Tres poemas de José Watanabe
Tomados de Animal de invierno
Viernes 17 de mayo de 2019
Editado por Bajo la luna, Animal de invierno & Otros 65 poemas sobre la naturaleza y sus criaturas es una de las novedades fuertes del sello este año.
Fuente foto: Revista Cosas, Perú
José Watanabe (Laredo, 1946 - Lima, 2007), publicó entre otros los siguientes libros de poesía: Álbum de familia (1971), El huso de la palabra (1989), Historia natural (1994), Cosas del cuerpo (1999), Antígona (2000, versión libre de la tragedia de Sófocles), Habitó entre nosotros (2002), La piedra alada (2005) y Banderas detrás de la niebla(2006). En 2008 la editorial Pre-Textos publicó su Poesía completa.
Bajo la luna, que había publicado La piedra alada, ahora publica Animal de invierno & otros 65 poemas sobre la naturaleza y sus criaturas, del que tomamos los poemas que siguen:
Acerca de la libertad
Esta mañana han comprado un pájaro
como se compra una fruta
un ramo de flores.
Dicen que Hokusai compraba pájaros para liberarlos.
También Leonardo
pero midiéndoles el impulso y el rumbo.
Posiblemente en la infancia he pintado pájaros
pero jamás les he hallado relación exacta con los aviones.
Estoy tentado a liberar este pájaro
a devolverle
su derecho de morir sobre el viento.
Me van a pedir razones.
Sentiré la obligación de hablar acerca de la libertad
pero mi familia que es muy lógica
dirá que afuera solo
con el viento
a ver qué hago.
El fósil
La vida en ti fue un pez de 20 centímetros.
Tu remoto latido, hoy petrificado,
vive ahora en mi cuerpo
tan inverosímil como el tuyo.
Tú ya no puedes mirarte ni mirarme, no sabes
lo extraño que es ser pez u hombre.
Somos, te digo, inverosímiles, caprichos
de una mente delirante
que cuaja infinitas e insensatas formas en el mar
y la tierra.
El ruido alegre de los niños en el museo
que se empinan a mirar otros fósiles
interrumpe mi habitual pesimismo,
y me enternece:
después de todo, pescadito,
tal vez alguna razón existe.
La boa
La boa es
el deseo del abandonado: reptar
como un solo y larguísimo músculo
para envolver completamente el cuerpo amado.
Puedes abrazar y estrangular pavas de monte
o cabras coquetas, pero qué lejos está todavía
la que huyó y duerme como una reina
sobre la copa de todos los árboles.