Un combo complicado
Alejandro Dujovne, especialista en el área
Nuevo informe de la Cámara Argentina del Libro
Jueves 17 de agosto de 2017
Ayer, la Cámara Argentina del Libro presentó el nuevo informe semestral de producción en el área editorial, su comparación interanual y la situación general del sector. Aquí, la opinión especializada de Alejandro Dujovne ante los datos.
Doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET, Alejandro Dujovne señala que hay tres indicadores importantes a tener en cuenta en los informes de la Cámara Argentina del Libro: el número de novedades anuales, el número de ejemplares que se producen y la balanza comercial. Para leer estos datos hay que tener presente que se atiende a lo que produce el sector comercial -aquellas editoriales que producen más de tres títulos anuales y cuyo principal objetivo es la venta de libros, en vez de editoriales institucionales, gratuitas u ONG's, por caso.
"Si observamos la cantidad de novedades anuales, vemos que no hay variación sustancial respecto del año pasado, a iguales meses. En 2016 ya había habido una baja y esa baja se mantiene, no creció ni disminuyó". En números concretos: en 2015, las novedades fueron 13.320; en 2016, 13.672 y en 2017, 13.555. "Hay algunos movimientos leves, nada significativos. Distinto es el caso de la cantidad de ejemplares", dice Dujovne.
"Ahí sí vemos una disminución sensible en el número que se produce": de 41.129.047 ejemplares en 2015, a 32.806.205 en 2016 y unos 25.115.762 en 2017, observado de enero a junio, sin incluir reimpresiones. "La baja es constante, año a año, y ahí tenemos que ver dos cosas. Por un lado, una retracción general del consumo. La CAL implementó una encuesta permanente de ventas a editoriales, que muestra 25 editoriales testigo que represdentan distintos rubros y tamaños, para ver sus ventas mes a mes. Las ventas en unidades en el primer semestre cayeron un 20% en promedio respecto de 2016. No obstante, en junio y julio hay una leve recuperación -respecto del año pasado, que es bajo-, pero de todos modos es tan breve el periodo que se toma que uno no puede hablar de tendencia. Lo que tenemos es una pequeña mesetita de recuperación que hay que seguir, a ver qué pasa", explica.
También hay que atender, dice, a la balanza comercial: "La situación sigue siendo, para mí, bastante grave. Si bien no tenemos los números totales del año, la tendencia es un incremento de las importaciones, y en términos de exportación pareciera que van a estar al mismo número que el año pasado. Hay un problema ahí. Hay una importación que siempre es deseable, la de libros que acá no se consiguen -lo que aumenta la bibliodiversidad- y son, en general, de nichos específicos; cualquier restricción a eso siempre es mala. Pero ahora nos encontramos con la importación de saldos, sobre todo españoles. Son un problema: stocks a precio muy bajo, libros de buena manufactura que compran los importadores. Eso lo que hace es saturar más un mercado con un consumo ya resistringido. Las editoriales que no tienen demasiada fuerza para disputar espacios de visibilidad en las librerías encuentran que sus libros permanecen menos tiempo en estantes y son devueltos mas rápidamente. Porque a la librería no le conviene tener libros de baja rotación. Así, la producción local pierde competitividad frente a esto".
El problema que tenemos, además, es dónde se imprime: "Los talleres graficos locales están mal, se está imprimiendo mucho afuera, básicamente algunas editoriales grandes, con tiradas igualmente grandes, lo que justifica traerlos", analiza Dujovne el panorama, en el que no encuentra políticas anticíclicas que el Estado podría tomar para evitar se mantenga o empeore el cuadro. "Cuando tenés un ciclo negativo, un gobierno puede, y a mi juicio debe, establecer medidas para que un mercado no decaiga. Y el Estado no tiene una política anticíclica con respecto al mercado editorial, sino que, de hecho, recortó instrumentos, como el de las compras complementarias del Ministerio de Educación, que se redujo a cero".
¿Y por qué Argentina no exporta libros, ya que su calidad es de excelencia? Una de las razones es el costo del libro: si bien es un producto que no lleva IVA, sí lo llevan todos los rubros intermedios -como la tinta o el papel, "que está cartelizado"-, lo que se acumula en el precio final. Otra de las razones es el atraso de tecnología que observa Dujovne en el parque gráfico local, en el que algunos libros de complejidad no se pueden realizar y faltan inversiones en maquinaria.
Baja del consumo, retracción del Estado en la compra e ingreso de saldos que presionan sobre el mercado: “Es complicado. El combo es, a priori, malo”.