Estética y política en Libertad Demitrópulos
Jueves 13 de noviembre de 2025
Florencia Abbate presenta la gran novela de la escritora jujeña, nacida en 1922: La mamacoca (Marea), publicada de manera póstuma y escrita en 1994, pocos años antes de la muerte de su autora.
Por Florencia Abbate.
1
Pocas escritoras argentinas me parecen tan originales como Libertad Demitrópulos (1922-1998). En parte, por su deseo de encomendarse a un proyecto narrativo tan atípico y audaz en el contexto de la tradición literaria nacional. Digo “encomendarse” porque es evidente que todas sus novelas –Los comensales (1967), La flor de hierro (1978), Río de las congojas (1981), Un piano en Bahía Desolación (1994), Sabotaje en el álbum familiar (1984), y La mamacoca (2013, póstuma)– comparten ciertos rasgos que delinean un programa estético-político.
Uno de esos lineamientos es su predilección por narrar historias que transcurren en lugares marginales, geografías del país que casi no han sido abordadas por la literatura argentina. Pueblos pequeños y precarios, con calles de tierra, casas humildes y una fuerte p resencia de las culturas indígenas y la colonialidad. De ese modo se distancia de los cánones de nuestra tradición literaria del siglo XX, centrados en narrativas urbanas ambientadas en Buenos Aires, con su aura cosmopolita y en diálogo contradiciones europeas.
Demitrópulos enfoca su mirada en América del Sur, en su historia social y sus producciones literarias y culturales; especialmente en sus raíces comunes: poblaciones mestizas que habitan espacios no urbanos y enfrentan problemáticas como la pobreza y la disputa por la tierra. Además, elige representar en sus novelas a las mujeres de las clases populares, e iluminar su presencia en la Historia, cuyos relatos oficiales no se han distinguido por recordarlas. Tampoco la literatura argentina del siglo XX se ha caracterizado por poner en primer plano los problemas de las mujeres pobres, como lo hace Demitrópulos.
2
Se trata de una autora que desarrolló su obra de manera marginal respecto del circuito literario hegemónico de su tiempo. Demitrópulos nació en Ingeniero Ledesma, un pueblo de la provincia de Jujuy, y más tarde se mudó a la ciudad de Buenos Aires para estudiar la carrera de Letras en la UBA. Trabajó como docente y directora de escuela. Se casó con el poeta Joaquín Gianuzzi, con quien tuvo dos hijas. Siempre se describió a sí misma como una persona poco interesada en las pasarelas culturales. Su vida estuvo atravesada por problemas de salud. Tras haber tenido fiebre reumática, le quedó una secuela cardíaca que implicó tener que someterse a varias operaciones; y, en los últimos años, a una traqueotomía. Pero las causas de la escasa circulación de su obra en el mundo editorial, no sólo se vinculan con su ética artística, sus pudores y sus dificultades de salud, sino también con el hecho de que escribiera un tipo de narrativa que no se condecía con los cánones estéticos ni temáticos más demandados. Sin embargo, la publicación de la que es considerada su mejor novela, Río de las congojas (1981), no pasó desapercibida, y obtuvo el Premio Municipal. En 1996, la reeditó Ediciones del Dock, y Demitrópulos ganó el Premio Boris Vian. También le organizaron un emotivo homenaje en la Biblioteca Nacional: “Nunca rondé espacios del marketing ni frecuenté las pasarelas sociales ni las luces mediáticas. Soy una escritora solitaria”, dijo en la entrega del premio, y agregó sobre los elogios recibidos: “Estos juicios los tomo con los debidos recaudos, porque no se puede salir tan trabajosamente de las garras de la muerte para caer ligeramente en los brazos de la vanidad”.
Hacia 1994, Demitrópulos escribió La mamacoca, mientras atravesaba sus últimos años. Esta novela sería publicada por primera vez, de manera póstuma, en 2013.
