Cinco poemas de Theodore Enslin
Traducidos por Eric Schierloh
Lunes 10 de diciembre de 2018
Por primera vez en castellano, los poemas del estadounidense llegan gracias a la editorial artesanal Barba de abejas.
Traducciones de Eric Schierloh.
Theodore Vernon Enslin nació un 25 de mayo de 1925 en Chester, Pennsylvania. "La primera de las amarras de la poesía de Ted puede ser el imagismo de Ezra Pound, a quien Ted le mostró sus primeros poemas y de quien, al parecer obtuvo alguna carta con consejos valiosos, y William Carlos Williams, a quien Ted señala explícitamente como uno de los más grandes poetas de su país", se lee en el prólogo del libro del que tomamos estos versos.
Se trata de Fin del invierno en Maine y otros poemas, la primera antología en castellano del autor, publicada por la editorial artesanal y hogareña Barba de abejas con selección, prólogo y traducciones de Eric Schierloh.
La canción del fariseo
Estoy orgulloso de no ser como otros hombres.
No tiene nada que ver
con sentirse mejor.
Estoy orgulloso porque escruto
horizontes
cuando otros hablan de iglesias de bazar.
(¿Bautismo? Todavía lo hacen.)
Estoy orgulloso de mirar de lleno
una puesta de sol,
y no para ponerla por escrito
con palabras—
como siempre fue,
para lo que fueron hechas las palabras.
*
Venimos a un lugar,
y allí tenemos que aguantar.
No es el mejor lugar,
o, en ocasiones, siquiera un lugar.
Pero, para dejar la marca,
no debemos marcharnos
antes que la marca esté hecha.
*
El poema del fuego
7
El fuego consume—
pero no a sí mismo.
*
Este viento—
una cosa viva sacudiendo ramas.
¿A quién le importa lo que se haga
a sí mismo?
*
Sea lo que fuere la libertad,
yo no la conozco.
Dejemos que llegue
de cosas que no son libres.
Los sentidos soportan
la presión de horizontes más anchos,
prisiones que sin duda
el acantilado que se yergue podría erigir.
Déjame, cantando,
subir a este árbol.