Cuatro autoras puertorriqueñas
Nicole Cecilia Delgado
Lunes 09 de enero de 2017
"Somos simples lunas, piel iridiscente, derretida en mar de luz". Segunda entrega de la curaduría de Mara Pastor, ofreciendo un panorama de lo que está ocurriendo en su país en materia lírica.
Por Mara Pastor.
Conozco a Nicole Cecilia Delgado (San Juan, 1980) desde que éramos adolescentes, pero fue a comienzos de siglo, cuando teníamos blogs y cuentas de Flickr, que nos volvimos a encontrar. De la amistad virtual, pasamos rápidamente a una amistad presencial cuando Nicole me invitó a Nueva York a una lectura en un bar llamado Lava Gina. Poco después, Nicole se fue a México, en donde formó parte del colectivo Las poetas del megáfono, y pasó varios años en Ciudad de México y en San Cristóbal de las Casas, donde trabajó de cerca con Ambar Past y el Taller Leñateros. Tras su regreso al país natal hace tres años, su presencia ha revitalizado la industria y la cultura del libro artesanal e independiente en el país pues, gracias a su iniciativa y a la de otros escritores, comenzó la Feria del Libro Independiente y Alternativo (FLIA), que ya va por su décima edición.
Las casas en que ha vivido Nicole, muchas de las cuales he tenido la fortuna de conocer, son lugares de encuentro a los que llegan artistas y poetas de todas partes y en donde en cualquier momento puede surgir un proyecto de libro, una bohemia o un recital. Recuerdo que en una de estas casas, un pequeño estudio en Privada Aurora en Coyoacán, poco después de haber soltado las maletas, leímos sentadas en el piso “La prosa de transiberiano” de Blaise Cendrars. Con Nicole aprendí que la amistad también es leernos poemas en voz alta.
Quiero añadir que desde su primer libro, publicado por una editorial colombiana, la obra de Nicole ha sido, como ella, viajera, con publicaciones que han salido en Nueva York, Ciudad de México, Cuernavaca, San Cristóbal de las Casas y Guatemala. Lazos afectivos presentes en su creatividad con un fuerte sentido de acción comunitaria. Para conocer más sobre la rica trayectoria de Nicole como poeta, editora, traductora y organizadora cultural les recomiendo que visiten su blog.
Los poemas que leerán a continuación forman parte del libro artesanal Subtropical dry, publicado en junio del 2016 en La impresora, Santurce, Puerto Rico, en una tirada limitada de 100 ejemplares. Este libro se escribió en agosto del 2015 en la isla de Vieques, Puerto Rico, durante el seminario itinerante Sonido Vieques organizado por Beta Local, una organización sin fines de lucro dedicada a apoyar y promover la práctica y el pensamiento estético.
La descripción del proyecto explica que “[e]l seminario se enfoca en el rastro sensorial, social y material de la preparación para la guerra. Vieques fue utilizada como campo de bombardeo y base naval por la Marina de Guerra de los Estados Unidos durante 60 años. La Marina ocupaba unos dos tercios de los terrenos con bombardeo de municiones vivas, almacén y base. En el 2003 después de décadas de lucha comunitaria con períodos en donde se intensificaba la desobediencia civil o la resistencia directa, la Marina de Guerra se vio forzada a suspender las prácticas y cerrar la base”. El proyecto buscaba revisar el rastro dejado por décadas de prácticas bélicas, acercándose también a la vida cotidiana de sus habitantes tras trece años de cese de labores militares.
En el contexto de la obra de Nicole Cecilia, con más de una quincena de publicaciones en los últimos doce años, este libro se suma a sus poemarios de viaje entre los que se encuentran Intemperie (2007), escrito en un viaje al desierto de San Luis Potosí, México; Autobuses en medio de la noche (2011), escrito durante un viaje en autobús desde Chiapas hasta Ciudad de México tras el paso de la tormenta tropical Matthew que dejó incomunicada a gran parte del país, y Amoná (2014), escrito durante un camping a la Isla de Mona, una de las islas que conforman el archipiélago de Puerto Rico.
