De qué hablamos cuando hablamos de edición independiente
Un debate que no se agota
Miércoles 16 de agosto de 2017
El martes pasado se presentó Independientes, ¿de qué?, el libro de Hernán López Winne y Víctor Malumián sobre experiencias editoriales recientes. Alejandro Katz y Alejandro Dujovne lo presentaron y reavivaron el debate frente a una sala completa, con la presencia de varios editores más.
Por Valeria Tentoni.
"La diferencia entre un lector y un editor es que el editor, cuando termina de leer un libro que le gusta, siente que tiene que hacer algo más que recomendarlo para difundirlo. Es alguien que está tan loco que entonces monta una editorial e invierte en eso", dice Víctor Malumián en la puerta de la Librería del Fondo y Centro Cultural Arnaldo Orfila Reynal mientras empieza a llegar el público, bien surtido de editores argentinos -los de Mardulce, Sigilo, Blatt & Ríos, Gárgola y Galería Editorial presentes, por caso-, como él. Junto a Hernán López Winne, además de llevar adelante y desde 2008 el sello Godot, acaban de publicar aquí Independientes, ¿de qué?, por Fondo de Cultura, que salió primero y hace un año en Guadalajara.
"Es una recopilación de experiencias de unos treinta editores de todo latinoamérica, donde cuentan todos los errores que cometen desde que empieza una editorial hasta que logra estabilizarse. La idea es que quien lo lea pueda al menos evitar algunos de ellos", agrega. En su caso, hace recién unos tres años que Godot le permite a la dupla subsistir: el de hacer sustentable una editora, por lo general, es un proceso largo y trabajoso. La misión, además, es alta: "Publicar un libro es ponerlo en el medio de una conversación; organizar una editorial es, en algún punto, organizar una conversación con la sociedad", citan en el libro a Gabriel Zaid.
Doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET, Alejandro Dujovne fue el encargado de abrir el encuentro y lo hizo aludiendo al doble movimiento que hicieron López Winne y Malumián, como observadores y a la vez actores del universo en cuestión. "En esa zona de lo independiente, buscan una serie de actores afines, con los que se sienten acompañados. Y la manera en que ellos usan esa categoría habla de un momento de la edición, de ciertas condiciones de posibilidad".
Dujovne hizo hincapié en que, aun en un contexto difícil -atento al nuevo informe de la Cámara Argentina del Libro, que comenta en la subnota-, la tarea editorial ha ido ganando visibilidad de modo rotundo. E Independientes, ¿de qué? se afirma en la dimensión profesional de la actividad. "La noción de independiente, desde su inicio, es una noción fuertemente política (...) No hay nada más político que un proyecto sobreviva en el tiempo", subrayó Dujovne.
Alejandro Katz, quien fuera director del Fondo de Cultura Económica y desde 2004 lo es del sello que lleva su apellido, halagó que el libro no propusiera categorías fijas, sino modos de pensar problemas: "Contribuye a una conversación más amplia y generosa". Advirtió que hay un piso de entendimiento en el libro, una serie de acuerdos y presupuestos alrededor de ciertos términos: "Quienes no los comparten no pueden ser parte de la conversación. De hecho, quienes actuamos en la edición el modo en que los autores sugieren que actuamos, lo hacemos así: excluyendo a quienes no participan de una serie de códigos bastante cerrados".
"¿Qué es este libro? Es una breve historia del capitalismo sintetizada en la breve historia de los editores jóvenes analizados. Porque es el paso de la artesanía a la industria, de la comunidad al mercado, de la afición a la profesión. Es, en todos los casos que ellos van narrando, una breve historia del trayecto que a occidente le llevó 150 años, capturado en 150 páginas", condensó Katz. "Es una especie de análisis crítico de la cultura de masas, sin mencionarla, porque todo lo que se quiere dejar de lado es la cultura de masas. Es también un retrato de familia y un manual de instrucciones, un libro empírico y teórico a la vez".
No fue ese día que Katz estrenó las críticas a la idea de "edición independiente", y en este caso dijo que, en el libro, "independencia es una categoría que sustituye a otra, que es la categoría los-editores-que-hacen-los-libros-que-nos-gustan-y-además-son-amigos-nuestros": "No hay ningún sostén para la categoría 'editorial independiente'. Ninguna de las virtudes que se le asocian se define con la palabra 'independiente'. Es una categoría amorfa, en la que cabe lo que el enunciador quiere que quepa y lo que el lector acepte que ponga. Y eso a mí me parece que no ayuda a la conversación". Para Dujovne, sin embargo, no conviene descartar esa categoría, "porque hay editores que se reconocen en ella. Hay un uso social, una eficacia de esa categoría". Dentro del libro, el término también queda problematizado: "Parecería que el mayor logro que ha generado esta categoría es cierto manto de pureza".
También encontró Katz objeciones en cuanto al término "bibliodiversidad": "Es una palabra cargada de ideología, que funciona como ideologema: lo que nos impide pensar aquello de lo que hablamos. Diversidad es lo que sobra, y ése es uno de los problemas de la edición. Hay una sobreoferta de títulos que es disparatada. Entonces, el problema no es de diversidad: no falta ni un solo libro de poesía que va a vender 50 ejemplares ni un sólo libro de autoayuda que va a vender 50000. Sí, por supuesto, hay autores que no consiguen editores... Y entonces van a Dunken. Me parece que hay que ser rigurosos, porque si no lo somos, nos confundimos". Después agregó que esas no eran críticas a los autores ni al libro, sino "a un dispositivo que se autoalimenta con estos dos conceptos sin saber muy bien cómo parar la rueda. Estamos hablando de independencia y bibliodiversidad hace cuarenta años, y no sabemos qué hacer con los libros que no vendemos. Me parece que los problemas son otros".
Después del encuentro, Dujovne continuó reflexionando sobre el asunto: "Al desechar las dos categorías (independencia y bibliodiversidad) sobre las que se monta la crítica más fuerte a las lógicas mercantiles que avanzan sobre la producción cultural, se despolitiza el espacio y se aplana la discusión. Que no hayan servido hasta aquí -cosa que me animo a discutir-, habla menos de esas nociones que de los modos en que el sector editorial se piensa y discute a sí mismo".
Al final de la presentación, tanto Katz como Dujovne propusieron líneas para un segundo tomo, esperando nuevos desarrollos acerca de temas que quedaron fuera del libro, como la edición digital, el lugar de las librerías, el del Estado, la Feria del Libro o el rol que juegan los lectores. "La pregunta por el lector es la pregunta por el futuro de la circulación, y me parece que necesitamos un libro sobre eso", insistió Katz.