Tres poemas de Blanca Lema
"Su escritura posee la cualidad de un raro refinamiento"
Miércoles 29 de noviembre de 2017
"¿Por qué la compasión / se parece tanto al asco?", se pregunta la autora de Estrellas y Trotyl, publicado por Mansalva, en uno de los poemas que publicamos aquí. Poeta, psicopedagoga, guionista de cine y bailarina, Blanca Lema también es autora de las novelas Taper Ware y Contradanza.
Poeta, psicopedagoga, guionista de cine y bailarina, Blanca Lema, autora de las novelas Taper Ware y Contradanza (Paradiso), lo es también de Estrellas y Trotyl, publicado por Mansalva, del que tomamos los siguientes poemas.
"Su escritura posee la cualidad de un raro refinamiento", dice Arturo Carrera en la contratapa. Y dice más: "Su poesía en apariencia tan simple pertenece a la extrañeza que nos infunde cada poema, que nos lleva a seguir leyendo lejos, muy lejos, y a seguir estudiando como solfeando sus notas y figuras; como si se nos hubiese borrado toda huella de conocimiento y de autonomía y nuestra lectura fuera una adecuación a la sorpresa, a lo indeterminado".
Este doble temblor
Hay pensamientos que llegan
y uno no sabe qué hacer con ellos.
Dónde dejarlos
cómo apoyarlos.
Parecen una rosa
sosteniéndose con esfuerzo
dentro de una espiral
que ya no crece.
Si tan sólo yo supiera
salmodiar la belleza
de su doble temblor.
He muerto poco.
Debo morir más.
Estar más cerca del momento
en que se forma el gesto del pájaro.
Un segundo con el plumaje
de la mañana
piadosa
a pesar de todo.
El eco es salvaje.
Quiero ir vestida de paloma
Imagina que el sol tiene un cuello
y lo puedes estrangular.
Y en ese crimen desesperado
hacer dos mundos.
Quiero regresar a casa
contigo: el asesino.
Y que amemos estas manos
que duplican el fuego.
¿Quién eres?
A veces el agua,
de todos modos el tiempo.
Un poco de tierra.
En realidad mucha.
Despiertas debajo de todo esto
y te cuesta pujar.
Un muerto arriba tuyo.
Luego dos. Más tarde tres.
Los muertos no te dan tiempo.
Siempre son más
que lo que logras avanzar.
Es así. Es tu oficio.
Más adelante te espera un pastel
lleno de velitas.
¡Invítame a la fiesta!
Quiero ir vestida de paloma.
Ajenjo
Alguien muere dos veces
casi, apenas.
Es el suicida que regresa del puente
mordiendo sus zapatos.
Hubiera podido quedarme.
Verlo sonreír. Ver su penitencia.
¿Por qué la compasión
se parece tanto al asco?
La mañana cruje
hamacándose en los balcones.
Tose melancocitos.
Es cursi e impía.
Veo a las personas bajar en tobogán
buscando un recuerdo que tiene frío.
Suspiran en degradé
y comen amorosamente
nuestra mejor lata de veneno.
¡Pero alguna vez, quizás, tal vez!
Esta amarga conciencia del deseo.
