Tener una editorial “es una pésima idea”, pero...

Por Valeria Tentoni. 

Después de Independientes, ¿de qué?, Hernán López Winne y Víctor Malumian vuelven a Fondo de cultura con libro nuevo: La tirada. Una gran pregunta sobrevuela sus páginas y también el desvelo de todo editor al momento de publicar un libro: ¿cuántos ejemplares imprimir?  

Herramienta imprescindible para editores, estudiantes y profesionales del rubro, en este libro se desarrollan un sinnúmero de preguntas asociadas que permiten pensar una práctica que tiene alto riesgo y pocas certezas, con entrevistas a editoras y editores de renombre en América Latina y España, quienes entregan mucho de su experiencia y también de sus incertidumbres. 

La dupla, que también dirige la Feria de Editores, la distribuidora Carbono y el sello Godot, renueva su compromiso con la práctica editorial como experiencia comunitaria. 

Son socios en Ediciones Godot desde hace años, también comparten la dirección de la Feria de Editores, y este es su segundo libro publicado a cuatro manos. ¿Cuáles son los puntos de encuentro que los reunieron en el origen de su vínculo?  

Ante este tipo de preguntas siempre nos sorprende nuestro nivel de incertidumbre ante el futuro, no hay una planeación ni una idea clara de cómo van a pasar las cosas. Tanto la FED como Carbono surgen por una necesidad apremiante, un problema que no tenía solución y que de una u otra forma necesitábamos resolver, al menos para nosotros, si además podíamos darle una mano a otra persona tanto mejor. En el caso de los libros sucede algo similar. Cuando empezamos las entrevistas para Independientes ¿de qué? la intención fue aprender de colegas que ya habían transitado varios de los errores que nosotros estábamos cometiendo, preguntar y compartir ¿este problema, cómo lo resolvés? Para La tirada la dinámica fue muy similar, ¿cómo calculás la tirada? ¿cómo decidís si tenés  que reimprimir o no? ¿qué hacés cuando te equivocaste y te das cuenta que reimprimiste demás? Claro que en los libros que son un éxito de ventas estos temas están más resueltos, pero la mayoría de los libros están en un gris más riguroso y su éxito comercial se define en porcentajes muy chicos de venta. Así mismo, la experiencia demuestra que un libro que vendió 700 ejemplares en una tirada de 1000 es mucho más exitoso a nivel económico que un libro que vendió 10.000 en una tirada de 20.000 por una serie de costos invisibles en una primera instancia que tiene que ver con la logística, los ejemplares arruinados y el depósito. Solo por dar un ejemplo más extremo. Nos parece una gloria cada vez que aprendemos un dato contraintuitivo en una práctica que desarrollamos todos los días. 

La Feria de Editores tuvo una nueva edición récord en agosto, ¿qué balance hacen de este proyecto de cara a la próxima edición? 

Estamos muy contentos con el apoyo del público fiel de la FED. Por un lado, una inmensa alegría de un evento que suma a la industria y pone su foco en las pequeñas y medianas editoriales de todo Latam, por el otro una inevitable tristeza de años de años de contexto económico adverso que impacta duramente en las ventas y de la falta de políticas de desarrollo para el sector. Es una pena que en los puestos estratégicos no haya personas que estén viendo lo que sucede con las editoriales pequeñas y medianas de Argentina que son sinónimo de excelencia en el exterior. Países de la región como Chile, México o Colombia tiene políticas de inversión que hacen crecer al sector y lo fortalecen, ni hablar de España que lo ha hecho durante décadas.  

En La tirada aparecen testimonios de editores de sellos de todos los tamaños, ¿cómo fue esa parte del proceso y por qué les pareció importante incorporar sus voces? 