3
La mamacoca nos sumerge en el turbio y fascinante mundo de “la frontera”, un espacio simbólico que evoca los límites del Norte de la Argentina con Bolivia, Paraguay y Brasil; y propone una trama que se extiende hasta una zona del Chaco, El Impenetrable. Presenta personajes para quienes “la frontera fue siempre más real que la Capital de la República”, centrándose en la historia de dos clanes antagónicos dedicados al negocio del narcotráfico: los Pastor, liderados por el patriarca Julio Pastor y luego por su hijo; y Saúl Sombrío, un nuevo capo que busca imponer su dominio, dueño de prostíbulos y los mejores contactos con el poder político. A diferencia de sus novelas anteriores, aborda una temática contemporánea a la década de 1990, el narcotráfico, y juega con la alusión al presidente de entonces, llamando “Saúl Sombrío” al mafioso. Al igual que en las otras, sin embargo, hay una historia de hombres que se enfrentan por el poder y el control del territorio; y hay también una historia de mujeres.
Demitrópulos siempre se ha interesado por indagar los lugares y los roles que les ha tocado ocupar a las mujeres en las disputas patriarcales. Sus personajes femeninos han nacido expuestos a situaciones de violencia, explotación o persecución, pero nunca están representadas como meras víctimas: son mujeres complejas, astutas, y sumamente valientes. Como Justina, nieta de Julio Pastor, nacida en “un pueblo cautivo, levantado en medio de una franja virgen. Ahí, en medio, creció”. Sus antepasados, “cuatreros y contrabandistas, de pena en pena fueron haciéndolo libre, entre represalias y pleitos... Inclinándose hacia la tierra que habían defendido, entraron en la oscuridad como en un refugio. Así pasaron esas vidas dudosas”.
La frontera es un territorio ambiguo. Quienes mueven los hilos del mundo siempre se han ocupado de propagar una moral del Bien y el Mal que establece cuál es la “gente de bien” (generalmente blanca, impoluta), y quiénes son los que hay que exterminar o de quienes se puede prescindir. En las fronteras no hay nada tan claro, predominan las mezclas y se acepta la impureza como parte de la vida. Los personajes que habitan la frontera no son almas bellas: saben que el infierno nunca se encuentra solamente del otro lado.
Desde niña, Justina se ve obligada a colaborar en las tareas del hogar y en el trabajo del campo; más tarde, le toca prestarse a contraer un matrimonio forzado. No obstante, siempre ha sido una niña que sabe “mirar las grietas del infierno sin aturdirse, como su abuelo”. Familiarizadacon el infierno, crece mirando a ese abuelo salir en expediciones a gambetear “a la Gendarmería”. Atisbando de soslayo detalles del infierno, Justina aprende a admirarlo:
“–Abuelo: tráigame un caimán, un caimancito –le decía.
–Si no fueras mujer, al cumplir los quince te llevaría conmigo”.
Al cumplir los quince, hacía rato que el abuelo había muerto abandonado por sus secuaces en un hospital perdido del otro lado de la frontera, tras haberlo escondido varios días en un aguantadero: “Poco después, una mañana trajeron arriba de un camión destartalado los restos del viejo. Justina lloró lágrimas de verdadera tristeza. Ya no vería más los resquicios del infierno. Ahora tendría que reproducirlos”.
Hija de la frontera, Justina heredará el negocio de su abuelo y, al mismo tiempo sufrirá a los propios; e incluso llegará a enamorarse del periodista que busca denunciar la corrupción, la impunidad y la histórica alianza entre los narcos y los gobernadores.
La ambigüedad también está presente en la historia de la Badaja, una prostituta que termina siendo amiga de la monja alemana Annelise Stoker. La Badaja es una mujer que ha sufrido diversas formas de violencia. Fue trabajadora sexual en el prostíbulo de Saúl Sombrío, luego de escapar del barrio de Once y los abusos de su padrastro en Buenos Aires. Justo Pastor se encaprichó con ella y la compró por 25.000 dolares, convirtiéndola en “su esposa”. Pero ella experimenta un despertar de la conciencia social a través de su relación con Annelise, la monja que lleva cuatro años en una misión en El Impenetrable, ayudando a la comunidad indígena, y cuyo altruismo la convierte en enemiga de los poderosos.
