La lengua es un ojo
Mancha de sangre, Ricardo Carreira, 1966
Curaduría de Lucas Soares
Jueves 03 de noviembre de 2016
Comienza hoy la curaduría de Lucas Soares, autor de La sorda y el pudor y Un drama eléctrico, entre otros libros de poesía. Con Ricardo Carreira inaugura la serie que armó alrededor de la poesía fotográfica, donde "la vista se anticipa a las palabras".
Selección y notas de Lucas Soares.
Escribir con la vista. Usar las palabras como una cámara que registra encuadres interiores a través de los exteriores. Al igual que una foto, cada poema es de algún modo una microfísica de la percepción. Una ampliación del detalle.
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Una poesía de tipo fotográfico, apoyada en la dimensión visual del lenguaje, donde el poema deviene un fotograma del instante decisivo. En 1915 Ezra Pound escribía: “La imagen es más que una idea. Es un vórtice o un racimo de ideas fusionadas y está dotada de energía”. En una poética fotográfica el poema extrae su potencia de las extensiones energéticas de la imagen.
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Parafraseando a Wallace Stevens, quien sostenía que en buena medida los problemas de los poetas son los problemas de los pintores, puede decirse que en buena medida los problemas de los poetas son los problemas de los fotógrafos.
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Fotográficamente hablando, en poesía se trata también -como quería Henri Cartier-Bresson- de “buscar el pequeño incidente y la pequeña verdad particular que puede llegar a tener una gran repercusión”. Se trata, en el fondo, de hacer del poema una epifanía fotográfica.
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La poesía fotográfica es un elogio de la superficie. Una apertura a la sensorialidad de los objetosa través del subrayado de sus diversas texturas. La imagen fotográfica, como la poética, nos empuja a intuir lo qué hay en y más allá de las superficies significantes.
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En poesía y fotografía todo empieza con un encuadre. El poema como el encuadre verbal de una imagen, cuya captura condensa la indecisión que existe entre todos los instantes en que se divide el flujo de la realidad. El poema como una prolongación óptica de la palabra.
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La poesía fotográfica no se agota en una voluntad descriptiva, ni es un mero instrumento de observación (realista, naturalista, objetivista). Es más bien un proceso instantáneo de implicación y transformación interior a partir de lo escrito con la vista.
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Revelar ángulos insospechados acerca de lo enfocado, abriendo en el poeta y en el lector una nueva capacidad de ver, al mismo tiempo que una plena conciencia de “saber menos” sobre lo visto. Como un poema, una fotografía –así la definía Diane Arbus- es “un secreto acerca de un secreto: cuanto más te dice menos sabés”.
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Una poesía de tipo fotográfico apunta deícticamente hacia qué y dónde mirar. El poema como una ética de la visión. Montaje visual hecho de palabras, a través del cual descubrimos qué aspectos reviste lo enfocado una vez vuelto poema.
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En estos fotogramas poéticos que siguen a lo largo de cuatro entregas, se aborda la escritura del poema desde una estrategia visual, que interroga lo que se presenta a la mirada sin afectaciones retórico-formales que opaquen la idiosincrasia visual de las cosas. En ellos la vista se anticipa a las palabras. La imagen precede al pensamiento.
Ricardo Carreira
Una mujer está en el baño, desnuda, su ropa
seca está sobre el suelo mojado.
La ropa va absorbiendo poco a poco el agua.
*Ricardo Carreira, Poemas, Buenos Aires, Atuel, 1996 [reedición: Ricardo Carreira, Mataderos, Buenos Aires, Ediciones Stanton, 2012].