La imperfección y la belleza según Pessoa
Un poema de su heterónimo Alberto Caeiro
Miércoles 31 de mayo de 2017
"Si no hubiera imperfección habría una cosa menos, / y tiene que haber muchas cosas / para que haya mucho que ver y oír": uno de los poemas del maestro que habitaba en Fernando Pessoa, su heterónimo Alberto Caeiro.
Tomado de la poesía de Alberto Caeiro que publicó en Argentina El Cuenco de Plata con traducción de Teresa Arijón y Bárbara Belloc, uno de los poemas del heterónimo de Fernando Pessoa que tomó vida en marzo de 1914 con El cuidador de rebaños, escrito de pie, frente a una cómoda, casi por completo de un tirón. "Había aparecido en mí mi maestro", le dijo a un amigo por carta sobre esa sesión de escritura.
"Sentir es estar distraido", también escribió Pessoa en estas páginas entre las que encontramos una especie de himno a la imperfección, de oda a lo que los taoístas llaman la ficción de los sentidos.
A veces, en el atardecer de los días de Verano,
aunque no haya nada de brisa, parece
que pasa, por un momento, una brisa leve...
Pero los árboles permanecen inmóviles
en todas las hojas de sus hojas
y nuestros sentidos tuvieron una ilusión,
tuvieron la ilusión de lo que les gustaría...
¡Ah, nuestros sentidos, esos enfermos que oyen y ven!
Si fuéramos como deberíamos ser
y no hubiera en nosotros necesidad de ilusión...
nos bastaría sentir con claridad la vida
y ni repararíamos en que hay sentidos...
Pero gracias a Dios que hay imperfección en el mundo
porque la imperfección es una cosa,
y el que haya gente que se equivoca es otra,
y el que haya gente enferma vuelve gracioso al mundo.
Si no hubiera imperfección habría una cosa menos,
y tiene que haber muchas cosas
para que haya mucho que ver y oír
(mientras los ojos y los oídos no se cierren)...