Tres poemas de Mariana Spada
Poesía contemporánea argentina
Miércoles 04 de marzo de 2020
Tomados del primer libro de poemas de la autora nacida en Entre Ríos, Argentina, en 1979: Ley de conservación (Gog y Magog).
Nacida en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina, en 1979, Mariana Spada estudió Letras en Santa Fe y acaba de debutar en librerías con Ley de conservación (Gog y Magog).
"Hay algo de otro tiempo en la poesía de Mariana Spada: un léxico abundante sin dejar de ser preciso, un deleite pausado en la contemplación de los paisajes fluviales de la infancia y un tono contenido que, en algunos momentos, sin embargo, deja pasar la urgencia del presente", escribió Ezequiel Zaidenwerg.
ARCHIMEDIS PHYSICA
Anoche soñaste que tu padre
te daba una paliza en silencio
cada golpe un poco más duro
que el anterior. Él
que nunca mató una mosca, en el sueño
no paraba hasta dejarte inconsciente
tirada al borde de un camino polvoriento
que todavía se dejaba oler
al lavarte la cara
esta mañana
mientras recordabas
que en el sueño eras un hombre
—hacía tiempo que no te soñabas como tal—
esa cosa opaca que nada parece definir
mejor que un par de sopapos bien puestos
en el momento justo por alguien que te quiere
de ese modo tan especial. Nada de iniciaciones
ni rituales de paso hacia la edad caliente;
pura sustancia más bien, hecha
o no a la medida de un deseo
siempre fijo y obstinado.
Así también se pone en marcha un día
en el que nada es más fiel ni más preciso
que el volumen que tu cuerpo desaloja
cuando entra en la bañera
una vez desvestido:
la parte que se desprecia
la otra con la que podrías vivir
comparten una masa equivalente
que tanto podría flotar como
irse a pique, llevada por la misma
fuerza que reclama dominio sobre ella,
sobre tu padre, sobre el polvo
de todos los caminos, sobre el sol
y lo que reste de las últimas
estrellas.
ESTIVAL, IDA Y VUELTA
Nada hay como remar de noche
por un río negro y conocido
tan negro que la luna reverbera
sobre el perfil tornasolado de los peces
cruzando el caudal antiguo
mil cuchillos arrojados desde el fondo
por una mano ciega.
En este río domado por represas
las ramas se vuelcan mansas lejos de
la orilla, y besan el agua donde
abrevan las luciérnagas que una vez
pareció que nos seguían. Este río
lo cruzamos juntos una noche, desde
una costa de arena hasta la otra de
espinas.
AHORA QUE SOY TODA UNA MUJER
We dry and die in the sun - Weldon Kees
Ahora que soy una mujer
con todas las letras
podría emborracharme
junto a algunos de esos hombres que matan la tarde
después de un día de trabajo en la fragua
aunque en esta ciudad no haya fraguas.
Arruinarme sin apuro
en la misma barra sin lujos, como una
lesbiana de canas peinar que
—oh sorpresa:
puede seguirles el tren de la bebida
a cinco tipos más fuertes que ella
midiéndose en anécdotas de amor
recitando Weldon Kees
de memoria
o contándoles después
alguna cosa que ignoren:
por ejemplo, la fuga del poeta
—una versión más guapa de Faulkner
si tal cosa es posible—
una mañana de julio
cuando abandonó el coche nuevo
ante el puente encendido
y se esfumó
buscando, como alguna vez se dijo, su vita nuova
o algo menos ocioso
y más definitivo
en el centro del verano hirviente.
Más tarde
uno de esos hombres
va a volver rumiando a casa
algo que ayer no conocía:
una locura realmente
dejar semejante coche
solo al sol
y con las llaves
puestas.