Tres poemas recientes de Ron Padgett
Versiones de José Holguera
Miércoles 23 de diciembre de 2020
Publicados originalmente en Revista Abril, de Luxemburgo, compartimos estas versiones de los más recientes poemas del autor de Cómo ser perfecto (en idioma original en Collected Poems de Coffee House Press).
Poemas de Ron Padgett. Traducción de José Holguera. Foto de Anne Waldman.
"Aquí estoy, todavía escribiendo", nos contestaba el poeta Ron Padgett cuando lo entrevistábamos en 2018 en este mismo medio a propósito de la publicación de Cómo ser perfecto en Zindo & Gafuri y su participación en la película Paterson de Jim Jarmusch.
En efecto aquí está, todavía escribiendo, y nos autoriza por correo electrónico desde su casa en Vermont: publicados originalmente en Revista Abril, de Luxemburgo, les traemos estas versiones de José Holguera de los más recientes poemas del estadounidense nacido en 1942 Tulsa, tierra (y juventud) que compartió con Joe Brainard. En idioma original se encuentran en Collected Poems de Coffee House Press.
Saltamontes
Qué curioso es que la mente reflexione sobre la psique,
como si un saltamontes pudiera imaginar un helicóptero.
Es una mala idea dormirse
mientras se pilota un helicóptero:
cuando te despiertas, el helicóptero ha desaparecido
y tú también, abandonado en un sueño,
y no hay modo de recuperar el tiempo perdido,
porque recuperar el tiempo perdido no entra
en el orden de las cosas. Eres
quien eres, ahora mismo,
y la mente tiene tanto miedo que cierra los ojos
y luego olvida que tiene ojos
y el saltamontes, el que piensa
que eres un helicóptero, se te sube de un salto a las espaldas.
Es un pequeño valiente saltamontes
y no duerme nunca
porque el poema que escribe es el acto
de estar siempte despierto, mejor que nada
de lo que podrías escribir o hacer tú.
Luego de un salto desaparece.
Vals de aniversario
Me despierto en el cuarenta y cinco aniversario de mi boda solo,
el cielo cubierto, el ventilador de pie con un zumbido apagado,
y me siento muy bien, dento de lo que cabe.
Cuarenta y cinco es difícil de situar, no tiene
la fuerza sólida de cuarenta o cincuenta
aunque sí da la impresión de ser
un número redondo que no es redondo,
técnicamente hablando. ¿Pero quién puede ser técnico
en un día como hoy? Mi mujer
en New York nunca es algo técnico.
La quiero. ¿Qué significa eso?
Significa algo que tú, si eres joven,
podrías tener la suerte de sentir algún día
aunque tú, como yo, no sabrás
lo que es. Te despertarás y pensarás
Ahora sé lo que él quería decir
con lo de no saber, y te sentirás bien.
El jardín japonés
En 1958 o 59 cuando tenía dieciséis años
se me ocurrió la idea
de sustituir el jardín de mis padres
por un jardín japonés:
estamos en un barrio de la clase media
en Tulsa, Oklahoma.
Hasta le enseñé un croquis a mi madre,
que intentaba imaginarse su verde y liso césped
sustituido por rocas, gravilla,
y, de un modo u otro, un arroyo.
Aún antes de que dijera diplomáticamente
se lo enseñaré a tu papá
me di cuenta de que la idea misma era poco realista,
y alargué la mano hacia el croquis,
aliviado por la negativa.
Pero ¿y si mi padre hubiera aceptado
no solo construir el jardín
sino también demoler nuestra casa
y levantar en su lugar una japonesa,
ponerse kimonos y aprender japonés,
mi padre pavoneándose entre los pinos como un samurái,
mi madre con las rodillas dobladas, la cabeza inclinada?
La casa no cambió, la hierba creció
y se cortó, yo me fui a la universidad,
mis padres se divorciaron.
Ahora otra persona vive allí,
feliz entre las flores de cerezo que nunca caen.