Tres poemas en las nubes de Wallace Stevens
Poesía traducida
Miércoles 19 de enero de 2022
"La poesía de Stevens no es infalible en cuanto sus propios postulados, pero su nivel de eficacia es formidable". Tomados de la edición bilingüe de Del modo de dirigirse a las nubes y otros poemas (Serapis).
Poemas de Wallace Stevens. Traducción, introducción y notas de Gervasio Fierro.
Wallace Stevens falleció en agosto de 1955. En febrero de 1954, dieciocho meses antes de su muerte, una revista pide al autor sus datos biográficos; a tal requerimiento, el poeta responde con las palabras que siguen: "Wallace Stevens. Nacido el 2 de octubre de 1879 en Reading, Pennsylvania. Estudiante especial en Harvard durante tres años, con la promoción de 1901. Libros: Harmonium, 1923; Ideas of Order, 1936; The Man With the Blue Guitar, 1937; Parts of a World, 1942; Transports to Summer, 1942; Auroras of Autumn, 1950; y (prosa) The Necessary Angel, 1951. Algunos de estos libros incorporan poemas que fueron publicados separadamente bajo otros títulos. También se ha publicado en Londres un volumen de Selected Poems (Faber & Faber, 1953), y un conjunto de traducciones al italiano de Renato Poggioli: Mattino Domenicale Ed Altre Poesie, (Einaudi, Torino, 1954). La obra del autor sugiere la posibilidad de una ficción suprema, reconocida en tanto ficción, en la cual los hombres podrían proponerse a sí mismos una realización. En la creación de una ficción así, la poesía tendría una significación vital. Existen muchos poemas vinculados a las interacciones entre la realidad y la imaginación, los que deben ser considerados como marginales a este tema central".
Los poemas que conforman la edición bilingüe de Del modo de dirigirse a las nubes y otros poemas (Serapis) fueron escritos entre 1915 y 1923 y si bien todos formarían parte de su primer libro, Harmonium, antes ya habían sido publicados en diversas revistas literarias. Compartimos tres:
TEORÍA
Soy lo que me rodea.
Las mujeres comprenden esto.
No se es duquesa
a cien metros de un carruaje.
Estos, entonces, son retratos: un vestíbulo negro;
una cama alta protegida por cortinas.
Estos son meros ejemplos.
EL LUGAR DE LOS SOLITARIOS
¡Que sea el lugar de los solitarios un lugar de perpetua ondulación!
Ya sea en el medio del mar en la verde y oscura rueda de agua, o en las playas, no debe haber detención del movimiento, o del ruido del movimiento, del ruido la renovación y su variopinta continuación;
y más que nada, del movimiento del pensar y su inquieta reiteración,
en el lugar de los solitarios, que ha de ser un lugar de perpetua ondulación.
EL VIENTO CAMBIA
Así es como el viento cambia:
como los pensamientos de un humano viejo, que todavía piensa ansiosa y desesperadamente.
El viento cambia así:
como una humana sin ilusiones, que todavía siente cosas irracionales dentro suyo. El viento cambia así:
como humanos que se acercan orgullosos, como humanos que se acercan enojados.
Así es como el viento cambia: como un humano, pesado y pesado, al que no le importa.