Tres poemas de Roberto Juarroz
Poesía argentina
Miércoles 12 de agosto de 2020
Tomados de Poesía vertical (Colección Visor), tres poemas del autor nacido en Coronel Dorrego en 1925, poeta, bibliotecario, crítico y ensayista argentino.
Nacido en Coronel Dorrego en 1925, Roberto Juarroz fue poeta, bibliotecario, crítico y ensayista. Publicó Seis poemas sueltos (1960), y luego su obra Poesía vertical, repartida en diversos volúmenes: el primero de ellos data de 1958. Falleció en Temperley en 1995.
Tomamos tres poemas suyos de Poesía vertical en la Colección Visor:
El error que comete una cosa
al caer de tus manos,
la absurda equivocación de una hoja
al no caer sobre la tierra,
la confusión de un aroma
que emigra de una flor
y se va a perfumar un pensamiento,
no deben atribuirse
a sus modales inexpertos
sino al defecto fundamental que el azar distribuye
como una noche quebrada
por el apocalipsis encubierto de los días.
Esta concreta conspiración del desacierto
indica que la historia aún no ha empezado
y el hombre sólo registra en sus anales
inciertos simulacros de antistoria.
Tan sólo una imaginación regenerada
que trace los movimientos del regreso,
del perfume a la flor,
de las hojas al árbol,
de una cosa a tu mano,
del azar al azar,
de la noche a la noche,
puede iniciar la historia verdadera.
El mundo está repleto
de anodinos fantasmas.
Hay que hallar los fantasmas esenciales.
Voy perdiendo las zonas intermedias.
Percibo sólo lo muy cercano
o lo muy lejano.
Este cambio radical de los sentidos
o quizá este surgimiento de un sentido distinto
confirma mi sospecha
de que sólo en los extremos
habita lo real.
El infinito no es igualmente infinito en todas sus partes.
En sus puntos más intensos
las mayores distancias se reabsorben.
La lección mayor del infinito
es dejar de ser a veces infinito.
Cuando carezco de luz,
la luz me parece imposible.
Cuando quedo fuera del poema,
el poema me parece imposible.
Cuando dejo de mirarte,
tú me pareces imposible.
Cuando pierda la vida,
la vida me parecerá imposible.
Y si pudiera no pensar,
pensar me parecería imposible.
Desde afuera de una cosa,
esa cosa es imposible.
Y desde afuera de todo,
todo es imposible.
Pero hay una excepción:
desde adentro de mí,
yo también soy imposible.