50 años de Corregidor: "La independencia nos permite publicar lo que queremos"
Más de 3500 libros publicados
Viernes 03 de julio de 2020
"La amplitud temática nos permite tener mayor libertad en el momento de construir el catálogo", explican Paula, Fernanda y Juan Pampín, a cargo del sello fundado por su padre, Manuel Pampín, en 1971. "El papel tiene esa magia a la que apostamos para seguir editando", dicen, incluso en plena pandemia.
Por Valeria Tentoni. Fotos gentileza familia Corregidor.
Huyendo de la Guerra Civil Española, su fundador llegó a la Argentina con tan sólo 13 años de edad: en 1971, Manuel Pampín daría inicio en Buenos Aires al primero de los cincuenta años que Editorial Corregidor cumple por estos días.
Osvaldo Soriano, Marco Denevi, Haroldo Conti, Clarice Lispector, Alberto Laiseca, Alejandra Pizarnik, Susana Thénon, Beatriz Guido, Héctor Libertella, Luis Gusmán, David Viñas o Arturo Jauretche se cuentan en su catálogo de más 3500 títulos, uno que se destaca en varias líneas. Una de ellas, por caso, es la del tango, con el insigne Gardel por mascarón de proa, pero no la única: también las traducciones directas, sus libros de pensamiento nacional o sus arcas latinoamericanas, además de una colección infanto-juvenil.
En sus 50 años argentinos, por supuesto, Corregidor navegó crisis económicas de todo orden. Y no sólo eso: también dictadura —y censura: de hecho, Corregidor tuvo el primer libro censurado por la dictadura: Olimpo de Blas Matamoro—, el desafío de mantenerse independientes mientras veían cómo se aglomeraban pequeños y medianos sellos en absorciones de grandes grupos. Y, en estas horas, nada más y nada menos que una pandemia.
Fernanda, Paula y Juan Pampin, los hijos del fundador que llevan adelante el sello con la colaboración de Norberto Gugliotella, accedieron a responder algunas preguntas por correo electrónico para compartir algo de todos estos años y de la mirada panorámica del campo del libro local que resulta de ellos.
¿Cómo nació editorial Corregidor y cuáles fueron los libros publicados durante su primer año de vida?
PAULA PAMPIN: La editorial nació del amor de nuestro padre, Manuel, por los libros. Llegó desde España a los 13 años con su familia huyendo de la Guerra Civil Española. Comenzó a trabajar desde chico y poco a poco se acercó a los libros. Primero como empleado, luego muy joven empezó a representar en Argentina a los sellos españoles más importantes, también tuvo varias librerías (Premier fue la primera cadena nacional junto a Fausto) hasta que el deseo por publicar lo llevó a fundar la editorial. El primer contrato fue por la edición del Cine sonoro americano y los Oscars de Hollywood de Homero Alsina Thevenet que lo firmaron en el mítico Bar La Paz, luego le siguieron varios de Rodolfo Puiggrós (Los caudillos de la Revolución de Mayo fue el primer libro que llevó el sello Corregidor), Su turno para morir de Alberto Laiseca (inaugurando la Serie Escarlata). Le siguieron importantes libros, como los poemas de Alberto Girri, entre otros, como La balada del álamo Carolina de Haroldo Conti.
Al momento llevan más de 3000 libros publicados, ¿cuál es el número exacto? ¿Qué líneas fueron apareciendo durante estos años, cuáles abandonaron y cuáles mantuvieron?
FERNANDA PAMPÍN: Llevamos aproximadamente 3500 títulos. No lo sabemos con exactitud debido a que durante toda la primera década no existía el ISBN y es difícil contabilizarlos. Las líneas iniciales las mantuvimos hasta el momento: el perfil latinoamericano a través de diversos géneros, las traducciones de literatura universal desde la lengua original dirigidas especialmente al público de nuestro continente, la poesía, la crítica y el ensayo, el pensamiento nacional, el tango. De algún modo u otro, estas líneas permanecen en nuestro catálogo en las colecciones: Archipiélago Caribe, La Inteligencia Americana, Vía México, Vereda Brasil, Narrativas al Sur del Río Bravo, La Historia del Tango, Biblioteca de Poesía. Hace tres años comenzamos la experiencia de publicar libros de literatura infanto-juvenil. Puentes de Papel es una colección que nos ha dado muchas satisfacciones. El catálogo vivo es de aproximadamente 750 libros. La selección del catálogo varía depende de las colecciones. Por un lado, nos interesan determinados textos clásicos sobre los que decidimos preparar ediciones especiales, ciertos autores y autoras que nos interesa incluir en el catálogo y hacerlos llegar a los lectores: así sean nombres ya reconocidos o bien noveles.

