La escritura es otra cosa
León Plascencia Ñol
León Plascencia Ñol
Miércoles 27 de abril de 2016
"¿Cuánto del río subsiste / en el poema? ", escribió el autor de Revólver rojo. Es el invitado a la última entrega de la curaduría de Soledad Castresana, quien completó el panorama de poetas contemporáneos mexicanos inaugurado por Paula Abramo.
Notas y selección de Soledad Castresana.
Cuando leí los primeros poemas del libro Revólver rojo de León Plascencia Ñol, me sentí en casa. Hay alguna poesía con la que pasa eso. No sé si es la mirada sobre la naturaleza, ciertas palabras, ciertos ecos de lecturas.
León nació en Jalisco en el 68. Es escritor, artista visual, dirige filodecaballos editores y es miembro del Sistema de Creadores de Arte de México. Recibió, entre otros, el premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008, el Nacional de Literatura Gilberto Owen 2005 y el Álvaro Mutis (México-Colombia) 1996.
Disfrutó de residencias artísticas en Bogotá, Colombia, y en Seúl, Corea, en 2007 y 2012. Tanto en su poesía como en su trabajo visual aparecen marcas muy fuerte de su experiencia en Oriente.
Sus últimos libros publicados son El lenguaje privado (filodecaballlos, 2014), Polaroids de grullas volando bajo un cielo naranja (2013) y Revólver rojo (2011).
Comparto tres poemas del último. En el blog poesíamexa, pueden leer y ver este libro completo y otros dos.
Imitación de José Watanabe,
quien a su vez imita a Basho
Para C, aún en Bogotá
Los dragones voladores despiertan
una insospechada duda: ¿cuánto del río subsiste
en el poema? Aletean minúsculos frente a mí y yo quisiera escribir
un sijo para ti. Tengo compasión: la roca
está cansada por el paso del agua, choca contra ella y la rebasa. No
hay molde para contener un ejército de dragones alados
enfrentándose
a la brisa que sale de los juncos. Quería decirte en este poema
algo sobre la belleza roja del paisaje. Fue sólo un momento.
Vi el agua
descender abochornada por el río: se cubría los pliegues y
aparecieron ellos,
un ejército marcial y fiero. Todo el rojo no cabe aún, explota
silencioso. Las hojas del árbol parecen garras que se abren rojas
también en su melancolía. Quería escribirte este poema.
La lluvia no me deja. Sólo
conservo del paisaje lo que ya olvido. ¿Cuánto del río subsiste
entre nosotros?
Anotaciones posibles
Todos los árboles no hacen un bosque. Acaso bosque construya
la posibilidad del bosque. Todos los árboles es escritura; distinta a
la escritura de la rama, de la hoja, del tronco vencido por el peso.
Cada palabra es un registro distinto. Cada palabra es y árboles no
son bosque: son escrituras contrarias. Contrario es lo que dicen:
¿árboles contiene bosque? Ramas, hojas, tronco vencido por el peso.
La escritura es otra cosa. No existen. No se dice árboles, bosque:
enramada: se dice. ¿Y eso basta?
Limpieza general
Es posible que suceda. La rama
que se quiebra, el mirlo asustado,
tus ojos detenidos. No hay mentira
posible. La alfombra azul de flores
eruditas; las miradas o casi,
no parecen. Me aferro a ti, dijeras
casi en susurro. Es lenguaje,
papel incierto. —El mirlo asustado.
Quisiera abrazarte, digo,
pero hay nubes, rastros
de otro tiempo.