el fragmento elegido fuera lo más autónomo posible, a fin de disminuir al mínimo el esfuerzo de ese lector que no conozca el texto. O para acrecentar al máximo su disfrute y dispararle un deseo irrefrenable de leer esa novela, relato, diario, obra de teatro o ensayo en su totalidad. No descarto —¿por qué habría de hacerlo?— la existencia de lectores a quienes la lectura de mi libro motive a emprender la lectura de toda la obra de Aira. Parece una tarea ardua, y quizás lo sea. Pero quien la encare verá recompensado con creces su afán. De hecho, yo mismo he atravesado a lo largo de los años esa experiencia y puedo afirmar —sin sonrojarme— que después de ella, gracias a ella, soy un hombre más feliz.