Dos autores chilenos desembarcan en Filbita
Viernes 25 de octubre de 2024
Se trata del ilustrador Sebastián Ilabaca y del escritor de libros infantiles y juveniles Esteban Cabezas. La sede de esta edición del festival también será trasandina: el centro cultural de la Embajada de Chile.
Del 8 al 10 de noviembre, Filbita tendrá una nueva edición en Buenos Aires con más de cincuenta actividades gratuitas y presenciales para grandes y chicos. La sede será el Centro Cultural Matta, el centro cultural de la Embajada de Chile, y la hermosa Plaza República de Chile (Tagle entre Libertador y Figueroa Alcorta), donde se desarrollarán talleres, charlas y mesas para lectores adultos, pero sobre todo y especialmente contenidos para niñas y niños curiosos.
En esta oportunidad, participarán más de cincuenta autores de Argentina, y serán cuatro los invitados internacionales. Entre ellos, también de Chile, el ilustrador Sebastián Ilabaca y el escritor de libros infantiles y juveniles Esteban Cabezas. Con tanta presencia trasandina en esta edición, decidimos entrevistarlos mientras esperamos su visita a Buenos Aires a propósito de sus vidas creativas en el país vecino.
Esteban Cabezas contó que los autores chilenos que marcaron su infancia fueron Marcela Paz con Papelucho y Themo Lobos con Mampato. Entre los autores chilenos que sigue actualmente, que son autores/ilustradores, señala a Pato Mena, Marko Torres y Fabián Rivas. “Son ultra graciosos”, asegura. Y Sebastián Ilabaca tiene varias coincidencias, como señalar a Themo Lobos como primera gran influencia: “Quería dibujar como él y hacer historietas. Luego aparecieron nombres como Lukas, Pepo, Hervi y Coré dibujantes chilenos cuyo trazo me hacía querer practicar cada día. Hoy siento gran admiración por varios colegas, como Paloma Valdivia, Karina Cocq, Isabel Hojas, Gabriela Lyon, Pablo Luebert o Pato Mena”.
Cabezas comenzó en periodismo (todavía escribe crítica gastronómica y de viajes) y desde allí hizo el camino hasta los libros para infancias: “Partí escribiendo para niños y niñas tras buscar libros para mis hijos, y ponerme el desafío de escribir algo que les resultara gracioso a ellos. No me costó encontrar el tono, aunque igual ellos revisaban mis textos y después me decían si alguno de mis chistes era muy rancio o viejuno”, cuenta el autor de libros como Diez niñas piratas, Arvejas en las orejas o la saga de Julito Cabello.
“Para mí todo comenzó como en la mayoría de las infancias, el dibujo como una forma de juego”, cuenta Ilabaca, autor de libros como El bosque y Aserrín aserrán. “Desde muy niño con mi papá jugábamos a la raya loca, donde uno hace una línea garabateada en el papel y el contrincante debe usarla como punto de partida para construir un dibujo. También me inventó una caja de luz para poder copiar dibujos que me gustaban. Mis tesoros favoritos eran los libros con dibujos y pasaba todo el día copiándolos en la caja de luz, tratando de entender cómo estaban hechos. Un día llegó con un tomo gigante empastado de la revista para niños Cucalón en la que había un artículo donde explicaba cómo se dibujaban las historietas de Mampato, de Themo Lobos. Ahí recién entendí que un grupo de adultos estaba a cargo de crear esos dibujos y supe que quería hacer lo mismo”.
Los dos autores estarán ofreciendo actividades gratuitas durante el festival, una oportunidad imperdible. Entre ellas, talleres para los que ya está abierta la inscripción por acá.
En los libros de Cabezas hay un gran caudal humorístico y una base en la novela de aventuras: “Aunque el problema de escribir con humor es que no te tomen en serio, como dijo E.B. White, la verdad es que me acomoda que pase eso. Mi búsqueda es ser lo menos literatoso posible y que leer mis libros sea leve”, dice el autor de El niño terrícola. Sus libros suelen estar pensados para niños y niñas de hasta diez años de edad: “Evito escribir para jóvenes y tengo sólo un libro como para más grandes. Me cuesta el público con espinillas”.
"Los libros ilustrados son como un museo que cabe entre dos tapas de cartón y encuentro que hay pocas cosas más lindas en el mundo que eso”, dice Sebastián. En la obra de Ilabaca hay notable presencia del mundo de la naturaleza y también un gran amor por el misterio, por cierto mundo mágico. “Yo crecí en una casa sin jardín, en un barrio sin plazas. Quizás esta naturaleza mágica y misteriosa es la forma que tomó un jardín o un bosque que fue creciendo en mi cabeza con el tiempo”, cuenta Ilabaca, ganador del premio de literatura infantil Marta Brunet y de la medalla Colibrí entregada por IBBY Chile. “Creo que mientras menos piense en el estilo, mejor me salen los dibujos. A veces tienes muchas ganas de dibujar algo distinto o con otras técnicas y la auto percepción de un estilo definido puede ser un obstáculo”, admite.