Entrevistas

Poly Bernatene: “Cada historia me pide una manera diferente de ser contada”

Foto: Diego Martínez

El ilustrador argentino acaba de ser reconocido con el Premio Pregonero de Honor.




Por Valeria Tentoni


 

Nacido en 1972 en Buenos Aires, Poly Bernatene nunca ha parado de dibujar. “Tanto que mis trabajos no dejan de cambiar y siempre buscan otro camino”, explica.  Ahora acaba de ser reconocido con el Premio Pregonero de Honor que otorga la Fundación El Libro, un premio que remonta sus orígenes a 1990 y que tiene como objetivo dar público reconocimiento a los difusores de la literatura infantil y juvenil argentina, quienes desarrollan su vocación de manera sostenida y tenaz desde sus diferentes espacios de trabajo. 

Formado en Bellas Artes, Bernatene trabaja con foco en la diversidad y la experimentación: “Buscando he pasado por la publicidad, la animación y los comics”, cuenta quien en los últimos años se ha desarrollado como autor/ilustrador, publicando numerosos libros infantiles y juveniles para Argentina y otros rincones del mundo. Actualmente Presidente de la Asociación de Dibujantes de Argentina (ADA), ha ilustrado textos de Liliana Bodoc, Edgar Allan Poe, Liliana Cinetto, Norma Huidobro y Silvia Schujer, entre otros y otras. Lleva más de 120 libros publicados al momento. 

Le enviamos algunas preguntas por correo electrónico, y aquí sus respuestas: 


   

Acabás de ser reconocido con el Premio Pregonero de Honor, ¿qué significa este premio para vos?  

¡Alegría, emoción y honor!  Es el premio a una trayectoria de más de 20 años de visitar Escuelas, Ferias y Congresos en todo el país, participando en charlas, talleres y capacitaciones para divulgar la importancia de la lectura de la imagen en los libros de LIJ, y años de militancia y gestión en ADA para promover la profesionalización, lucha por los derechos y el reconocimiento de lxs ilustradorxs. Por todo esto es que siento que este reconocimiento es para todxs mis colegas dibujantes también.  

Estudiaste en Bellas Artes, ¿pero cómo comenzó todo? ¿Recordás tus primeras escenas, quizás de infancia, dibujando? ¿Y cómo se te ocurrió anotarte en Bellas Artes?  

Desde niño jugaba dibujando, haciendo mis propias historietas o imaginando mundos y personajes para después llevarlos al papel: es exactamente lo que sigo haciendo ahora. No lo supe hasta grande y cuando se me presentó la oportunidad de empezar a ilustrar libros cerca de mis 30 años (mis primeros trabajos fueron en animación, haciendo fondos) cuando descubrí que lo mío era contar historias: convertirme en ilustrador. Mi paso por Bellas Artes me dio todas las herramientas y recursos técnicos, no existían carreras de ilustración (al menos a una distancia posible para mí en aquel momento) y mi recorrido en la narrativa gráfica fue autodidacta, a medida que iba publicando y entendiendo este mundo de la LIJ. 

¿Recordás qué técnicas te fascinaron primero durante tus estudios?   

Yo siempre fui inquieto en ese sentido, y por eso mis libros pasan por varias técnicas, porque además creo que cada historia me pide una manera diferente de ser contada... ¡Y porque también me aburro enseguida! De todas formas, las luces y las sombras, y lograr climas siempre estuvieron dentro de mis búsquedas. 

¿Qué lugar ocupa la experimentación en tus procesos creativos?   

Es fundamental, aunque no puedo experimentar como quisiera porque trabajar de ilustrador demanda ser productivo y eso no se lleva bien con los tiempos que requiere dedicarle a jugar, probar y equivocarse. De todas formas, al cambiar de técnicas constantemente me obligo a que cada proyecto sea un desafío en este sentido y me saque del lugar de confort.  

¿Qué podés contarnos de tu trabajo a la hora de encarar un libro? ¿Qué de ese soporte te convoca?  

La razón por la que ilustro: ¡contar historias! Inclusive disfruto reinterpretar o generar un nuevo discurso en un texto, interpelar al lector para que encuentre nuevas capas en la lectura. 

Has ilustrado obras de Liliana Cinetto, Edgar Allan Poe, Manuel Mujica Láinez, Ema Wolf... ¿Qué podés contarnos del trabajo con las palabras de otros artistas? ¿Qué cambia cuando quien lo escribió está vivo y quizás podés contactarlo?  

Mis imágenes dialogan con las palabras de otros artistas y cuando tengo la oportunidad de contactar a los escritores todo se enriquece muchísimo más. Hay un ida y vuelta constante, especialmente porque me gusta mucho trabajar con amigos que es donde me siento mucho más cómodo. Siento que comparto ese proceso creativo con ellos. 

¿Por qué creés que tu lenguaje predilecto es la imagen? ¿Qué potencias tiene ese modo de comunicar? 

Porque es el que me sale naturalmente, es mi forma de expresar lo que tengo para contar y donde siento que puedo aportar mi mirada y reinterpretación del mundo. Tengo un montón de recursos a disposición para contar con imágenes y lo bueno es que tengo un gran desafío, el de seguir descubriendo nuevas formas de narrar.  

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