Manuel Pampín en Librería Premier (Gentileza familia Corregidor)
En sus primeros años publicaron primeros libros de autores como Osvaldo Soriano, Pichón Riviére y Jorge Asís. ¿Cuáles otros estrenaron su vínculo con el papel impresión de su mano y cómo fueron esas experiencias?
F.P.: Durante toda la trayectoria editorial publicamos autores y autoras noveles. Por ejemplo: Alberto Laiseca, Ana María Shúa, Reina Roffé, Germán García, entre muchos otros. Más en la actualidad, por ejemplo, publicamos el primer libro de Ariel Urquiza, una de las voces más potentes de la literatura argentina contemporánea, o la primera novela de María Laura Pérez Gras. Del mismo modo, publicamos a Marcial Gala y Eduardo Lalo por primera vez en nuestro país para toda América Latina. Toda la colección Archipiélago Caribe visibilizó la obra de grandes autoras y autores que de otro modo quizás no hubieran llegado al resto del continente. A nosotros nos entusiasma tener la posibilidad de dar a conocer o legitimar un autor/a tanto como a ellos mismos. Ese riesgo y ese desafío que representa publicar por primera vez una voz es realmente excitante.
Corregidor también se distingue por el espacio que le da a la música, en especial al tango. ¿Cómo surgió esa alianza duradera con el tango y por qué se mantuvo?
PAULA PAMPÍN: El tango es la música ciudadana que más nos representa en el mundo. En la editorial siempre nos impulsó el deseo de mostrar las manifestaciones de nuestra cultura en todas sus formas, la música es una de ellas. Nuestro catálogo posee la mayor cantidad de títulos sobre tango que existen. Lo maravilloso es que esos primeros títulos que contaban la historia y la evolución, fueron escritos por sus propios protagonistas. Enrique Cadícamo, entre otros tantos, es una prueba de esto, que fue amigo personal de Manuel Pampín. El tango fue siempre nuestro nicho y con el paso del tiempo los libros fueron abarcando distintos aspectos dentro de esta música, su historia, su música, sus protagonistas y en la actualidad, el interés también se manifiesta en la danza a través de una generación joven que se acercó al tango. Los lectores fueron variando y ampliándose a través del tiempo. Pero aún hoy seguimos siendo una referencia para todo ese público.
En su catálogo encontramos la obra de Macedonio Fernández: ¿por qué decidieron apostar a ese autor y cómo fue ir publicando sus tomos?
PAULA PAMPÍN: La obra de Macedonio Fernández llegó a nuestro padre a través de Adolfo de Obieta, el hijo de Macedonio. Allí se encontraron con una cantidad inmensa de papeles y escritos desordenados, salvo algunos títulos que ya había publicado Macedonio, a los que hubo que ordenar. Antes de editar, planificaron la Obra Completa que se terminó de publicar a través de los años. A esta altura ya sabemos lo que representa Macedonio para la literatura argentina de la segunda mitad del siglo XX, aún hoy es vanguardista y sigue seduciendo a lectores jóvenes. Fuera de esas obras completas, hace algunos años, justo antes del fallecimiento de Adolfo publicamos la colección de sus Poemas en nuestra Biblioteca de Poesía.
Otra autora que Corregidor publica es Clarice Lispector. ¿Qué valor tiene en su catálogo la obra de Lispector y cómo es el trabajo con sus obras?
FERNANDA PAMPÍN: En este momento Clarice es nuestra estrella. Corregidor publicó por primera vez a Clarice en 1973 con la traducción de La araña. Nuestra Biblioteca Lispector se completará este año con 13 volúmenes que abarcan toda su obra narrativa: de los 8 que ya teníamos este año publicaremos 5 nuevas traducciones: Felicidad clandestina y Cerca del corazón salvaje, que ya salieron y están teniendo amplia repercusión de público y prensa, Agua viva, Lazos de familia y La pasión según G.H. que serán lanzados todos antes de cumplirse el centenario de su nacimiento el 10 de diciembre. Trabajamos en estrecho contacto con Paulo Valente, hijo de Clarice, y proponemos en todos los casos traducciones nuevas dirigidas especialmente para el público latinoamericano. Cada volumen cuenta además con ensayos y estudios críticos escritos para estas ediciones.
