Si alguien tiene que ser después
Dos poemas de Juana Bignozzi
Miércoles 03 de febrero de 2016
Selección y notas de Juan Laxagueborde.
Foto: Valeria Tentoni.
Incrédula, fraternal, cabezona y maniera hasta el lirismo, la poesía de Juana Bignozzi se parece mucho a su vida. Los poemas que elegimos pertenecen a Si alguien tiene que ser después (Adriana Hidalgo, 2010), una ópera autobiográfica acicateada por actos breves que dan vueltas sobre la tragedia de la clase obrera y la estela de lo femenino en la Historia. Leerlos implica discutir con todos los honores juntos y rastrear la melancolía diáfana que hace de la poesía de Bignozzi un esquema no de la humanidad, tampoco de la nación argentina, sino más bien de las pocas cuadras a la redonda de donde haya vivido.
aunque sé que a veces me escuchan pensando que soy
el mausoleo de una generación
cuyas reivindicaciones ahogó la dureza de estas décadas
y se asombran de que aún emprenda animosa el viaje
hacia corazones y lenguajes jóvenes
siga hablando del color con que vi el mundo
y lea con más gusto a unos desconocidos que a viejos compañeros
debo decirles
aprendí hace mucho
que no hay nada más patético
que la canción del verano la canción del momento
pasado ese verano pasado ese momento.
*
He buscado tantos ídolos
me he fascinado por tantos ascetas
he soñado con sus imágenes duras rechazantes
esa pureza que humilla
la confianza en el juicio de los pocos
y sigo desconociendo la puerta única
el día único
el momento único
poco los esperé y ya no lo hago
al igual que siempre debí irme me quedé
no puedo dejar de buscarlos
aun rota de cansancio
aun perdido el deslumbramiento.