Tres editores europeos con la mira puesta en Latinoamérica
Qué buscan en nuestras literaturas y qué encuentran
Lunes 29 de abril de 2019
Conversamos con el español José María Cumbreño, la italiana Giulia Zavagna y la argentina radicada en Escocia Carolina Orloff sobre sus proyectos editoriales. "Nuestros libros no solo se están vendiendo y reseñando en la prensa británica y estadounidense, por ejemplo, sino que además hay diferentes festivales internacionales de literatura que están invitando a nuestros autores", cuentan.
Por Valeria Tentoni.
En Barcelona, por estos días, se inauguró la librería Lata peinada (cuyo nombre rinde homenaje al libro de Ricardo Zelarayán), que se presenta como la primera librería de literatura latinoamericana en esa ciudad. Allí recomiendan, por caso, libros de Fogwill, María Moreno, Hebe Uhart o Juan Gelman. Similar situación hay en Francia, con Cien Fuegos, que se presenta a la inversa, "la última librería latinoamericana en París", y está comandada por el poeta y traductor Miguel Ángel Petrecca. ¿Cómo responden los públicos lectores de aquellas latitudes a lo que proponen? La misma pregunta se les puede hacer a los editores que, por su parte, se la juegan con traducciones y reediciones.
Giulia Zavagna trabaja como redactora y editora en Edizioni SUR, en Roma. Ha traducido, por ejemplo, a Julio Cortázar, Horacio Quiroga y Tununa Mercado. La editorial nació en 2008, según relata, de un proyecto de Marco Cassini: "Con quince años de experiencia como editor de minimum fax empezó a darse cuenta de que en las librerías italianas los títulos latinoamericanos de a poco habían desaparecido, después de la ola de traduccione que había seguido el llamado Boom a partir de los años ’60 y hasta la década de los ’80. Ya sólo se encontraban unos que otros clásicos, y poco más. Intuyó entonces que había un espacio en ese mercado". Así empezó su búsqueda entre catálogos históricos, con el objetivo de crear "una suerte de biblioteca ideal de la literatura latinoamericana". Rodolfo Fogwill, Juan Carlos Onetti, Ricardo Piglia, Cabrera Infante, Roberto Arlt estuvieron entre los primeros autores publicados. Tiempo después apareció BIG SUR, publicando a autores estadounidenses e ingleses.
De Argentina, explica, viene justamente el nombre mismo de la editorial: un homenaje a la revista y editorial SUR, fundada por Victoria Ocampo en los años treinta. "Así que desde el primer momento la literatura argentina ha sido un gran punto de referencia para nuestro trabajo. Además, solemos seguir muy de cerca la maravillosa labor de las muchas editoriales independientes argentinas". Son muchos los autores nacionales a los que han traducido, entre ellos Adolfo Bioy Casares, Antonio Di Benedetto, Rodolfo Fogwill, Tomás Eloy Martínez, Manuel Puig, Rodolfo Walsh, Ricardo Piglia y César Aira. Entre los nuevos, Federico Falco y Vera Giaconi, que acaba de visitarlos para una gira de presentación de Seres queridos (allí Persone care).

Pero, ¿cómo lo reciben los lectores italianos? "La acogida da autores contemporáneos no es tan fácil ni descontada, hay que crear un espacio para el autor en la prensa, en las librarías y finalmente en los intereses de los lectores", advierte Giulia. "A menudo, si por un lado los autores contemporáneos tienen la fuerza de la novedad editorial, lo que falta es la percepción del público: es difícil que los autores inéditos en italiano –aunque ya tengan una trayectoria establecida y reconocida en sus propios países– también se conozcan acá y sus libros sean de alguna manera 'esperados' por los lectores". La editorial tiene que desarrollar una comunicación eficaz y amplia, entonces, para acompañarlos.
José María Cumbreño nació en Cáceres, es licenciado en filología hispánica, profesor de secundaria y ha publicado poemarios como Las ciudades de la llanura. No tenía ninguna experiencia como editor, pero sí venía escribiendo desde hacía veinte años. Ahora, hace ocho que está al frente de Ediciones Liliputienses, que se enfoca justamente en el género poesía pero con la particularidad de que todos sus autores son latinoamericanos: "El proyecto nació de una manera casi suicida, porque yo llevaba muchos años tratando de estar al tanto de la poesía que se estaba escribiendo en Latinoamérica, pero desde España resultaba muy complicado porque las editoriales con mayor distribución, como Visor, Hiperión, Pretextos o Tusquets prestaban muy poca atención a lo que se estaba escribiendo allá. Me parecía inexplicable: ¿cómo podía ser que contásemos con el privilegio de compartir la lengua con 400 millones de personas más y viviésemos totalmente de espaldas a esa poesía, en este caso? A mí siempre me ha parecido que lo que aquí late de fondo es un complejo de superioridad europeo. Hay muchas personas que siguen pensando que la única poesía de mérito que se escribe en español se escribe en España, y todos sabemos que ni de lejos es así".
Así fue que, para tratar de difundir en España "la excelente poesía latinoamericana que se está escribiendo en este momento", Cumbreño se puso al hombro la pequeña gran Liliputienses. Autores como Mario Ortiz, Rocío Cerón, Luis Chaves, Martín Gambarotta, Lalo Barrubia, Laura Wittner y Jorge Aulicino han aparecido en sus colecciones, e incluso algunos de sus autores han visitado Cáceres para participar del Festival Centrifugados, un encuentro de literatura independiente que también corre por su cuenta.
