"No es necesario que matemos a Borges"
Día del lector
Martes 24 de agosto de 2021
Hoy se cumplen 122 años del nacimiento de Borges y compartimos algunos destacados del festival dirigido por Daniel Mecca: María Negroni, Federico Jeanmaire, Pablo De Santis, Carlos Gamerro y María Rosa Lojo dejaron ideas claves para pensar al autor de "El Aleph".
Foto de Pepe Fernández.
Un 24 de agosto de 1899 nacía en Buenos Aires Jorge Luis Borges, ferviente lector y magistral escritor, quien falleciera en Ginebra en 1986. "Juzgo la literatura de un modo hedónico. Es decir, juzgo la literatura según el placer o la emoción que me da", dijo en cierta entrevista y se cita en Borges profesor (Sudamericana), el libro que rescata el paso docente del autor de Ficciones por la Universidad de Buenos Aires, enseñando literatura inglesa y norteamericana.
Por estos días son varias las celebraciones en su nombre, convocatorias a releer y repensar el legado Borgiano. Y con un cierre a cargo de Santiago Craig y María Rosa Lojo, el domingo se dio por terminado el festival #BorgesPalooza. Fue una semana de conversaciones alrededor del autor de El hacedor por las que pasaron Sylvia Saítta, Susana Villalba y Eduardo Mileo, Pablo de Santis, Carlos Gamerro, Claudia Aboaf, María Negroni y Walter Sosa Escudero, bajo dirección de Daniel Mecca.
Tamaño plantel dejó muchas ideas, subrayados e hipótesis de lectura. Entre ellas, las de María Negroni: “Borges dinamita la idea de que había un ‘deber ser’ de la literatura nacional. Borges se opone en ese momento a una concepción de la literatura que debe regirse por el color local, lo decididamente argentino, y empieza a dar una pelea interesada porque busca dar un horizonte de legibilidad para su propia obra”, sostuvo.
Negroni -quien acaba de reeditar Pequeño mundo ilustrado con Caja Negra y de publicar El corazón del daño con Random- concluyó, durante la conversación con Mecca: “Todavía nos falta mucho tiempo para entender la riqueza y complejidad de la obra de Borges. Como decía Marcel Duchamp, en los grandes artistas hay retrasos en cómo se percibe su obra. A veces tienen que pasar varias generaciones para que pueda ser leída y comprendida; me parece que todavía no estamos en ese punto”.
Por su parte, Pablo De Santis aseguró que “Borges forma un lector que borra las diferencias entre la literatura popular y la alta literatura". El autor de El buscador de finales se refirió a las tareas de renovación de Borges ante el género policial: "En aquel momento en que Borges hablaba de Chesterton, este escritor no era muy bien considerado. Y a Stevenson se lo consideraba un autor para la juventud. Borges incorpora todos esos autores y además los de la novela policial con la colección de El Séptimo Círculo, que publican Borges y Bioy Casares. Creo haber leído que en Emecé no estaban muy seguros de poner su sello editorial en una colección de policiales porque podía ser un desprestigio para la casa editora. Hoy parece absurdo, pero en ese momento era así. Esa colección sirvió para darle prestigio al género policial, cuyas tapas tenían esas imágenes un poco cubistas, completamente opuestas a otras tapas de policiales que eran dibujos más realistas”, explicó De Santis, para quein el cuento policial por antonomasia de Borges es “La muerte y la brújula”.
De Santis, que publicó más de diez libros para adolescentes por los que ganó en 2004 el Premio Konex de Platino, arrojó varias hipótesis valiosas, como esta: “Tlon, Uqbar, Orbis Tertius es como la novela de Borges. Hay una cantidad de ideas geniales y las va acumulando. Es un cuento tan desconcertante y que tuvo una influencia tremenda en la literatura anglosajona de fantástica y ciencia ficción”.
“Borges te cambia la cabeza para siempre”, sintetizó Carlos Gamerro sobre la misma pieza Borgeana: “Borges se hace esa pregunta una y otra vez: ¿la realidad es un caos y el orden que vemos en ella es una ilusión de nuestro aparato psíquico, perceptual, intelectual, verbal o, en cambio, hay un orden subyacente? Una de las maneras de responder a la pregunta es imaginar otro planeta -como Tlön- donde la manera de concebir la realidad, de forma idealista, es distinta a nuestra visión materialista”, desarrolló.
Y agregó: “Este cuento es el ejemplo máximo de la realidad copiando a la ficción o la realidad copiando al arte, como planteaba Oscar Wilde. En el cuento toda la realidad desaparece y es reemplazada por la realidad de la enciclopedia de Tlön”.
“Se dice que adjetivar y utilizar demasiados adverbios de modo está mal y que eso no es literatura. Es una incongruencia que los mismos que aseguran que Borges es el gran escritor argentino digan que los adjetivos y adverbios de modo son mala literatura”, aseguró por lo suyo el escritor Federico Jeanmaire.
Autor de libros como Amores enanos y Tacos altos, además estudioso de la obra de Cervantes, Jeanmaire reivindicó en el festival borgeano la idea de que Borges “es un escritor barroco”, pero no solo en los años veinte y treinta del siglo XX, sino en los cuarenta, la década central de su obra y de la publicación de Ficciones. “Hago una defensa borgeana de los adverbios que también utilizó mucho Cervantes. Son como salpicaduras que en Borges quedan talladas y que no se lo perdonarían a otro escritor. Cervantes, como Borges, también era barroco. No creo que a Borges le cayera mal sentirse un poco barroco como aparentemente se puede sentir alguno de sus lectores más encolumnados”, puntualizó. “Borges es muy de utilizar el adjetivo antes del sustantivo, lo cual es raro en el castellano moderno; eso proviene de su amor por el inglés donde es más común, pero también tiene que ver con el castellano antiguo y la forma que toman sus textos”.
María Rosa Lojo fue parte del cierre de este festival que contó con más de ocho mil visitas: “Borges se ha convertido en un personaje idolatrado y casi sagrado”. La autora de Finisterre concluyó: “Witold Gombrowicz les recomendó a sus seguidores y discípulos ‘matar a Borges’. No es necesario que matemos a Borges, tenemos que ser antropófagos con Borges, comernos a Borges, está disponible, no hace falta el parricidio tradicional. Busquemos en todo caso una asimilación que nos haga naturalizar a Borges como un elemento fundamental de nuestra tradición. No tenemos por qué escribir como él. La mejor manera de responderle a Borges como se merece es crear otras obras”.