Tres poemas novísimos de Juana Bignozzi
Los versos inéditos que dejó la poeta argentina
Miércoles 11 de diciembre de 2019
Anotados en papelitos, en sobres de facturas e impuestos o en anotadores, estos últimos poemas de la autora de Mujer de cierto orden, fallecida en 2015, fueron publicados por Adriana Hidalgo al cuidado de Mercedes Halfon.
Foto de Valeria Tentoni.
Un año antes de que falleciera, en 2015, entrevistamos a Juana Bignozzi en su departamento, rodeada de sus cuadros y objects d'art, y nos contaba que estaba preparando su poesía reunida y un último libro de poemas, que ahora es Novísimos y ha salido de modo póstumo. "No soy industriosa. Bueno, trabajé como un perro toda la vida, pero trabajé para vivir. Ahora, en la poesía soy muy haragana. Muy tranquila, voy acumulando cosas. Lo que pasa es que escribí tantos años que por eso tengo tanta obra", decía la poeta y traductora nacida en 1937.
“La muerte la encontró a Juana Bignozzi con las previsiones del caso: un apunte con el modo en que quería ser enterrada, el color de las flores que sus amigos debíamos llevar, la indicación principal de una tumba sin cruz y el cementerio público donde debía hacerse. Sobre estos detalles reposa también una contraseña del lugar que ocupó su escritura: que la muerte no tenga la última palabra. Los poemas que componen ‘Novísimos’ nos aguardaron", escribe Martín Rodríguez en la contratapa de la edición de Adriana Hidalgo, al cuidado de Mercedes Halfon.
de joven escribí
sueño con un jardín el jardín
se ha convertido en floreros con nardos
perros inmensos que no conocía y
me acompañan
puertos y trenes a los que llego tarde
la juventud fue verdad
la vejez representación
aeropuertos y andenes escenarios de mi historia
negada rescatada leída de nuevo a través de mis jóvenes amigos
sueño con amigos
hartos algunos de los ideólogos con los que me crie
ideologías que aún permiten la ira
preguntándome
y ya no puedo contestar
un día también se irán los perros del sueño
y yo quedaré con ellos en una ciudad que no reconocerían
y que me esfuerzo por sentir mía
eternamente sentada
en una lectura de poemas en 1963
como toda persona que habla mucho
tengo secretos insondables abismales
míos sobre todo y algunos de otros
nadie puede no tener miserias después de más de setenta años de vida y más de cuarenta de matrimonio
los míos están sellados a cal y canto y los pocos de los otros están sellados por mi sentido incorruptible de la amistad
hablo siempre todo el tiempo cuento anécdotas
aun de mi matrimonio que hacen ilusionar a algunas
con que estoy contando la parte íntima la trastienda
cuento anécdotas prestigiosas parecen muy íntimas
pero no se olviden hablo siempre hablo con vino sin vino
respondo a expectativas transgresoras
el aborto la lucha por casarnos
si hubo amantes si hay restos un poco escabrosos de décadas
no se olviden
hablo pero lo mío y lo de los otros que han confiado en mí
está en silencio
no me iré a la tumba con secretos
me iré a la tumba
con mi dignidad la de mis amigos y la mía
no hicieron mal en confiar en mí
no hice mal en confiar en mí misma
palabra y silencio
mucho silencio
estamos a salvo
necesito un albacea
la lucidez nos ha llevado a no tener hijos
la lucidez de mis padres me llevó
a no tener hermanos
o sea a no tener sobrinos
la ideología de mi marido lo llevó
a no tener familia
y ahora todos los cuadros los objets d’art
los maravillosos libros de nuestros viajes a las mejores exposiciones de Europa
mi Capodimonte comprado en 1975 al pie del Vesubio no sé si queda alguno en Buenos Aires
deben tener un destino
¿la lucidez es el desamparo?
¿la lucidez termina en un testamento para extraños?
pienso todo el día en mi albacea