Tres poemas de Valeria Meiller
Poesía argentina contemporánea
Miércoles 30 de junio de 2021
La autora de El mes raro, Valeria Meiller (Azul, 1985), acaba de publicar El libro de los caballitos en Caleta Olivia Editora.
La autora de El mes raro, Valeria Meiller (Azul, 1985), acaba de publicar El libro de los caballitos en Caleta Olivia Editora.
"En relación al espacio específico del campo argentino me parece que se trata de un espacio en el cual es casi imposible pensar en una distinción clara entre el territorio y la representación", nos respondía en oportunidad de entrevista por su libro anterior. A tono, ahora tomamos tres poemas para compartir de su novedad:
También los hombres están pastando
La historia se mina de caballos:
son los hombres, van hacia el campo
con las manos enterradas en las crines
negras de sus yeguas. Los niños
desde el cerco seguro
de los alambrados los ven ir
se preguntan qué les dan
los caballos que ellos no pueden darles.
Crecen de golpe los niños sin saber
que los hombres galopan rápido por el apuro
de morirse antes que todos los demás,
que sólo el campo y su distancia
logran separarlos de la carga doméstica
rescatarlos por un instante
de la familia con su peso manso,
de la tragedia de su civilidad.
El galope del ojo
Su vida se resiste
flexible como un músculo. Ahora
más fuerte, en ocasiones más
débil o pendiendo del juicio de los médicos
como un hilo: el nervio óptico
un cordón que deben remover.
Su voluntad,
evidente también, con el ojo sano de su cara
mira desde lo alto del cráneo.
El cuerpo soporta su nueva forma
con el trabajo
de pequeños movimientos grises.
Una herida a la que sobrevive
con altas dosis de anestesia
sentado al borde de la cama
poniendo los brazos en su lugar
con los pensamientos hacia arriba
para pasarlos por el agujero de la ropa.
El último galope
¿Se acordaran después
de la mañana que siembran
una rotura en el lenguaje
para que el idioma de los tres
se contenga como las armas
que no van a volver a disparar?
La piel de su silencio tiene
una palabra, dos:
una dice no, la otra
se mueve con el gesto en que inclinan
la cabeza para terminar
una frase que no tiene respuesta.
Escuchan el galope a la distancia
de los caballos que nacieron blancos:
es una tierra tan plana
que le dicen a los perros
¡Silencio! Pero la lengua
siempre habla con eco
regresa como una enorme
consecuencia. El amor en cambio
no vuelve nunca
es una tropilla desbandada
es las puertas de la familia cerrándose
para ellos a futuro.