Tres poemas de Frank O'Hara
En versiones de Rolando Costa Picazo
Miércoles 25 de setiembre de 2019
"La poesía es el arte mayor", creía O'Hara, integrante de la Escuela de Nueva York junto a John Ashbery, James Schuyler, Barbara Guest y Kenneth Koch. Aquí, tres de sus piezas, provenientes de Meditaciones en una emergencia y otros poemas (Huesos de Jibia).
Nacido el 27 de junio de 1926 en Baltimore, Estados Unidos, y muerto en 1966, se crió bajo educación católica. Estudió piano, sirvió en la Armada durante la Segunda Guerra Mundial, navegó por el Pacífico, viajó a Japón, se graduó en Harvard, trabajó en el MOMA, y empezó a escribir poesía en la década del 40.
"La poesía es el arte mayor", creía, y se cita en el prólogo al libro del que tomamos los poemas que siguen, Meditaciones en una emergencia y otros poemas (Huesos de Jibia), en traducción de Rolando Costa Picazo:
Autobiographia Literaria
Cuando era niño
jugaba solo en un
rincón del patio de la escuela
totalmente solo.
Odiaba las muñecas y
odiaba los juegos, los animales no
eran amistosos y los pájaros
huían volando.
Si alguien me buscaba
me escondía detrás de un
árbol y exclamaba: "Soy
un huérfano".
Y ¡aquí me tienes,
centro de toda belleza!
¡Escribiendo estos poemas!
¡Imagínense!
Esplín
Sé tanto
sobre las cosas, acepto
tanto, que es para
vomitar. Y estoy
alimentado por el
estado ruinoso de tanto
que sé
sobre los demás y lo que
hacen, y por aceptar
tantas cosas que odio
como si no supiera
lo que es, para mí.
Y lo que es para
ellos lo sé, y lo aborrezco.
Por qué no soy pintor
No soy pintor, soy un poeta.
¿Por qué? Creo que preferiría ser
pintor, pero no lo soy. Bien,
por ejemplo, Mike Goldberg
está empezando un cuadro. Caigo de visita.
"Siéntate y toma una copa", me
dice. Bebo; bebemos. Alzo
la mirada. “Le has puesto SARDINAS”.
“Sí, necesitaba algo ahí”.
“Ah”. Me marcho y pasan
los días y vuelvo a visitarlo. El cuadro
sigue, y yo voy, y los días
pasan. Caigo a verlo. El cuadro
está terminado. “¿Dónde están las SARDINAS?”
Todo lo que queda son sólo
letras. ”Era demasiado”, dice Mike.
¿Pero yo? Un día pienso en
un color: naranja. Escribo una línea
sobre el naranja. Al poco tiempo es
una página entera de palabras, no de líneas.
Luego otra página. Debería haber
mucho más, no de naranja, de
palabras, de lo terrible que es
el naranja y la vida. Pasan los días. Hasta está en
prosa. Soy un verdadero poeta. Mi poema
está terminado y todavía no he mencionado
el naranja. Son doce poemas, lo titulo
“NARANJAS”. Y un día en una galería
veo el cuadro de Mike, titulado SARDINAS.