Columnas

Agnetha

Deseo y moral

"El deseo se convirtió en una cosa imperiosa, señalada, inexorable; de ahí en más el deseo se volvió un mandato, se volvió un deber, es decir, en resumen, una moral".

Por Martín Kohan.

Agnetha existió un poco antes, justo antes de que todo empezara a cambiar (y cambiara para siempre). Porque casi inmediatamente después surgió Madonna, y con Madonna el desenfado, con Madonna lo ostensible; después surgió Madonna y en el pop esa manera más bien subrayada, incluso impostada, de poner en escena lo sexual. Con Madonna el deseo se convirtió en una cosa imperiosa, señalada, inexorable; de ahí en más el deseo se volvió un mandato, se volvió un deber, es decir, en resumen, una moral. Había que calentarse (quisiéramos o no quisiéramos). La mano ahí, la lengua allá; el sexo pasaba a ser obligatorio, por tajante y por omnipresente, avanzaba desde el escenario (o desde la pantalla) y se nos imponía.

Luego la posta pasó a Britney Spears (y a la vez que pasó, se perdió un poco por el camino. Britney llegó hasta a hacerse besar por Madonna, a ver si por esa vía le transfería el secreto, cosa que parece no haber ocurrido). Con Britney Spears, la moral de la calentura, la imposición coercitiva del deseo, declinaron hacia el formato del cachondeo con instructivo, con una codificación reglada del desear que hay que cumplir con estricta puntualidad. El declive continuó con Miley Cyrus, que exagera hasta la caricatura el decálogo de la excitación, actúa el protocolo entero del imaginario lúbrico y lo actúa siempre tan mal, sus guarradas libidinosas se ofrecen sobre un fondo tan de hastío y apatía, que esa nada es lo que, a su pesar, acaba prevaleciendo. Ya no sabe qué más hacer para lograr calentarnos un poco, y cuanta más urgencia muestra, cuanto más apremio exhibe, menos y menos efecto consigue, más fríos que nunca nos deja.

En cambio, Agnetha… En cambio, Agnetha… ¡Agnetha Fältskog! Deberíamos pronunciar ese nombre tan singular con la desesperada delectación con la que Humbert Humbert pronunciaba el de Dolores Haze: “Lolita”. Agnetha, sí: Agnetha. ¿La recuerdan? La rubia de ABBA. ¿Cuál era su “A” en ABBA: la primera (la de la iniciación) o la última (la de acabar)? Ninguna combinación en el pop podría resultar tan potente como la que nos ofrecía ABBA: la de los dos esposos cediéndonos a sus mujeres, dejando que jugaran, entre ellas, para nosotros. Ellos dos un poco atrás, un poco de lado, un poco nabos, un poco ajenos; y ellas dos (pero en las dos yo veo a una: yo veo a Agnetha, veo siempre solamente a Agnetha) uniendo sus voces, uniéndose en la voz.

Dice bien Roland Barthes (qué cosa no dice bien Roland Barthes) que lo erótico no es el cuerpo desnudo, sino una franja de piel entre dos franjas de tela. Pues bien: miren el resquicio que apenas se entreabre en el vestido de Agnetha en la tapa del álbum Voulez-Vous. Espíen (porque apenas si puede espiarse) la promesa de ese poco de piel. Olviden a Miley Cyrus, que ya no sabe qué más hacer con sus dos tetas al aire; olviden a Madonna, cuya mano se acalambra de tanto clavarse mecánicamente en la concha; y quédense un poco (un poco o mucho, y por qué no para siempre) tanto mejor ahí, en la delicada rasgadura del vestido terso de Agnetha.

Agnetha Fältskog: Agnetha, Agnetha. Cruzaba miradas dulces con Anni-Frid, giraban para como enfrentarse y acercarse en un juego perfecto de umbrales y de inminencias, como en el video de “Dancing Queen” o en el video de “Mamma mia”. El rostro de Agnetha al cantar: un paisaje inolvidable de ojos que se entrecierran y boca que se entreabre, la cabeza suave se echa hacia atrás, nos hace pensar en Suecia, en una figuración de evocaciones nórdicas, en un abrigo a la intemperie (como en el video de “Chiquitita” o en el video de “Knowing Me, Knowing You”), en una fogata a la intemperie (como en el video de “Fernando”).

Agnetha suele lucir más bien contenida. Lo que más le sienta es ese cierto retraimiento, esa contención maravillosa que sólo por torpeza podría confundirse con lo reprimido o con lo represivo. Es todo lo contrario: la contención de Agnetha no expresa sino la promesa fabulosa de que podría soltarse. En vez de lo subrayadamente suelto, en vez de lo forzadamente soltado, el tenue remilgo de Agnetha, su tan perfecto recato, es el sueño de un soltarse que en ella bien presentimos, que podemos atisbar.

La verdadera represión llegaría después: llegaría con la estricta obligatoriedad del goce, con la rígida prohibición de las renuencias, con el imperio de la disponibilidad compulsiva, con la presión para que toda inhibición se mantenga oculta en algún rincón de cada cual, con la rigurosa sobreactuación de desenvolturas, con la impiadosa estigmatización del temblor sentimental, tan hecho de inquietud y de zozobra.

Hay que escuchar la versión de “SOS” que acaba de hacer Portishead, para entender lo que siempre supimos que existía en el fondo de ABBA.

Artículos relacionados

Aislamiento

En esta nueva entrega, Jorge Consiglio cruza las vidas de dos hombres retirados: Egidio, un noble bizantino del siglo VII, y Aballay, el personaje de Antonio Di Benedetto.

Una tentación contemporánea

María Sonia Cristoff cruza Desaparecer de sí, de David Le Breton, y Cicuta para los oídos, de Sebastián Hacher , alrededor de las fantasías escapistas de nuestra era.

Sin solución

Martín Kohan lee Ñu, la novela de Pau Luque, en esta nueva entrega de sus columnas.

Formas de la fe

Jorge Consiglio retoma la lectura de Francisco de Asís para llegar a la de Borges y detenerse frente a la gran bifurcación que separa los caminos de la m ística y de la literatura.

Volver a qué

Martín Kohan visita el tango con Roberto Carlos, Gardel, Le Pera y Borges en esta nueva columna.

El instante revelador

Entre poemas de Alicia Genovese y lecturas de César Aira, Jorge Consiglio escribe en esta columna acerca de las epifanías y los hallazgos que nos reservan las librerías. 

Escritorios

Martín Kohan regresa a Enterrados (Edhasa) de Miguel Vitagliano para pensar los espacios de trabajo de quienes piensan y escriben.

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Ver carrito
0 item(s) agregado tu carrito
×
MUTMA
Seguir comprando
Checkout
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar
×
Suscripción Eterna
Suscribite
Y recibí nuestro newsletter semanal con lo mejor del blog, todas las novedades y la agenda de la librería.
SUSCRIBIRSE