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Poesía

Traducidos por Cristina Fernández y Bernd Dietz

Tres poemas de Denise Levertov

Lunes 18 de febrero de 2019

Hija de un rabino ortodoxo de herencia jasídica y una madre galesa, Denise Levertov nació en Ilford, Inglaterra, en 1923. Tuvo una hermana mayor, Olga, que fue quien copiaba sus poemas al papel cuando ella todavía no sabía escribir y sólo podía dictárselos.

Hija de un rabino ortodoxo de herencia jasídica y una madre galesa, Denise Levertov nació en Ilford, Inglaterra, en 1923. Tuvo una hermana mayor, Olga, que fue quien copiaba sus poemas al papel cuando ella todavía no sabía escribir y sólo podía dictárselos. Su primer libro salió en 1946, The Double Image. En 1949 se trasladó a Nueva York junto a su marido, país en el que su poética experimentó un enorme cambio. "Fueron Robert Creeeley y Robert Duncan quienes la ayudaron, bajo la sagaz mirada de William Carlos Williams, a ubicarse en unas coordenadas poéticas netamente innovadoras", escriben sus traductores.

De la Antología poética bilingüe editada por Hiperión en 2013, con versiones en español por Cristina Fernández y Bernd Dietz tomamos estos tres poemas que siguen:

 

 

 

Hablándole al dolor

 

Ah, dolor, no debiera darte el trato

de un perro vagabundo

que llega hasta la puerta trasera por si logra

un trozo de pan duro, un hueso mondo.

Debería confiar en ti.

 

Debería halagarte y conseguir

que pasaras adentro y ofrecerte

un rincón propio,

con una vieja alfombra para echarte

y tu propia escudilla.

 

Te piensas que no sé que llevas tiempo

instalado en mi porche.

Quieres que quede listo tu sitio genuino

antes de que sea invierno. Necesitas

tu nombre, tu collar, la chapa

de identificación. Y necesitas

el derecho a espantar a los intrusos,

a quedarte en mi casa y

sentirla como propia,

a mí como algo tuyo

y a ti

como mi propio perro.

 

 

 

 

Pacto roto

 

Un rostro se hace viejo mucho antes que una mente.

 

Y muslos, brazos, pechos

adoptan una pose como de indiferencia.

Hartos del corazón que anheló tanto, prefieren olvidarse

de todas sus promesas anteriores.

 

Mas mente y corazón prosiguen

su plática animada,

discuten, se intercambian epifanías diversas,

a veces se les va toda la noche

en lamentos y antífonas.

 

Rostro y cuerpo les han tomado el pelo,

 

comparten soledad

sin saber bien qué hacer.

 

 

 

Denominación errónea

 

 

Conversan sobre el arte de la guerra,

pero las artes

logran sacar su luz de la sima del alma

mientras que guerrear

consume el alma y saca su poder

de un negro erial en llamas.

Leonardo al aplicar

su genio a la invención de máquinas

de destrucción no obraba

al servicio del arte, sino

que dejaba en suspenso

la existencia del arte

sobre un abismo,

como si sujetáramos a un niño que está vivo

desde la ventanilla de un avión

que vuela a treinta mil pies sobre el suelo.

 

 

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