Y es que en términos tanto políticos como geográficos, Puerto Rico no es sólo una isla, sino un archipiélago compuesto por una isla principal, tres islas municipios (San Juan, Culebra y Vieques), además de un conjunto de más de noventa pequeñas islas, cayos e islotes entre los que se encuentran Caja de Muerto, Isla de Mona, Monito y Desecheo. Sumado a esto, son muchas las características que distinguen a Vieques, por ejemplo, la presencia de caballos salvajes por todos lados, la bahía bioluminiscente, el clima seco tropical y la influencia cultural del Caribe anglófono, por su cercanía a las islas de San Tomas y Santa Cruz. De este modo, este libro se suma a sus poemarios escritos durante viajes a islas adyacentes a la isla principal de Puerto Rico.
Además, Nicole es una poeta en la tradición del poeta mexicano Ulises Carrión, a quien Nicole ha leído con pasión y atención. Dice Carrión en un fragmento de “El arte nuevo de hacer libros” que Nicole cita en una entrevista del 2009: “Un libro no es un estuche de palabras (...). Un libro es una secuencia espacio-tiempo (...). En el arte nuevo, la escritura del texto es sólo el primer eslabón que va desde el escritor al lector. En el arte nuevo, el escritor asume la responsabilidad de todo el proceso”. Y es que para Nicole el proceso de creación, la investigación y el ensamblaje de la obra conforman elementos del poema en sí.
En el interior del empaque del libro, junto a una sugerente ilustración de una resortera, se menciona que la isla de Vieques tiene la particularidad de ser el único municipio de territorio puertorriqueño en que estuvo Simón Bolívar y que el nombre de la isla viene de la palabra taína Bieque que significa “tierra chiquita”. La forma del libro también informa. Subtropical Dry, título que hace referencia a la clasificación del clima de la isla, está compuesto por dos libritos individuales, uno verde y uno rojo, pequeños como pequeña es Vieques, y un “bonus track” con la reproducción facsimilar del número 38 de Beta-Local donde aparece un poema de Rachel Ellis Neyra titulado “¿Este flamboyán o éste?”.
El libro rojo, titulado “No traspase/No trespassing” en alusión a los letreros a la entrada de la zona en que estuvo instalada la Marina, contiene las anotaciones de los encuentros con distintas personas que fue conociendo a lo largo del seminario, de las cuales algunas contribuyeron activamente en la lucha en contra de la Marina, como es el caso del líder comunitario Robert Rabin. Este libro recoge, a manera de crónica fragmentaria, memorias, descripciones, datos curiosos que fueron llamando la atención de Nicole. Cada entrada lleva el nombre de la persona que se cruzó en su camino creando un collage polifónico de referentes y significados.
El libro verde,“Subtropical Dry”, del que leerán fragmentos a continuación es la travesía versada, observaciones empíricas y descripciones de una naturaleza llena de poesía en la mirada de quien observa. Está compuesto por partes tituladas: “In media res”, “Astronomía y arqueología”, “Spirit Animal”, “Bioluminiscencia” e “Historia trunca estado-nación”. En términos técnicos, estos poemas ofrecen metáforas y símiles originales sobre la situación insular como “Los muelles son la lengua de las islas” o que crean vínculos sobre la relación entre la tierra y el mar como provedoras de trabajo y vida: “En las islas el mar es como la tierra. /Se camina, se cosecha, se habita”. El hilo narrativo es importante y se sostiene a lo largo del texto con algunos párrafos intercalados con versos breves. Se repiten elementos que ya estaban presentes en otros poemas de Nicole, como el uso de listas para nombrar e interpelar a los que formaron parte del viaje o como elemento definitorio al describir algo, en este caso, a los caballos salvajes de la isla “Caballo salvaje/Caballo presente/ Caballo realengo”. Sus escritos revelan los procedimientos de una viajera que narra las transformaciones que vive al alejarse de las comodidades de la vida moderna para contemplar la entrada a un estado más simple y, simultáneamente, más humano. La poeta parece decirnos que en este minimalismo contemplativo y en contacto directo con la naturaleza hay una nueva forma de política.
Todo el proyecto es, como sugería el seminario de Sonido Vieques, una experiencia sensorial llena de voces, texturas, colores y formas. Se trata de un libro que propone otra manera de pensar las dimensiones de la Isla y conecta la experiencia puertorriqueña a una perspectiva caribeña y anticolonial.
8:44 AM
Muelle de Fajardo
El día comienza de cara al sol.
No sé la fecha que se asume.
El tiempo pasa a ser un cálculo difuso.
Consternación de los ancestros.
