Poesía

Tres poemas de Ryūnosuke Akutagawa

Presentados por Alejandra Kamiya, Editorial Duino publica poemas del escritor japonés en Detrás del bambú, una antología poética bilingüe. Este viernes, a las 19, la autora lo presentará en la librería en el ciclo "El material existente", con entrada libre y gratuita. 




Poemas de Ryūnosuke Akutagawa. Traducción directa del japonés de Kamiya Mamoru. Versiones y notas de Alejandra Kamiya y Ariel Pérez Guzmán.



Tal vez la primera palabra que habría que traducir es hokku, para alejarla del aura que tiene la palabra poesía en Occidente, de lugar para pocos, para una elite literaria o para los descastados, pero siempre pocos. El hokku o haiku, en cambio, está al alcance de todos.

Ho” dice mi padre y mueve su mano rápidamente desde el vientre hasta la boca dejando salir el aire con fuerza. Luego dice “ku, palabras”, y su mano vuela en el aire un poco y cae.

La solidez y la grandeza de los cuentos de Akutagawa siempre me hicieron pensar en un árbol. Hoy creo que lo que está en las raíces de ese árbol es esta mirada de lo cotidiano donde se enredan lo terrenal y lo que no lo es.

Tal vez estos hokku, tanka y shi sean el otro lado de esos cuentos. El lado de adentro.

La tarea imposible de traducirlos implica un proceso que no tiene fin.

Reciban por favor nuestro trabajo, así, imperfecto.

*




Ráfaga de invierno entre los árboles;

y en las sardinas secas,

el color del mar



NOTA

Kogarashi (木がらし) es un viento fuerte y frío del norte que marca los últimos días del otoño y la llegada del invierno. Es seco (kogarashi significa: viento frío que seca los árboles), de ahí la relación con las sardinas secas, mezashi (目刺), y el contraste con el mar. Las sardinas se cuelgan a secar en los aleros de las casas; el viento fuerte las mueve como a las ramas de los árboles.

En Hombre y naturaleza (libro que Akutagawa leyó con fervor en la escuela primaria), Tokutomi Roka (徳冨蘆花, 1868-1927) pinta la llegada del primer kogarashi del año: “No había ni una mancha de nubes en el cielo, desde lo alto hasta el horizonte, el firmamento era de un azul intenso y bañado por un sol brillante; hasta que el viento brotó de golpe, uno no sabía de dónde, y a cada segundo su velocidad aumentaba más, agitando el mar, estremeciendo las montañas y despojando a los árboles de sus hojas. Había algo seco y descolorido en el cielo que, junto al susurro de las hojas, sugería el avance del otoño”




JARDIN OLVIDADO

Casi otoño,

luz tenue al mediodía;

la flor de asagao

se abre

aun detrás del bambú


NOTA

Honobono (ほのぼの), débil, tenue. El origen de la palabra es onomatopéyico, con la duplicación del kanji 仄, que significa velado, leve, insinuado.

Asagao (朝顏), también llamada gloria de la mañana y cercana en forma y color a la campanilla (ipomoea), común en la Argentina. Literalmente, asa 朝, significa mañana y gao (kao) 顏, rostro. Es una flor muy importante en la estética japonesa, kigo de otoño y una de las siete plantas de esa estación que figuran en el Manyōshū. La flor, pequeña y de un color azul o púrpura intenso, se abre a primera hora de la mañana y muere cuando decae el sol del mismo día, por lo que la cultura japonesa la ha enlazado con la brevedad de la vida. Si el día es nublado o si no recibe directamente la luz solar, los capullos no se abren. Los primeros ejemplares de asagao fueron traídos desde China en la época de la dinastía T’ang (s. VII y VIII) y se hizo muy popular como flor decorativa en las ciudades del Japón durante el período Edo (1603-1868). Su belleza también la emparenta con la figura de la amante por la mañana; en el Genji Monogatari la princesa Asagao es una hermosa mujer a la que Genji corteja sin éxi

Nayotake no ura (なよ竹のうら), detrás del bambú. El nayotake (なよ竹 o 弱竹) es un tipo de bambú (pleioblastus simonii) fino y flexible, de crecimiento rápido, perenne y adaptable a distintos suelos. Tan denso suele ser el bambú que no permite la entrada del sol para que crezcan otras especies. El contraste entre las dos plantas es marcado: la pequeña asagao (que logra florecer a pesar de todo) y el bambú bestial.






INSOMNIO

En el rincón del pasillo de medianoche

la pantalla verde de una lámpara de pie

se refleja quieta en la puerta de vidrio. —

Cada vez que miro fijo dentro de mi cabeza.



NOTA

Akutagawa escribió este poema en 1927 en el Hotel Imperial de Tokio, donde se había alojado para terminar Kappa. En Engranajes, también escrito poco antes de suicidarse, relató su estancia en el Hotel Imperial: «Acabada la cena, recorrí los pasillos solitarios con la intención de encerrarme en la habitación que había reservado antes. Más que el hotel en sí, los pasillos me daban una sensación de cárcel. Sin embargo, por suerte, cuando me di cuenta, el dolor de cabeza ya casi había desaparecido.

«Me habían llevado a la habitación tanto el bolso como el sombrero y el abrigo. El abrigo colgaba de la pared. Se parecía mucho a mí mismo, allí de pie, así que lo agarré con rapidez y lo lancé al interior del armario del rincón.

Después me acerque al tocador y observé inmóvil mi rostro en el espejo. Los huesos se marcaban bajo la piel. De inmediato me acordé del gusano de la cena. Lo vi reaparecer en la cabeza del hombre que había delante del espejo.

«Abrí la puerta, salí al pasillo y comencé a caminar sin rumbo fijo. Fui a parar al vestíbulo. En la esquina había una lámpara de pie alta cuya pantalla de bambú verde se reflejaba con total claridad en una puerta de cristal. Esa imagen me transmitió una sensación de sosiego en el corazón. Me senté en la silla de enfrente y me quedé pensando en varias cosas. Pero tampoco pude quedarme allí sentado más de cinco minutos. Vi el impermeable de nuevo. Esta vez estaba tirado sobre el respaldo del sofá de al lado. ‘Y eso que estamos en pleno invierno».

Akutagawa se atendía en el Hospital Aoyama con Saitō Mokichi, psiquiatra y reconocido poeta de tanka. Sus nervios y su insomnio estaban cada día peor, y tomaba más y más pastillas. “No doy abasto con los somníferos que tengo que tomar: Veronal, Neuronal, Trienal, Normal...”, escribió en Engranajes. El color verde era su color de la suerte.




El próximo viernes 11 a las 19, la autora de La paciencia del agua sobre cada piedra participará de "El material existente", el ciclo de poesía curado por Nahuel Lardies que sucede una vez por mes en la librería. En esta edición especial del ciclo, Kamiya va a estar leyendo versiones de los poemas de Ryūnosuke Akutagawa compilados en Detrás del bambú (Editorial Duino) y va a charlar con nosotros acerca del proceso de traducción.

¡Los esperamos, como siempre, en Honduras 5582!

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