Tres poemas perdidos de Dorothy Parker
Miércoles 06 de marzo de 2024
Editorial Nórdica publica, por primera vez en nuestra lengua, una parte no conocida de la obra de la escritora estadounidense, fallecida en 1967.
Conocida sobre todo por sus relatos, Dorothy Parker (1893-1967) también era poeta: Nórdica Editora acaba de publicar, por primera vez en nuestra lengua, una buena porción de prueba.
Con traducciones de Guillermo López Gallego y Cecilia Ross, el generoso volumen cuenta con una introducción de Stuart Y. Silverstein en la que dice que Parker escribió mas de trescientos treinta poemas en los años posteriores a 1915: “Publicó casi trescientos de ellos en los años veinte, una media de más de un poema cada dos semanas. Era un logro prolífico pero necesario, porque los poemas eran su fuente de ingresos principal”.
La galería de arte
Mi vida es como una galería de arte,
con pasillos estrechos en los que los espectadores pueden caminar.
Los cuadros están colgados para sacarles el máximo provecho;
de modo que los buenos captan enseguida la atención.
De cuando en cuando, uno está colgado con tanta inteligencia
que, aunque parece discreto,
capta la luz más favorecedora.
Incluso las pinceladas se muestran con tanto acierto
que las sombras las suavizan y las convierten en belleza...
Mi vida es como una galería de arte,
con unos cuantos cuadros vueltos discretamente hacia la pared.
Domingo
Un cúmulo de periódicos
desparramados en una profusión sofocante.
Los suplementos con sus interiores al descubierto descaradamente,
haciendo alarde de sus escabrosos contenidos:
“divorciado siete veces, volverá a casarse con su primera esposa”,
hojas sin abrir de anuncios de “Se precisa”;
editoriales arrugados en un frenesí de hastío;
páginas sobre la alta sociedad, ennegrecidas con fotografías mentirosas.
Montones sin fin, sin comienzo, de periódicos...
Fuera, una débil lluvia gris,
que cae, que cae sin esperanza,
con la apagada monotonía de los ruidos inútiles,
como la voz de un pastor que recita el oficio del matrimonio.
Idilio
Piensa en las cosas que nunca podrán ser,
salvo en el mundo sombrío de los sueños.
Piensa en lo que podría ser, para ti y para mí,
si tan solo pudiéramos romper los tristes esquemas del mundo.
Piensa en un nidito nuestro bajo una enramada,
cada día, al ocaso, te esperaría ahí,
abajo donde la verja, al resplandor del oeste,
vestida enteramente de blanco, con una rosa en el pelo.
Piensa en un sillón, de asiento mullido y ancho;
piensa en un hogar, donde la lumbre roja se apaga;
piensa en mí, sentada allí a tu lado,
leyendo las historias grabadas en lo profundo de tus ojos.
Piensa en los años, como una canción sin fin,
piensa en una tranquilidad que nunca hemos conocido.
Mientras el mundo, olvidado, sigue su curso,
piensa den nosotros dos, en un mundo nuestro.
Ahora que lo has pensado seriamente...
¿Verdad que es genial que nunca pueda ser?