Dice la tradición:
los domingos se alargan lentamente.
Los muelles son la lengua de las islas.
Nosotros, detenidos en el borde,
esperamos pensar en otras islas.
In media res
Anón del camino
inclementísimo sol del Ecuador
inclementísimo sol del Caribe
la piedra volcánica y la piedra de jade
ceiba que inaugura la noche
come toronja
y atamos
la experiencia sensorial
a las palabras que decimos
o tal vez no
la compleja rama de un árbol
que creció virado
el momento de respirar al sol
por la rendija de un bosque.
*
Vieques redimensionado:
montón de caballos salvajes
abonan la brea
la pregunta de la eternidad
s e t a r a r e a.
*
En la playa recuerdo el desierto.
*
Rara riqueza esto de dormir afuera.
La fruta del pan
se echa directamente al fuego.
Su pulpa será dulce como la Osa Menor.
Cuando estamos en la cadena alimentaria
recogemos las frutas del camino.
*
El cálculo matemático del cielo
le pertenece a la noche.
El color le pertenece al día.
La carne de cangrejo es dulce
como la fruta del pan.
*
Desde este lado se ve El Yunque
grande como una isla
a veces despejado y a veces
cubierto de nubes que lo bañan
y lo germinan.
Desde Vieques
Puerto Rico
es
El Yunque.
Sólida visión
que cambia el horizonte y lo sostiene.
*
La idea de un mapa.
Agudas palabras de nuestra lucha
sin terminar.
Caminos de barrios nuevos
pero extrañamente familiares.
Los pastores alemanes
del patio que pasamos
para llegar al camping.
Palmas de coco,
pilar de nuestros sueños de aire libre.
Un edificio tomado
y una biblioteca de documentos
que alguien hubiera preferido olvidar
o destruir.
*
En el remoto recinto
de nuestra primera rebelión
-siempre personal-
Vieques
era el único país.
*
Y el agua entre las islas
-territorio.
Astronomía y arqueología
[…]
En las islas el mar es como la tierra.
Se camina, se cosecha, se habita.
*
A la distancia:
Culebra
Culebrita
Palomino
Santa Cruz
El Yunque
*
Puerto Fierro
En Vieques existe
el hallazgo arqueológico
más viejo de nuestra cultura.
De alguna forma,
todos nosotros venimos de Vieques.
*
Un hombre que aparece de noche
conecta con un rayo láser
las estrellas de varias civilizaciones.
*
Queda por delante todavía la noche del viernes, la mañana del sábado. Después de estos viajes se temen los techos, los horarios, desayunar solos, incluso tomar decisiones individuales se teme. Hemos creado lazos familiares, somos puntos que se unen como las constelaciones.
Spirit animal
En este punto,
el olor a bestia de mi cuerpo
empieza a ser lo único importante.
Dormir a la intemperie.
Arrojar al mar el baño y la peinilla.
Mientras conecto la piedra con la estrella
se balancean/ olor y cielo.
*
Caballo salvaje.
Caballo silvestre.
Caballo realengo.
Caballo de nadie.
Caballo sin nombre.
Caballo tan flaco.
Caballo muy joven.
Caballo de noche.
Caballo dormido.
Caballo en la calle.
Caballo miedoso.
Caballo con hambre.
Caballo fantasma.
Caballo salvaje.
*
Cada viaje conlleva un accidente.
El camino reclama algo.
Por eso se pierden objetos,
se rompen zapatos,
pican las arañas.
Nos atrapan las espinas
y duelen los pies.
A Diego lo pisó un caballo.
Bioluminiscencia
Agua de la noche, mar prendido, célula fotovoltaica somos. Criatura cósmica que no decidió nunca su lugar en el universo. Estamos respirando luz y mañana también nosotros brillaremos.
*
¿Cómo suena la luz de la noche
y bajo el agua?
¿Cómo grita una escuela de sardinas?
¿Cuánto pesa un caballo flaco?
*
incandescencia/iridiscencia/bioluminiscencia
El muelle Esperanza brilla de noche, por eso nos fuimos a tirar de la Esperanza. Todo el cuerpo untado de luz, aprendiendo de quien sabe hacer la luz. En el mar hay animales que llevan dentro el fuego. Su nombre es impronunciable. Entonces somos simples lunas, piel iridiscente, derretida en mar de luz.