"Creo que una de las características principales del catálogo de Liliputienses, aparte del nivel de exigencia y de calidad que intento mantener, es el hecho de que es un catálogo realmente plural. Hay voces muy diferentes con estilos radicalmente distintos", explica Cumbreño. "Creo que es fundamental conocer la poesía que se está escribiendo en Latinoamérica porque el lector español se estaba perdiendo una serie de nombres fundamentales, que hubiesen llegado a España pero dentro de sesenta o setenta años probablemente", dice.

Carolina Orloff es autora, investigadora y especialista en literatura latinoamericana. Desde Escocia, está al frente de Charco Press, en alusión a aquello que hay que cruzar para estar del otro lado del Atlántico, como se dice por acá. Entre sus autores traducidos al inglés están Gabriela Cabezón Cámara, Luis Sagasti, Ariana Harwicz y Ricardo Romero. "La inspiración para fundar Charco Press nace de la conjunción de una pasión personal, ligada a la literatura argentina y latinoamericana, y de una profunda –y también apasionada– frustración profesional ante la terrible e ideológicamente sintómatica ausencia de autores latinoamericanos contemporáneos en traducción al inglés. Cuando aterricé en el Reino Unido en 1997, encontrar un Cortázar en una de las grandes librerías citadinas de Inglaterra o Escocia, era simple y honestamente un milagro", explica. El mismo panorama se encontraba como investigadora y profesora especialista en literatura latinoamericana: "Charco Press nació para sacudir las estanterías a varios niveles. Por lado, queremos romper con esa asociación errónea y por demás reduccionista que todo lo latinoamericano se asocia de alguna manera al realismo mágico. También queremos actualizar al lector anglosajón en términos de la inmensa variedad de voces y de estilos que están surgiendo hoy de esta región. Queremos salir del encapsulamiento de la ‘literatura en traducción’ como un género en sí y ofrecer libros de autores y autoras que hoy tienen impacto y llegada no solo en términos estéticos e intelectuales, sino también ideológicos".
Orloff también ofició de traductora, colaborando en los libros de Ariana Harwicz, y actualmente está trabajando en Tres monedas de Jorge Consiglio. "Es importante publicar a autores en traducción. En Argentina sin darnos cuenta nos nutrimos de una literatura mundial, sin detenernos mucho a pensar en el proceso de
traducción. En el mundo anglosajón es todo lo contrario. Se da un fenómeno -contra el que Charco Press batalla- que tiene que ver con un prejuicio acérrimo a todo lo que no haya sido escrito en inglés", apunta. Sin embargo, en su caso se produjo algo que cataloga como una especie de milagro. Hace poco más de dos años que están andando y los resultados, dice, han sido excelentes: "Nuestros libros no solo se están vendiendo y reseñando en la prensa británica y estadounidense, por ejemplo, sino que además hay diferentes festivales internacionales de literatura que están invitando a nuestros autores a hablar de su obra y ya hay varias universidades en el mundo (no solo en el Reino Unido, en Canadá, y en EEUU, sino también en Finlandia, por ejemplo) que están incluyendo los títulos de Charco Press como parte de sus cursos".
¿Qué es lo que nos diferencia, en nuestra literatura, si algo? En cuanto a la poesía, dice Cumbreño: "Hay una diferencia, creo, esencial: la poesía española -sabemos que es injusto generalizar, pero a grandes rasgos- sigue siendo infinitamente más conservadora que la americana. Aquí me temo que los cuarenta años de dictadura franquista supusieron un cortocircuito que impidió, por ejemplo, que se asimilasen las vanguardias adecuadamente. Y eso implicó que la poesía se replegase sobre sí misma y optase por una vía mucho más tradicional, en algunos casos, y en otro directamente anacrónica y rancia. En América siempre fue diferente; creo que en general hubo una asimilación más natural de las vanguardias y que además la vecindad con ese gigante cultural, con todas sus virtudes y defectos, que es Estados Unidos creó ese sentimiento de transterrados que literariamente es muy interesante".
En cuanto a la narrativa, Orloff arroja: "Es imposible generalizar, por supuesto, pero sin duda hay una conciencia de la realidad política y socio-económica, histórica incluso, que se palpa profundamente y de muchas maneras no solo la literatura argentina, sino en la literatura de América Latina en general. Hablo siempre de la literatura contemporánea. Esto no es que no exista en las literaturas anglosajonas de hoy, pero sí creo que hay una complejidad en la revisión histórica que tienen las nuevas generaciones de escritores latinoamericanos, en la reformulación de verdades, o más bien en el cuestionamiento de la verdad histórica y de los mandatos ideológicos y filosóficos y también de género, que se filtra con menor o mayor protagonismo en gran parte de la producción literaria actual de la región y que yo creo tiene una intensidad y un impacto diferente al que se da en su contrapartida anglosajona", dice. Y en cuanto a la forma, además, encuentra "una sed voraz de quebrar con ciertas voces, de jugar, de inventar, de ir más allá, de explorar y explorar, que tiene que ver por un lado con la posibilidad casi anárquica que brindan la multiplicidad de pequeñas editoriales independientes en Argentina y en América Latina, que resultan en un calidoscopio riquísimo y hasta revolucionario en cuanto a lo que se está produciendo. Eso definitivamente distingue a la literatura de la región de lo que se está produciendo en otros idiomas, en otras culturas".