Un realismo de la intimidad: tres poemas de Marilyn Contardi
De su obra poética reunida, En constante inconstancia
Lunes 05 de noviembre de 2018
Editorial EDUNER acaba de publicar la obra reunida de la poeta y cineasta santafesina, oriunda de las tierras de Saer y Juan L. Ortíz.
Nacida en Zenón Pereyra, Santa Fe, la cineasta y poeta Marilyn Contardi es poeta y cineasta. Autora de más de una veintena de films documentales -entre los que se destaca Homenaje a Juan L. Ortíz-, lo es también de cuatro libros de poesía que ahora reúne editorial EDUNER bajo el título general En constante inconstancia: Los espacios del tiempo (1979), El estrecho límite (1992), Los patios (2000), y Cerca del paraíso (2011).
"La poesía de Contardi confluye en sus miniaturas hacia eso que Analía Gerbaudo llamó, junto con la poesía de Estela Figueroa, el realismo de la intimidad", dice en el prólogo Jorge Monteleone.
Las granadas
Te digo, de las cuatro luces del día
he visto todas -no viste ninguna-.
He retenido, he acariciado al fin
el fino polen ámbar, la amarilla
pelusilla infantil en el rosa-
damasco huidizo del anochecer.
Unas limaduras de oro al mediodía.
El rojo-leonado de pétalos del alba.
Y la miel del higo rajado a la mañana.
¿Y las granadas,
abiertas?
¿Las granadas...?
Esas...
¡Ahhhh!
¡Las granadas, rubíes codiciados,
apretados de golpe entre los dientes
estallaba, fabuloso, el verano!
Devoradas al amparo del cerco
la lengua iba directa al corazón
por la hendidura. A la sombra
de los paraísos, junto al campito.
Y eran robadas
siempre
pero siempre robadas.
Las granadas...
Taza de té
Me gustaría poder decir:
"a cup of tea" como los ingleses,
apretando "tea" entre los dientes
como una vibrante escama de aire,
pero no puedo y mi "taazaa de tée"
con sus vocales amplias se posa
en su blancura de porcelana
sobre la oscura mesa, igual
a un nenúnfar en las aguas de espejo
bajo el infinito estrellado.
Tarde de verano
Larga, verde, caminadora tarde
por los caminos índigos bermejos
contra el cielo abierto al infinito
desbordando sobre los pinos.
Azules parvas. Un azul de metileno
y lino entre las pajas,
la sequía chisporroteaba rumores.
La miel se añeja en el panal,
y el oculto final del camino
asperja un agua rosa
sobre las casuarinas.
Quien por caminos va caminando
turba, aun discreto,
la tierna beatitud de la tarde.