Tres poemas de Carlos Battilana
Poesía argentina contemporánea
Miércoles 01 de diciembre de 2021
Tomados de La lengua de la llanura, novedad de Caleta Olivia.
Nacido en Paso de los libres, Corrientes, en 1964, Battilana es autor de libros como El fin del verano, El lado ciego, Presente continuo, La hiedra de la constancia, Velocidad crucero y Una mañana boreal. Su poesía reunida se editó por Caleta Olivia bajo el título general de Ramitas.
Además de desempeñarse como docente de Literatura Latinoamericana en la Unversidad de Buenos Aires, coordina talleres literarios. Por acá nos dejó su lista de lecturas más queridas.
Aquí, tres piezas de su último libro, La lengua de la llanura.
Nocturno
Liviano ante las ruinas de este jardín,
el aire
que atravesó ciudades y ríos
roza la superficie. ¿Qué
fatiga, qué bellísima fatiga
nos disuelve?
En esta tarde de junio
de un cielo plomizo
dejo atrás lo que viví,
y el escaso margen que queda,
el frío
es
-sabemos-
una llama blanca
que encenderá una letra, una voz y
una caligrafía
con que se pueda escribir
eso que cada uno,
a su modo,
conoce:
que las horas y los días,
que las lluvias torrenciales
son apenas
hechos pasajeros
que más allá
de sus destrozos,
los temporales pueden dotar de fuerza
a los seres
inmersos
en su estruendo
y que el olvido,
que todo lo arrasa
y todo lo ve,
no tiene fin
que, a pesar de todo,
las tempestades
pueden volverse benignas
como animales nocturnos
disolviéndose.
Lecciones de botánica
Pequeñas hojas amarillas
caen
en los bordes del lago.
Pronto
el viento fuerte
del otoño
desmantelará
la inmensa gramilla
verde. La brisa
ahora
parece insignificante
pero es llamativa
su voluntad.
La lentitud de la tierra
Las piedras envejecidas
son esto: una larga
acumulación,
una ruinosa acumulación
que se separa de la vida.
El aire, los finísimos hilos que sostienen el aire,
pertenecen al amor
a la siembra tardía
de aquello
que no
se junta
ni se acumula.