Paraná Porá
Maruja Bustamante
Lunes 11 de abril de 2016
Tres extractos de la obra de 2009, tomados del libro Hija boba y otras obras, editado por Blatt y Ríos.
Textos de Maruja Bustamante.
2. A solas. La Polaca habla al filo de su facón.
POLACA: Yo soy la Polaca. No sé nada de Polonia. Vine a Corrientes en el vientre de mi madre. Me dicen Polaca. Uk. Uk es el apellido de mi padre. Si no se hubiera muerto, la vieja lo estaría esperando todavía. Que se le hayan pegado los huesos del frío en Polonia, le deseo a ése. ¿Y la vieja? Que en paz descanse. La Polaca Uk. Cerrada como una tumba. Como el cielo impenetrable. Buscona como los mosquitos. Como un potro que relincha en la doma, orgullosa. Dicen. Humor de tormenta brava de varios días. Violenta como siesta de verano. Dicen. Fiel y salvaje como un jagua. Eso. Un perro fiel y salvaje soy, dicen.
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5. La Gringa a solas. Le habla a la panza.
GRINGA: Yo soy la Gringa. La Gringa Bataraza. Me embaracé del Santo antes de lo del 5 de marzo. Ya estoy como de siete u ocho meses, creo. El Santo trató de salvarnos a mí y a la Polaca. Nos construyó el barco. Y nos metió en su casa. Él salía a cazar o a saquear con otros. La Polaca aprendió a usar la lanza para hacer carpa. La cosa se empezó a poner complicada. Fueron quedando pocas cosas que saquear o robar de almacenes y despensas. Entonces los hombres se mataban entre ellos como yacarés. El Santo supo que lo iban a matar porque un día vino y le explicó a la Polaca que teníamos que irnos para Córdoba, para la sierra. Y le enseñó a usar la brújula y todo. La puso al mando. Al otro día, lo degollaron y se pasearon con su cuerpo por la costanera hasta dejarlo ahí, para que le sacaran la carne los desesperados. Cuando lo vi achurado se me desgarró la garganta de los gritos pelados. La Polaca me calló de un tortazo y obedecí. Saqué todas las cosas que nos servían de la escuelita y me despedí de los gurises.
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11. La Gringa a solas. Apartada fuera del bote, parada sobre el hielo.
GRINGA: Bataraza me dicen, hijo. Porque era la más deseada. Todos me lo decían. Y cómo no iba a ser así, si de treinta negras hay una rubia como yo. Y de las muchas rubias, la gallina más rápida. Puta, me dice la Polaca. ¿Para qué te voy a andar con vueltas, con rebusques, hijo? La gallina revoltosa. Me enamoro en agosto y me desengaño en diciembre. Hay que pasar la primavera. Yo nunca fui mujer de un solo hombre… Hasta que se me apareció el Santo entre los naranjos con un sombrero de ala ancha que lo hacía alto como un volcán, tenía los ojos achinaditos y oscuros, bien negros, y la boca gigante repleta de dientes gigantes y bien blancos, era un póra. Uno de esos que persiguen los sueños de la siesta. Entonces me enloquecí, sólo quería sacar la lava de ese volcán. Santo, amé. Santito. Soy tuya, tu madre. Mi Santito Porá, bonito, chiquito, de mamá…