Club Eterno

“Lo que realmente quería hacer era escribir sobre mi madre”

La autora de Ruth (Seix Barral) participó del ciclo “De cháchara” y fue entrevistada en vivo en la librería por Anne-Sophie Vignolles. 



Por Anne-Sophie Vignolles


En el marco del ciclo “De Cháchara”, la librería recibió a Adriana Riva para conversar sobre su nueva novela, Ruth (Seix Barral, 2024). 

Adriana Riva es autora del libro de cuentos Angst, de la novela La sal, y del libro de poemas Ahora sabemos esto. Es una de las fundadoras (y una de las autoras) de la editorial de libros para chicos “Diente de león”. Y es también una de las editoras de la revista literaria “El gran cuaderno”. 


El lenguaje de tu novela es simple y preciso. Se siente el trabajo de orfebre detrás de cada frase. En un momento, tu personaje, Ruth, dice: “En Japón, los poetas no califican. No dice gato orondo, mar espumoso, rana verde […] Dicen rana y la rana tiene todos sus adjetivos. Reproducen un objeto con una única palabra.” ¿Esa es tu búsqueda también? 

Me cuesta mucho escribir. Para mí, es un trabajo de largo aliento en el que intento que cada frase, cada palabra tenga su razón de ser y de estar. Por suerte soy una usuaria eterna de talleres de escritura. Me encantan. Voy y doy talleres, y no me canso nunca. Aprendo mucho de la escritura de los demás. Participo del taller de Laura Wittner, en el que nos preguntamos cosas como “coma sí, coma no” (y así podemos estar horas). Me fascina. De hecho, Ruth se escribió relativamente rápido gracias al aporte de mis compañeros del taller de Federico Falco.  

Todas las mujeres del libro son atractivas a su manera. Blanca, la cuidadora; Lily, la rusa; Fanni, la sorda que escribe WhatsApps; Luisa, con quien van al Colón... ¿Tenés fascinación por la amistad entre mujeres? 

Es todo. Compartir, reír, charlar, hacerse preguntas, escucharse, sorprenderse… hasta envejecer con amigas viene a ser una de las cosas más importantes en mi vida, sí. Y para Ruth, luego de haber perdido a su marido, estando sola después de tantos años, con hijos que, de repente, no la entienden mucho (o cuyos intereses son tan distintos a los suyos y con quienes no parece tener una afinidad particular), las amigas son fundamentales.  

Has dicho numerosas veces que la mujer de espaldas que aparece en la foto de tapa es tu madre. ¿Ruth también lo es? 

Sí. La realidad es que yo quería escribir sobre la vejez, hasta que me di cuenta de que lo que realmente quería hacer era escribir sobre mi madre. 

¿Y a tu madre le gustó Ruth, su “alter ego literario”?

Sí. Igual, tengo mucha libertad a la hora de escribir sobre mi mamá porque ella se reconoce cuando quiere, ¡y no se reconoce cuando no le conviene! Por ejemplo, en La sal [novela en la que hablaba de la relación madre-hija], al principio, le dio un poco de tristeza, pero después se empezó a reír y ahora directamente va a las librerías y pregunta: ¿no tienen Ruth acá? ¡Yo soy Ruth! 

¿Cómo tomaste la decisión de no ponerle nombre a ciertos personajes? 

Ni los hijos, ni las nietas ni el marido tienen nombres propios. Las únicas personas tienen nombre son las amigas. Yo quería mostrar que ese era su grupo de pertenencia. Quería nombrar a quienes son su sostén real. A cierta edad, el sostén son los padres, pero en la vejez, las que están son las contemporáneas, mucho más que la familia. Quería concentrarme en quién es Ruth en su día a día y en ese cotidiano, están mucho más presente sus amigas. Sale al teatro con las amigas, se podría llegar a ir de viaje con las amigas, se va a tomar un café con las amigas. Los hijos pasan, llaman cuando están en el auto, la visitan, pero siempre entre una cosa u otra, cuando pasean el perro…  

El personaje de Ruth es un ejemplo para todos y todas. Esas ganas de aprender, curiosear, mirar…   

Sí. No es una académica ni una erudita, sino que es profundamente curiosa y para ella, en gran parte, el sentido de la vida pasa por el arte. Ruth es una mujer que está muy bien y si hay algo que puede hacer, lo va a seguir haciendo hasta los 101 años. La cultura y el arte son cosas que se pueden hacer hasta el último de los días, entonces yo creo que ahí ella encuentra un refugio. Es algo que nadie le puede robar. Algo propio. 

 

PING PONG DE PREGUNTAS 

¿Cuál es el olor y el sabor de Buenos Aires? 

Olor a café. 

¿Cuál es el olor y el sabor de tu infancia?  

Olor a mandarina y sabor a fideos con manteca.

¿Qué tal te llevas con vos misma a la hora de escribir? Dijiste que sufrís mucho... 

Me llevo pésimo, doy vueltas y vueltas como un perro, hasta que finalmente digo ok, vamos a intentarlo hoy. 

¿Si tuvieras que recomendar dos novelas y o escritores?  

Natalia Ginzburg (Léxico familiar) y Carson McCullers (Frankie y la boda). También: Crónica de mi familia, de Vasco Pratolini y Yo recordaré por ustedes, de Juan Forn. 

Si tuvieras que dar un truco o consejo de escritora, ¿cuál sería? 

Sentarse y escribir. Y leer (que es también una forma, mi favorita, de escribir). 

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