Columnas

Dos funerales

"¿Qué mejor que el artificio, la verdad del artificio y no la verdad así sin más, puede servir para rendirle homenaje a un artista?", se pregunta el autor de Dos veces junio en esta columna. "A Ricardo Güiraldes, el autor, fue a enterrarlo Don Segundo, su personaje, que ya era real".

 

 

Por Martín Kohan.

 

Las flores empleadas en los funerales de Sergei Prokofiev eran todas artificiales. ¿Por qué razón? Por la siguiente: Prokofiev murió el 5 de marzo de 1953, es decir el mismo día, el mismo exactamente, en que murió Josef Stalin. Había muerto Prokofiev: nada menos que Prokofiev. Pero también había muerto Stalin: nada menos que Stalin. Y la totalidad de las flores naturales existentes, la totalidad de las flores verdaderas disponibles en Moscú, fueron destinadas al sepelio del Jefe de Estado. Para el músico hubo que recurrir a las restantes: las de tela o de papel. Lo que no deja de resultar, después de todo, lo más atinado. Porque, ¿qué mejor que el artificio, la verdad del artificio y no la verdad así sin más, puede servir para rendirle homenaje a un artista?

Otro sepelio, muy distinto: el de Ricardo Güiraldes, en octubre de 1927. Había muerto en París, un clásico de estilo. Sus restos fueron trasladados, primero a Buenos Aires, y después a San Antonio de Areco. Para su entierro, en San Antonio de Areco, se formó una escolta de gauchos. Y entre esos gauchos había uno en especial, Segundo Ramírez, que no era otro que Don Segundo Sombra. Borges observó alguna vez que Don Quijote de la Mancha, el personaje, había llegado a ser, en cierta forma, más real que Miguel de Cervantes Saavedra, su autor. A Ricardo Güiraldes, el autor, fue a enterrarlo Don Segundo, su personaje, que ya era real. No hubo tanto una verdad del artificio, en esta ocasión, como más bien un artificio que era al mismo tiempo verdad.

Tiempo después, murió Don Segundo. Su tumba y la de Güiraldes están muy cerca una de la otra. No pasa lo mismo, por lo que vi, con las tumbas de Prokofiev y de Stalin.                                                                                                         

 

Nota: los datos sobre Prokofiev fueron tomados del artículo de Juliane Ribke para el CD Prokofiev - Romeo and Juliet (Deutsche Grammophon). Los datos sobre Güiraldes fueron tomados de un artículo de Luis Gusmán publicado en la Revista Ñ. La idea misma de fijarse en estas cosas fue tomada de los libros de Luis Sagasti Bellas artes y Una ofrenda musical.

 

 

Artículos relacionados

Aislamiento

En esta nueva entrega, Jorge Consiglio cruza las vidas de dos hombres retirados: Egidio, un noble bizantino del siglo VII, y Aballay, el personaje de Antonio Di Benedetto.

Una tentación contemporánea

María Sonia Cristoff cruza Desaparecer de sí, de David Le Breton, y Cicuta para los oídos, de Sebastián Hacher , alrededor de las fantasías escapistas de nuestra era.

Sin solución

Martín Kohan lee Ñu, la novela de Pau Luque, en esta nueva entrega de sus columnas.

Formas de la fe

Jorge Consiglio retoma la lectura de Francisco de Asís para llegar a la de Borges y detenerse frente a la gran bifurcación que separa los caminos de la m ística y de la literatura.

Volver a qué

Martín Kohan visita el tango con Roberto Carlos, Gardel, Le Pera y Borges en esta nueva columna.

El instante revelador

Entre poemas de Alicia Genovese y lecturas de César Aira, Jorge Consiglio escribe en esta columna acerca de las epifanías y los hallazgos que nos reservan las librerías. 

Escritorios

Martín Kohan regresa a Enterrados (Edhasa) de Miguel Vitagliano para pensar los espacios de trabajo de quienes piensan y escriben.

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Ver carrito
0 item(s) agregado tu carrito
×
MUTMA
Seguir comprando
Checkout
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar
×
Suscripción Eterna
Suscribite
Y recibí nuestro newsletter semanal con lo mejor del blog, todas las novedades y la agenda de la librería.
SUSCRIBIRSE