Byung-Chul Han: "La muerte no es un mero punto final"
Pensamiento
Jueves 13 de mayo de 2021
Compartimos la introducción a Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas sobre la muerte del filósofo surcoreano que piensa desde Berlín. Publicó Herder.
Ese interpreta la muerte.
La muerte no guarda silencio sobre nada.
Elías Canetti, El suplicio de las moscas
Me gustaría, ¿por qué no?, hacer una excursión en compañía
de puros nadies. Por supuesto a la montaña, .¿adonde
si no? ¡Como se apiñan todos esos nadies, toda esa cantidad
de brazos sacados y entrecogidos, toda esa cantidad
de pies separados por minúsculos pasos! Todos vestidos
de frac, por supuesto. Vamos así, el viento sopla por entre
los huecos que dejamos nosotros y nuestras extremidades.
¡Las gargantas se liberan en el monte! No cantamos de
puro milagro.
Franz Kafka, Excursión a la montana
No arrimado a nadie con la mejilla,
sino arrimado a ti, vida.
Paul Celan
La muerte conlleva una retórica singular que la multiplica, que la convierte en un fenómeno, en una manifestación o una experiencia viva. Una elocuencia singular hace que se pronuncie el ≪estar vuelto hacia la muerte≫. La muerte no es un mero punto final, sino un punto cero de la vida, donde esta comienza. La muerte siempre ha empezado ya a hablar, a apuntar, a hacer de ventrílocua con la vida. En torno a la muerte proliferan fenómenos. Hace que se desarrollen metáforas y metonimias. Es esta apariencia necesaria la que hace que la vida sea lo que es. Pero lo aparente no es lo falso, no es lo opuesto a lo verdadero. La apariencia no se limita a falsear el ser, sino que hace que se manifieste de un determinado modo, convirtiéndolo así en lenguaje. La apariencia glosa la muerte. Al ser un fenómeno que se manifiesta, la muerte se hace historia. La naturaleza siempre viene elaborada ya por apariencia de la muerte. Su elocuencia resplandece sobre la mudez y la acalla. Habrá que dejar que la muerte hable, concederle la palabra, consciente o inconscientemente, hasta que ella le quite a uno toda palabra y toda expresión, hasta que le haga imposible toda posibilidad de expresarse, hasta que se funda con la naturaleza indiferente, con su mudez… en un punto inescrutable pero al mismo tiempo muy habitual, en el punto final que introduce una parálisis absoluta de la palabra, del lenguaje, de la lengua, una apática nada sin elocuencia alguna que estaría más desnuda que el silencio. En este libro se describen algunos tipos de muerte. Pero no unos tipos cualesquiera, sino precisamente aquellos que parecen ser más próximos a la muerte y más similares a ella, que en lugar de ocultarla bajo una apariencia rígida parecen aproximarse y arrimarse a ella asintóticamente. Tales tipos de muerte serian elocuentes síntomas de este movimiento asintótico de arrimadura. Aquella singular retorica es regulada por una mimesis de la muerte que, sin embargo, siempre conlleva una diferencia, una falta de identidad. Todos los síntomas miméticos y asintóticos remiten a aquel lugar cuasiutópico en el que nadie despierta. Los pensamientos que siguen van de camino a una nemologìa.