Tres poemas de Fabián Casas
El hombre del overol
Martes 02 de octubre de 2018
Este viernes protagonizará un cruce poético con Raúl Zurita en el 10º Filba Internacional. Mientras tanto, algunos de los poemas del autor de Ocio, Titanes del coco, El hombre del overol, Tuca y El salmón, nacido en Boedo, barrio de Buenos Aires en 1965.
Nacido en el barrio de Boedo, Ciudad de Buenos Aires, en 1965, Fabián Casas es poeta, narrador, ensayista y periodista. Trabajó en periodismo a comienzos de los noventa, en Clarín, Olé, El Gráfico y El Federal. Formó parte de la mítica revista 18 Whiskys junto con otros poetas de su generación, como José Villa, Daniel Durand, Darío Rojo, Ezequiel Alemián, Mario Varela (quien acaba de publicar un documental al respecto muy recomendable) y Eduardo Ainbinder. Por esos días publicó Tuca, su primer poemario.
Este viernes protagonizará un cruce poético con Raúl Zurita en el 10º Filba Internacional. Mientras tanto, algunos de los poemas del también autor de Ocio, Titanes del coco, El hombre del overol y El salmón, de cuya primera edición por Libros de Tierra Firme en agosto de 1996 tomamos los que siguen:
Una oscuridad esencial
Hay una oscuridad esencial en esta calle.
Un único farol ilumina el contorno
y árboles domesticados, altísimos,
producen una música de acuerdo al viento.
Miro a mi perro,
una conciencia al ras del piso
que hurga y mea en la tierra
y pienso en mí, hundido
en el lenguaje, sin oportunidad,
sosteniendo una correa que denota
lo que fue necesario para estar unidos.
Despertarte
Despertarte a mitad de la noche
y ver en el otro lado de tu cama
a tu mujer llorando
es una experiencia importante.
Quiere decir, entre otras cosas,
que mientras paseabas por los cuartos
iluminados de tu cerebro
algo se estaba gestando cerca tuyo
Un error con el cual mantenés
una particular relación de intimidad.
Porque aunque no firmemos nada,
ni corramos apurados bajo la lluvia de arroz
pensamos que es para toda la vida
y así seguimos.
Botes que durante la noche
quedan amarrados al muelle
golpeándose entre sí,
según el viento.
Hegel
Me pregunto si la desesperación
es igual para todos.
Si Hegel, cuando se sintió morir
se sintió realmente morir
o intuyó una síntesis implacable
más allá de su cuerpo.
De todas formas, se hace difícil
no vivir en el miedo;
conozco gente que desea ser amada
y gasta su tiempo en los flippers.