Muchas veces se bromea con que una pequeña editorial tiene más que ver con un productor artesanal que con una multinacional editorial, pareciera que los problemas tienen mucho más que ver con las escalas que con el rubro en sí. La forma de resolver problemas, las relaciones con los proveedores, mismo la forma de llevar la empresa a nivel números. Más allá de lo cierto o no de la broma, hay varias preguntas que atraviesan sin piedad a todos los tamaños y una de ellas es cómo calcula correctamente una tirada. Dentro de esa pregunta los porcentajes juegan un rol definitorio, si te sobra el 20% de la tirada y ese 20% son 1000 ejemplares no sucede lo mismo en el depósito que si ese 20% responde a 50 ejemplares, adicionalmente, en el depósito no sucede los mismo si tenés 15 referencias apiladas en tu living, que si llevás 150 títulos publicados, que si vas 1500 títulos publicados, todo esto es para decir que en este punto las grandes editoriales tienen una presión mayor por apuntar a cierto nivel de precisión en la tirada porque el margen de error es menor o se paga mucho más caro. Deberían, entonces, ser quienes mejor entrenado tengan el ojo para responder a preguntas como el cálculo inicial de una tirada, qué hacer con el stock remanente, cuándo reimprimir y por qué.  Por último, hay una matriz aún más interesante para sumar a estas preguntas de por sí complejas y sin una ecuación perfecta, cada país tiene su idiosincrancia desde el sistema de comercialización, pasando por las virtudes o defectos de la logística hasta el acceso o no acceso a la información consolidada de ventas y reportes. Solo por tomar tres ejemplos, ni Argentina, ni México, ni España se comportan de la misma manera en estos tres puntos.  

¿Cómo pensaron al público lector de este libro?  

Es una gran pregunta y la respuesta es levemente ambiciosa. El libro está pensado para cualquier editor que recién empieza, estudiante de edición o potencial editor, por un lado, pero aspira a dejarle al menos un dato o dos a cualquier editor que lleva más de una década editando. Desde nuestra mirada un libro sobre tu quehacer que te deja al menos un dato o una reflexión es el mejor tiempo invertido, esperamos a que todos los involucrados en la cadena de valor del libro encuentren al menos una reflexión que los deje pensando. No descartamos que para otros actores fundamentales como autores, libreros, correctores, traductores, diseñadores, entre otros, sea también un texto que ayude a entender por qué a veces los libros no aparecen o aparecen de golpe en cantidades extrañas en puntos inesperados.  

La editorial, dicen, es una “industria de alto riesgo y pocas certezas”. En un país como el nuestro, ese riesgo agregado puede parecer una desproporción, una misión imposible. ¿Por qué sí valdría la pena encararla? 

No hay que encararla, es una mala idea. La única razón para encararla que lo sientas inevitable, pero es una pésima idea.  

Impresiones, reimpresiones, adelantos, almacenamiento: La tirada aborda muchos problemas asociados al de la cantidad de ejemplares a producir. Este libro viene a traer información y opiniones a quienes ejecutan una actividad que puede ser muy solitaria y en ciego, ¿no? ¿Los editores se consultan entre sí, suelen contar con los otros para tomar este tipo de decisiones? 

Como sucede en cualquier rubro hay gente muy valiosa y generosa y otra no tanto por usar un eufemismo, en general nos conocemos todos y es notable como los nombres se repiten al momento de pensar la gente amable y la no tanto. Hecha esta aclaración para que no parezca un cuento de hadas, en nuestra experiencia siempre el rubro fue muy generoso, hay una serie de editores y editoras que consultamos asiduamente, muchos forman parte del libro y que siempre han sido generosos. Sin ellos hubiéramos cometido muchos más errores de los que ya realizamos. Siento que en general es así, la consulta sobre distribución, canal de venta y demás detalles es constante. Con la tirada creo que es distinto porque un poco se basa en libros anteriores, en ideas y recuerdos de libros anteriores al momento de literalmente adivinar la venta que podría tener. Pero para responder este tema, hay justo un libro cortito que acaba de publicarse (guiño, guiño).  

En cierto punto del libro se habla del “olfato editor”. ¿Qué se necesita, además de ese instinto, para sobrevivir en la selva de las librerías? 

Diríamos que una buena financiación es fundamental en una cadena de pagos bastante dilatada y donde la producción de un libro implica adelantar dinero constantemente, en derechos, en traducción, en ilustración y demás actores de la cadena del libro. Uno de los puntos que el libro deja bastante claro que esa selva es mucho menos hostil en Buenos Aires, donde las librerías suelen sostener las novedades en exhibición mucho más tiempo que sus hermanas en España, un poco por el ciclo mismo y el volumen del mercado. Quizás más que la magia o el olfato (quién no quiere un libro que venda miles de ejemplares) es la constancia y la línea de trabajo lo que tarde o temprano acerca a una comunidad lectora a un catálogo. Para lograr esa constancia no solo se necesita mucho trabajo sino una economía relativamente ordenada que no rompa la lógica de publicación.