Poesía

Tres poemas de Marina Yuszczuk

Tomados de su obra reunida, Madre soltera

Blatt & Ríos acaba de publicar en un único tomo los tres libros de poesía de la autora nacida en Buenos Aires en 1978: Madre soltera, La ola de frío polar y Lo que la gente hace.

Marina Yuszczuk es narradora, poeta y editora en Rosa Iceberg, publicando La inocencia y ¿Alguien será feliz? en narrativa.

Ahora, Blatt & Ríos acaba de publicar en un único tomo los tres libos de poesía de la autora, nacida en Buenos Aires en 1978: Madre soltera, La ola de frío polar y Lo que la gente hace. Ofrecemos una muestra de cada uno de ellos a continuación:

 

 

 

 

De Madre Soltera

 

Quiero decir las cosas de este año de la forma más delicada posible,

¿delicada por qué?

Porque no tengo que quedarme atrapada en la banalidad del lenguaje de la queja,

en el “estoy cansada”,

en “hace meses que no duermo dos horas seguidas”,

eso que no expresa nada o en todo caso recubre de un pelaje, duro y espeso

el corazón del problema

por llamarlo de algún modo y darle un corazón:

el cuerpo tan sensible como si la piel

estuviera ampollada por el sol

la mente, aturdida la arena del desierto al mediodía

y el alma, si es que se pueden abrir estas partes como en un abanico para decir

“esto es así, esto es así”,

el alma fina, crujiente, quebradiza

en su momento de aparente fortaleza máxima.

 

 

 

 

De La ola de frío polar

 

Béisbol de fantasía

 

Soñe con todos, parece exagerado pero fue verdad

dormí miles de horas y me desperté

súper cansada, y las cosas que anoche quedaron

arriba de la cama

esta mañana estaban en el piso

es raro que dormir sea una cosa tan tenue

más ocupada incluso que los días

tendría que haber sueños adentro del sueño

adonde descansar de veras, pero sobre todo

qué alivio que el mundo exista

y no dependa totalmente de mí

me dio mucho trabajo repasarlo, y además

no solucioné nada

algunas cosas que pasaron eran mejores que las que pasan en la vida

pero no demasiado

es como que lo malo y lo bueno estaban repartidos un poco distinto

pero seguían siendo lo malo y lo bueno

así que no importa

creo que me dije a mí misma esto, y me llevó toda la noche:

que el mundo imaginado es mucho menos maleable que el mundo real

porque uno se parece demasiado a sí mismo

y hasta dormido piensa más o menos lo mismo

entonces, estadísticamente es mucho más interesante

estar entregado a lo que pasa afuera

aunque las cosas se caigan de la cama.

 

 

 

De Lo que la gente hace

 

Los días frágiles

En los días de la fragilidad, soy una nena. Pero este desamparo, ¿ya lo tenía yo, cuando era chica? Me parece que sí, a veces me parece recordarlo. Otras veces parece que no importa, lo mando desde el presente para allá, existe. No tengo nada del pasado como no sea lo que inventé después, queda muy poco. Está bien. Como mis abuelas siempre contaban sus historias y alguien las corregía, esto no fue así, no es exactamente así, te lo estás inventando. No hay que corregir nada sin embargo, se escribe como se puede, siempre por razones importantes. Pero me desvío, ¿ves? Ya me desvío. Me quiero bajar en esta vuelta. En los días de la fragilidad soy esa nena que recuerdo, debe haber sido por el ochenta y dos, ochenta y tres, que me anotaron en la colonia de verano del Club Sudamérica. ¡Cómo me daba miedo ir! En un colectivo naranja, que nos venía a buscar a mis hermanos y a mí, a la casa de Wilde. Yo era la que menos se quería separar de mamá, eso me acuerdo. Y que llevábamos un jugo de naranja en botellas de plástico. Un día fuimos a jugar a una parte de plaza que había en el club con la profesora de gimnasia y otros chicos. Yo me distraje, no me acuerdo qué hice o qué miré, pero cuando levanté la vista todos se habían ido. Era muy grande el club, hasta donde alcanzaba a ver era pasto y más pasto, bajo el sol de las doce, todo vacío. Entonces empecé a buscarlos pero no aparecían. Estuve un buen rato perdida. Igual, si me pongo a pensar, siempre estoy más o menos perdida. Alguien me encuentra un rato y me pierde de vista, me voy o nos vamos, en una vuelta inesperadamente nos volvemos a cruzar, nos saludamos mientras el otro pasa, como una calesita, triste, triste, de caballos que suben y bajan sin parar, mordiendo el freno.

 

Artículos relacionados

Tres poemas de E.E. Cummings

En Hace tanto que mi corazón no está con el tuyo (Llantén), Tom Maver traduce al poeta estadounidense nacido en 1894.

Un náufrago jamás se seca

Llega la edición aumentada de la poesía reunida de Fabio Morábito por Gog & Magog, de la que compartimos tres poemas. 

Cuatro poemas de Gonzalo Millán

Editorial LOM publica una antología que recoge lo mejor de la obra de uno de los poetas más relevantes de la poesía chilena y latinoamericana contemporánea.

Tres poemas de Ryūnosuke Akutagawa

Presentados por Alejandra Kamiya, Editorial Duino publica poemas del escritor japonés en Detrás del bambú, una antología poética bilingüe. Este viernes, a las 19, la autora lo presentará en la librería en el ciclo "El material existente", con entrada libre y grat…

Tres poemas del Premio Nobel Jon Fosse

Editorial Sexto Piso reúne en dos volumenes la poesía completa del noruego, ganador del Nobel en Literatura de 2023. 

Tres poemas de Charles Simic

Uno de los mayores poetas contemporáneos en lengua inglesa y autor de luminosos ensayos. Tomados de Acércate y escucha (Vaso roto).


  

Tres poemas de Mary Shelley

¿Sabías que la autora de Frankenstein también escribía poemas? Sus versos quedaron en gran parte inéditos, y aquí traemos tres. 

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Ver carrito
0 item(s) agregado tu carrito
×
MUTMA
Seguir comprando
Checkout
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar
×
Suscripción Eterna
Suscribite
Y recibí nuestro newsletter semanal con lo mejor del blog, todas las novedades y la agenda de la librería.
SUSCRIBIRSE