Una pieza del primero de los escritores malditos (1785-1859), tomado de Judas y otros ensayos sobre lo divino y lo humano (Ediciones Jus).

Opio, cocaína, ayahuasca, marihuana: de Proust a Baudelaire, de Flaubert a De Quincey, de Burroughs a Kerouac, de Perlongher a Borges. La relación de los escritores con la droga no es algo nuevo ni reciente y el autor de Cocainómanos chilenos la repasa en este recuento de fracasos, temores, goces y adicciones.

¿Cómo tratar a los personajes criminales de las historias que inventamos o leemos? "Escribir una novela es tener una relación con tus personajes durante un tiempo largo y conflictivo", dice aquí el autor de El amor enfermo. Con cameos de Patricia Highsmith, Fernando Savater, Thomas De Quincey, Lori Saint-Martin y Stephen King.

Thomas De Quincey, el autor de libros tan célebres como Confesiones de un opiómano inglés, fue también, y acaso por encima de todo, un magnífico creador de "bosquejos biográficos", como a él mismo le gustaba llamar a estas piezas. Aquí compartimos el arranque de su perfil nada más y nada menos que del autor del Fausto.

"El arte y el crimen se atraen y rechazan como dos siameses perversos", escribe Kupchik. Algunas paradas por la historia de ese cuadro en la literatura, que "abunda en relaciones que aspiran a la perfección sin llegar a entender la complicación de su precio: alcanzarla es disolverse".