Ficción

El quinto en discordia

El quinto en discordia

Así comienza Revival, de Stephen King (Plaza & Janés):

Al menos en un sentido nuestras vidas son ciertamente como las películas. El elenco principal se compone de la familia y los amigos. Los actores secundarios son los vecinos, los compañeros de trabajo, los profesores y los conocidos. Están también los papeles de reparto: esa cajera de supermercado de sonrisa bonita, el camarero cordial del barucho del barrio, los otros socios del gimnasio junto a los que hacemos ejercicio tres días por semana. Y hay miles de figurantes, todas esas personas que pasan por nuestra vida como agua por un cedazo, personas a quienes vemos una sola vez y nunca más. El adolescente que hojea novelas gráficas en Barnes & Noble, ese al que rozamos al pasar (susurrando «Disculpa») de camino hacia las revistas. La mujer detenida en el carril contiguo ante el semáforo, que aprovecha el momento para retocarse con el pintalabios. La madre que limpia la cara a su hijo de corta edad, manchado de helado, en un restaurante de carretera donde hemos parado a comer algo. El vendedor ambulante al que compramos una bolsa de cacahuetes en un partido de béisbol.

Pero a veces entra en nuestra vida una persona que no encaja en ninguna de esas categorías. Es el comodín que nos sale en momentos críticos. En el cine se conoce a esta clase de personaje como el quinto en discordia, o agente del cambio. Cuando este elemento aparece en una película, sabemos que está ahí porque lo ha puesto el guionista. Pero ¿quién escribe el guion de nuestras vidas? ¿El destino o el azar? Quiero creer que es este último. Quiero creerlo con toda mi alma. Cuando pienso en Charles Jacobs —mi quinto en discordia, mi agente del cambio, mi maldición—, se me hace insoportable de creer que su presencia en mi vida tuvo que ver con el destino. Si fuera así, significaría que desde el principio estaba escrito que todas estas atrocidades —estos horrores— ocurrirían. En tal caso, no existe nada parecido a la luz, y creer en ella es vana ilusión. En tal caso, vivimos en la oscuridad como animales en una madriguera, u hormigas en lo más hondo de su hormiguero.

Y no estamos solos.

 

Artículos relacionados

Los nombres del agua: un cuento de Kij Johnson

China Editora publica Al final de un río de abejas, conjunto de cuentos de la autora estadounidense, ganadora de los premios Hugo y Nebula, entre otros.

Brember: un cuento de Dylan Thomas

Con selección y traducción de Pablo Gianera, Edhasa publica cuentos y poemas selectos del escritor británico. Nos asomamos a una de sus piezas.

Presencia: un cuento de Verónica Raimo

La escritora italiana es la última invitada del año en la residencia MALBA. Compartimos un cuento de su libro La vida es breve, etcétera (Libros del Asteroide): una separación, un hueco en la biblioteca, un ruido extraño para siempre.

Me vienen palabras

Editorial Fiordo renueva su apuesta con la escritora estadounidense Amina Cain y su libro de cuentos Criatura, del que compartimos una de sus piezas.

El horla, un cuento de Guy de Maupassant

Uno de los grandes cuentos de la literatura universal, en su primera versión: Eterna Cadencia Editora publica Idilio y otros cuentos, con selección y traducción de Jorge Fondebrider, un completísimo abordaje del universo del gran escritor francés, discípulo de Fl…

Haber ganado el mundo entero: un cuento de Angélica Gorodischer

Tomado de Casta luna electrónica, otro de los títulos que Seix Barral rescata para la biblioteca Gorodischer.

Un error técnico

Con traducción de Marcelo Cohen, Fiordo publica los cuentos del maestro estadounidense O. Henry en La senda del solitario. Compartimos uno de ellos.

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Ver carrito
0 item(s) agregado tu carrito
×
MUTMA
Seguir comprando
Checkout
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar
×
Suscripción Eterna
Suscribite
Y recibí nuestro newsletter semanal con lo mejor del blog, todas las novedades y la agenda de la librería.
SUSCRIBIRSE