Marco Denevi es otro autor importante para el sello. ¿Cómo fue el vínculo con él y sus libros?
JUAN PAMPÍN: Publicamos durante largos años toda la obra de Marco Denevi. Tuvo una gran amistad con nuestro padre. Reescribía mucho sus libros. De casi todos sus libros hay más de una versión. Publicábamos la primera versión y nunca quedaba satisfecho. Siempre tenía una mejor versión de la ya escrita, cosa que garantizamos era así. Así muchas de sus novelas las publicamos más de una vez en versiones distintas.

Juan Pampín (Gentileza familia Corregidor)
El catálogo de Corregidor es notablemente amplio en sus temáticas, ¿cómo es maniobrar un catálogo tan grande? ¿Cómo son las maniobras de equilibrio? ¿Qué cosas permite y qué cosas complica un catálogo tan grande, un fondo de 50 años?
PAULA PAMPÍN: La amplitud del catálogo nos permite movernos entre diferentes temas y géneros. El público nos reconoce por cada uno de ellos. Cada nicho tiene su público fiel que sigue a las colecciones y sabemos que es importante mantenerlas. A través del tiempo, muchas se han fortalecido. La amplitud temática nos permite tener mayor libertad en el momento de construir el catálogo.
En todos estos años, Corregidor atravesó situaciones como la dictadura. Por entonces, se vieron obligados a quemar libros, por ejemplo los de Juan Gelman, Cómo fue esa experiencia? ¿Qué otros títulos sufrieron misma suerte? ¿Por qué creen los libros eran vistos como objetos peligrosos?
Corregidor tuvo el primer libro censurado por la dictadura: Olimpo de Blas Matamoro. Le siguieron varios más. No solo el de Juan Gelman, también los de Enrique Medina, Haroldo Conti, Reina Roffé (Monte de venus fue el primer libro de literatura lésbica en nuestro país). Todos sabemos que la dictadura rechazó el pensamiento crítico, ciertas tradiciones políticas y/o propuestas estéticas innovadoras. Fue una experiencia siniestra: marcaban los libros en la librería, los tiraban al piso, etc. Los libros eran vistos como objetos peligrosos porque proponían una perspectiva diferente del mundo de la que ellos tenían: como dijo alguna vez Laura Devetach, también censurada en ese momento: “La fantasía es peligrosa porque está fuera de control, nunca se sabe bien a dónde lleva”.
Se mantuvieron independientes en medio de movimientos de concentración de sellos, ¿cómo lo lograron? ¿Cómo atravesaron esos días y todavía lo hacen?
PAULA PAMPÍN: Corregidor se mantuvo independiente a lo largo de cinco décadas de la concentración de los multinacionales porque no nos interesan los proyectos estéticos y culturales que en general proponen. La independencia nos permite publicar lo que queremos, sin rendir cuentas a nadie: es un gran riesgo, es cierto, pero la libertad de elegir y poder armar un catálogo a nuestra medida es lo que más nos importa. La clave es trabajar en consenso y en familia. En este momento somos tres hermanos, Paula, Juan y Fernanda junto a Norberto. Cada uno una pieza del engranaje editorial.
En los últimos días y en plena pandemia, las librerías han encendido sus alarmas con preocupación por la modalidad de venta digital directa de libros. Desde su larga experiencia, ¿qué lugar ocupan las librerías en la cadena del libro para ustedes?
JUAN PAMPÍN: Las librerías son fundamentales en la cadena del libro. Sin ellas, el libro no existe. Son el canal de comunicación entre las editoriales y los lectores. Nos apoyamos mucho en ellas y en los libreros y libreras que sugieren y conocen nuestro material.
¿Y cuál creen que es el desafío más grande al que se enfrenta el libro en este momento?
JUAN PAMPÍN: El desafío más grande hoy mismo es la pandemia que estamos viviendo y que atraviesa a todos los sectores de nuestra industria y del país entero. A través de los años nos fuimos profesionalizando y haciendo de cada propuesta que nos llega, el mejor libro que nos sirve. En ese contexto, vamos buscando nuevos modos de llegar a los lectores. Las redes sociales nos ofrecen una acercamiento directo a ellos. También ahora tenemos la posibilidad de tener libros electrónicos que llegan a lectores de todo el mundo. Pero más allá de la coyuntura actual, el principal desafío es lograr que cada libro llegue a quien lo necesite o desee. Si bien pareciera que el atractivo de la tecnología aleja del libro sobre todo a los más jóvenes, siempre el papel tiene esa magia a la que apostamos para seguir editando.