El Nobel y los clásicos
Entrevista a John M. Coetzee
Lunes 02 de mayo de 2016
El escritor sudafricano, que recibió el premio Nobel de literatura en 2003, habla de su relación con los clásicos a propósito de la publicación del volumen de ensayos literarios Las manos de los maestros (El hilo de Ariadna). "Una Biblioteca Nacional debería ser el principal depósito de la memoria escrita de una nación", dice.
Por Patricio Zunini.
El nuevo libro de ensayos literarios de John M. Coetzee se llama Las manos de los maestros y está compuesto por 13 textos críticos que van de Eliot a Arthur Miller, de Lessing a Whitman, de Faulkner a Philip Roth. El libro sale por la editorial El hilo de Ariadna, sello con el que que Coetzee mantiene una relación especial ya que ha publicado los ensayos Cartas de navegación, El buen relato —una conversación con Arabella Krutz sobre la verdad, la ficción y la terapia psicoanalítica— y los libros que integran su Biblioteca Personal: Madame Bovary, La letra escarlata y La muerte de Iván Ilich, etc. Pese a la admiración que tiene por Cervantes, Coetzee no incluyó en esta colección al Quijote. En el lanzamiento explicó que no lo hizo porque “no tenía ningún sentido presentar la obra más conocida del idioma español a los lectores de habla castellana”.
—¿Cuánto cambiaría su Biblioteca Personal si la presentara en Australia o en Sudáfrica?
—Añadiría al Quijote a la colección. El resto de la selección seguiría siendo la misma.
Es famosa la aversión que el escritor sudafricano tiene por las entrevistas. Esta vez, sin embargo, aceptó responder brevemente algunas preguntas en relación al libro de ensayos.
—Ud. tiene un largo ensayo sobre Borges que no incluyó en Las manos de los maestros: ¿fue por la misma razón que no incluyó al Quijote en su Biblioteca Personal?
—No creo poder decir algo sobre Borges que no le resulte familiar a los lectores argentinos.
—¿Cambió su percepción sobre la obra de Borges desde que visita con frecuencia a Buenos Aires?
—Ha cambiado muchísimo en los últimos años. He empezado a ver cuán estrechamente implicado estaba con la vida social y política de la Argentina de su tiempo.
En los primeros ensayos de Las manos de los maestros, Coetzee recorre la historia cultural de Sudáfrica. El gran interrogante de esos textos sería: ¿Por qué el arte no fue capaz de desmantelar los dispositivos de dominación y violencia?
—¿Toda crítica literaria es crítica política?
—Hay muchas variedades. Algunas son puramente formales o estéticas.
—En el texto sobre Nadine Gordimer, usted menciona la controversia pública que provocó Padres e hijos, de Turgueniev. Dado que hoy, difícilmente una novela genere una polémica como aquella, ¿cuál es hoy el rol del escritor?
—No hay un único papel para el escritor. Algunos se contentan con complacer y entretener a su público, otros se ven con la función de analizar y criticar ortodoxias reinantes.
Si la Biblioteca Personal de Coetzee era una apología de los clásicos, el primer artículo de este nuevo libro avanza directamente sobre la noción de clásico, que, para él, es tautológica: un clásico es todo aquello que la crítica considera clásico.
—El crítico y escritor Carlos Gamerro presenta su versión Hamlet (Interzona) con un prefacio en el que dice «Un clásico no es sólo un texto que tiene algo nuevo que decir en cada época; un clásico es un texto del cual cada nueva época debe decir algo nuevo si quiere conformarse como tal». ¿Cuál es su opinión sobre esta frase en relación a su noción de clásico?
—La idea de clásico de Gamerro está cerca de la mía. En la música, por ejemplo, cada nueva generación de intérpretes da su propia interpretación de los clásicos.
—Hace unos días, junto con intelectuales de distintos países, firmó una solicitada en contra de los despidos que se produjeron en Biblioteca Nacional. ¿Cuál debe ser el rol de una Biblioteca Nacional?
—Una Biblioteca Nacional debería ser el principal depósito de la memoria escrita de una nación.
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