No se sabe mucho del pasado de la monja, pero la Badaja se pregunta, imaginando que tampoco ella tuvo una infancia feliz: “Annelise, antes de entrar en El Impenetrable, ¿habría salido como ella del infierno de la infancia? ¿Tuvo una infancia? Le intrigaba la monja, su ponderación. Entre el infierno de la infancia y el de la frontera, ¿qué diferencia había?”.
4
Demitrópulos organiza las tramas a partir de elementos de géneros populares, como son los relatos de viajes y de aventuras o la novela sentimental, pero la voz narrativa que construye en cada texto es inclasificable: extraña, única. Con oído poético, sus narradores inventan dialectos donde se mezclan vocabularios de diversas fuentes y les dan a las construcciones gramaticales toques inusuales. Un registro impuro, mestizado, que juega con la rareza y el sonido de las palabras, y sorprende con imágenes inesperadas.
Los bosques nativos de El Impenetrable, con esa cobertura vegetal densa y cerrada, aparecen aquí como refugio propicio para actividades ilegales. Pero no ocultan solo narcotraficantes, sino también indígenas que se niegan a trabajar para los mafiosos, y que consideran a la mamacoca (la hoja de coca) un elemento sagrado y fundamental de su cultura.
Entre oscuros hoteles de frontera y laberínticos búnkeres, se producen los diarios desplazamientos desde las yungas hasta las fábricas clandestinas de cocaína y pasta base. Los indígenas observan el paso de la droga por el río, un buen lugar para la evacuación de olores, y una lancha navegando bien puede ser un laboratorio ideal. Algunos de ellos, campesinos cocaleros, creían que sus antepasados tenían el poder de envenenar a los peces sin dañar a la gente, pero notan que ahora los resultados están siendo otros:
“Los indios pasan horas metidos en el agua con la red y al anochecer regresan a sus toldos provistos de comida. Conocen el distraído movimiento de esa lanchita y quése está haciendo ahí, porque el viento les trae vahos de amoníaco y de acetona. A veces se trata de una lechada de cal que la barcaza arroja al agua: entonces los pescados suben muertos a la superficie y aun así no habrán de desecharlos. Comiéndolos les sobreviene la euforia”.
El dirigente del movimiento indígena, estableciendo una alianza con la misionera alemana –quien ayuda a la comunidad en la construcción de casas y enseña nuevas formas de cultivar– rechaza al Estado y al poder político, que aparece en la zona para intervenir la cooperativa de la misión con una comitiva de funcionarios de la Dirección del Aborigen. Tampoco los indígenas conocen la moral del Bien y el Mal. Demitrópulos los muestra con la misma complejidad que a las mujeres. En esas zonas, la pobreza, la corrupción y la violencia se entrelazan con la cultura y las tradiciones ancestrales. La coca es un símbolo de esa ambivalencia, representa una tradición cultural y, al mismo tiempo, la base de una economía ilegal que perpetúa la opresión.
5
El proyecto de Demitrópulos rechaza los modelos narrativos de las novelas supuestamente “exitosas”, que rinden tributo a la intriga y respetan la linealidad, siguiendo pautas formales previamente establecidas –como el “viaje del héroe”, que en el mercado audiovisual se impone como estructura narrativa básica del entretenimiento–. No le interesa brindar la garantía de obedecer a normas eficaces de producción, sino que apuesta por formas arriesgadas, más desarticuladas y abiertas.
Esto puede apreciarse en su máxima expresión en los finales de sus novelas, que no nos permiten arribar a ninguna resolución. Son novelas que terminan con escenas sugerentes, plenas de simbolismos, que no suponen ningún claro desenlace. Más bien insinúan que el conflicto no se puede liquidar, ni los personajes llegar a ninguna redención.
Se trata de un rasgo que dice mucho acerca de la verdad con que la autora concibe a sus personajes; si proceden de una larga historia de opresión, ¿cómo podrían al final ser libres, felices y comer perdices? Impedida, por su condición subalterna, de consumar cualquier tipo de cierre concluyente, esta obra narrativa, cuya gran protagonista son las clases populares, parece llamada a asumir una forma abierta, mientras sus finales esbozan la promesa de una sangrienta e interminable secuela.