Una música, de Hernán Ronsino, ganó el Premio al Mejor Libro Argentino
Feria del Libro 2023
Lunes 08 de mayo de 2023
El escritor Hernán Ronsino recibió el galardón el pasado sábado por su obra Una música, editada por Eterna Cadencia. La Fundación El Libro otorga anualmente esta distinción en reconocimiento al Mejor Libro de Creación Literaria.
Un Jurado presidido por Santiago Kalinowski e integrado por los reconocidos periodistas, críticos y escritores Danilo Albero, Carlos Aldázabal, Graciela Aráoz, Natalia Blanc, Leonor Fleming, Silvina Friera, Omar Genovese, Agustina Larrea, Antonio Las Heras, Maxi Legnani, Hugo Levin, Mónica López Ocón, Adriana Lorusso, Enzo Maqueira, Horacio Marmurek, Cristina Mucci, Héctor Pavón, Guillermo Piro, Flavia Pittella, Hinde Pomeraniec, Susana Reinoso, Máximo Soto, Canela Gigliola Zecchín, Eugenia Zicavo y Patricio Zunini, otorgó el premio de la crítica a Una música, la última novela del autor nacido en Chivilcoy.
Hernán Ronsino es escritor, sociólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires. En el año 2011, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, lo eligieron como uno de los 25 nuevos autores destacados de América Latina. En el año 2020, recibió el Premio Anna Seghers y es considerado uno de los escritores argentinos más destacados de la actualidad. Su obra ha sido traducida a los idiomas francés, italiano, alemán e inglés, entre otros. En Eterna Cadencia Editora también pueden leerse sus libros Glaxo, La descomposición, Lumbre y Cameron.
El Premio Fundación El Libro al Mejor Libro Argentino se entrega desde 1992, cuando lo recibió Fuegía de Eduardo Belgrano Rawson. Otras ediciones premiaron libros de María Moreno, Olga Orozco, Beatriz Sarlo, Hebe Uhart, Mauricio Kartun, Marcelo Cohen, Juan José Saer, David Viñas o Abelardo Castillo.
¿Es cierto que este libro tuvo dos versiones, que lo escribiste dos veces?
Sí. Hay una versión que trabajé después de Lumbre, en 2014. Empecé con una novela que se llamaba así, que tenía los mismo personajes, y que estaba ubicada en Boedo, abajo de la autopista. Toda la novela sucedía ahí. Lo que buscaba era salirme del campo, quería escribir una novela que sucediese en Buenos Aires. Pero cuando la terminé me parecía una novela que tenía dificultades en la prosa, en su ensamble, y no sentía que fluyera. En el medio apareció Cameron, y muchos de los elementos que venía trabajando decantaron ahí. En la primera versión de Una música también había un pianista, había una herencia. Yo tenía dos opciones: abandonarla o empezarla de nuevo. Me sedujo más la idea de empezar de cero. Sin tomar nada, solamente los nombres. Cuando apareció la orilla que me interesaba, junto al río Reconquista, donde aparecieron el campito y la casa, ahí se empezó a armar un poco todo. Los personajes comenzaron a tomar otra encarnadura. Cuando terminé de escribir la segunda versión abrí el archivo de la primera, y fue como entrar a una casa abandonada. Estaban todos los muebles, lista para usar. Era todo igual, pero en otro contexto. Fue una sensación rara, que a la vez reafirmó la decisión de haber empezado de cero la segunda versión. Y funcionó como un trabajo de sedimentación, de alguna manera.
¿Habías trabajado antes de este modo alguna vez?
Nunca. Salió así. Funcionó acá. Yo creo que nunca hubiera podido hacerlo antes. Pero sí sentía que iba a ser una experiencia interesante volver a empezar. Lo curioso es que, de alguna manera, el personaje también elige empezar de nuevo.