Mientras leés: tres poemas de Denise Levertov
Poesía estadounidense
Miércoles 08 de marzo de 2023
Con selección y traducción de Alejandro Crotto y Ezequiel Zaidenwerg, Cada verano el último verano es novedad de Zingo & Gafuri y de allí tomamos estos poemas.
Por Denise Levertov. Traducción e introducción de Alejandro Crotto y Ezequiel Zaidenwerg.
Denise Levertov nació en 1923 en Ilford, Inglaterra. Fue una poeta precoz: a los cinco años declaró que sería escritora, a los doce envió sus poeamas a T. S. Eliot, quien le escribió en respuesta una carta de aliento; a los diecisiete publicó su primer poema en una revista.
Al lector
Mientras leés, un oso polar plácidamente
orina y tiñe
la nieve de azafrán;
mientras leés, algunos dioses
se acuestan entre hiedras: sus ojos de obsidiana
están mirando las generaciones de hojas;
mientras leés, el mar
está pasando sus páginas oscuras,
pasando
sus páginas oscuras.
El hilo
Algo tira de mí suave,
invisible, silenciosamente:
un hilo, o una red
hecha de hilos,
más delgada que una telaraña
e igual de elástica. Yo aún no probé
su resistencia. No me ensartó
un anzuelo, desgarrándome.
¿Habrá sido hace poco que este
hilo empezó a tirar de mí?
¿O fue hace mucho? ¿Habré
nacido, con este nudo alrededor del
cuello, una correa? No es miedo,
sino un súbito
asombro lo que me hace
contener el aliento, al sentir
un tironeo justo cuando empezaba
a parecerme que se había aflojado y ya no estaba.
Lo que él fue
Hay alguien que llegó y que llevando
en germen su lejana muerte va a crecer
entre el dolor y la alegría de los hombres,
va a conocer la música y el llanto, y todo porque
la rara flor de tus muslos
se abrió en mi cuerpo. Desde nuestra alegría
la historia de un extraño empieza. ¿Quién
es este que cabalga en lo oscuro? Yacemos
a la luz de las velas; los invisibles y
veloces movimientos del bebé
estremecen mi vientre debajo de tu mano.
¿Quién es este que, concebido
en la alegría, va a quedarse
a solas nueve meses en un silencio amurallado?
¿Quién es este
que cabalga en lo oscuro; el tirano
del cuerpo nueve meses,
a solas nueve meses en un silencio amurallado
que no podemos comprender?
¿Sea quien sea, saldrá desde lo oscuro,
sus llantos suplicando compasión,
ya no será el tirano, pero estará solo todavía,
en una soledad donde no llega la memoria?
¿Y sus labios con sed buscarán estos pechos,
confiados, aferrándose a la vida?
¿Han de mirar sus ojos desde esa soledad?
Su sabio rostro, anciano e inocente,
deberá asumir una infantil ignorancia
antes de que lo conozcamos, un tercero
irrevocable en nuestras vidas; el bebé
debe dormir, llorar, pasar hambre, y mirar
varias semanas antes de conocer la risa. El amor
no podría desearle una vida sin sombras,
pero ojalá que siempre
haya amor en la vida que nuestro amor ha hecho.