Publican una antología de poemas de Ray Bradbury en castellano
Los versos del autor de Crónicas marcianas
Jueves 19 de julio de 2018
Los poemas del autor de Las doradas manzanas del sol llegan a nuestra lengua en un tomo que da cuenta de la producción menos conocida del genio. Salto de página ofrece, en un tomo fucsia eléctrico como su mente hiperactiva, un universo a descubrir.
"Descubrí con el tiempo que soy un coleccionista de metáforas. No sé cómo enseñarles a reconocer una cuando la vean, pero lo que tienen que hacer desde esta noche en adelante es llenarse la cabeza con lecturas diferentes, de distintos campos. Les daré un programa, uno muy simple, para las próximas mil noches: antes de ir a dormir, lean un cuento. Eso les llevará diez o quince minutos. Luego lean un poema, uno de la mejor historia de la poesía. Lean a los grandes poetas. Vuelvan y lean a Shakespeare. Lean a Robert Frost. Un cuento por noche, un poema por noche, y un ensayo por noche, durante las próximas mil noches. Ensayos de varios campos: arqueología, zoología, antropología, biología. Lean a los grandes filósofos de todos los tiempos. (...) Y cuantas más metáforas puedan meterse en la cabeza, ellas rebotarán entre sí en sus cabezas y se convertirán en nuevas metáforas". Así aconsejaba el bueno de Ray Bradbury a un grupo de alumnos.
"La hiperactividad creativa de Ray Bradbury no sólo encontró acomodo en sus novelas, relatos, ensayos, guiones y piezas teatrales, sino que incendió las páginas de miles de poemas", leemos en la contratapa de Vivo en lo invisible, con traducciones de Ariadna G. García, la primera antología poética de Ray Bradbury en castellano. El autor de Fahrenheit 451 escribió, de hecho, 17 libros de poemas, el primero salido en 1971.
De ese tomo bilingüe extractamos dos, y dejamos una recomendación de lectura del total:
Siempre llevo conmigo lo invisible
Siempre llevo conmigo lo invisible,
las cosas que sé pero no conozco
y pretendo averiguar a tientas
en ese país de ciegos
que es la mente y cada pensamiento
y todo cambio climatológico interior.
Palpo el cambio de luz
los distintos tonos de los atardeceres camino de la noche;
de todos esos sueños en penumbra antes del alba
escribo poemas, les ofrezco un hogar,
del jardín jeroglífico donde los perros garabatean
escribiendo futuros sobre un trébol lleno de escarcha,
que se marchita o se muere.
¡Allá va! Oyes los gritos. ¡Allá va!
Un balcón solitario escala el cielo,
un ruidoso muchacho que no vemos lo ha lanzado
a una niña en el césped de la cara más lejana del mediodía.
Los retengo
para releerlos algún día en invierno cuando oscurezca
a las tres, y mi razón para existir
sea un balón trotamundos del cielo
lanzado al infinito
de una mano invisible a otra mano invisible.
Allí se quedará, porque
yo puedo hacer que el arco se congele.
Grito ¡Detente!
y el balón, en los versos,
se queda suspendido entre los árboles
para nunca bajar.
Así que ya ves, es cierto,
siempre llevo conmigo lo invisible
igual que tú lo llevas hecho visible en ti.
Si son verdad todos tus yoes internos
No lo pienses, escribe.
Entonces, vendrá a ti
sin que la llames.
Mientras ajustas cuentas con el Odio,
diviértete, disfruta
o ambas cosas.
En resumen: trabaja con Amor.
No hablar del odio si no te gusta odiar,
debe ser felizmente delicioso.
Lo divertido de Alicia
es su maldad.
La oscuridad es nutritiva.
Dale un mordisco,
hace que emerja todo el significado de Significar
en mí y en ti.
En el cruce: la alegría
detona las raíces en el pecho del muchacho que corre,
revoca la tendencia al suicidio,
ofrece el desayuno a Jekyll, entierra a Hyde.
Lo mejor, por supuesto, son las combinaciones;
las obras justo en el medio;
lo que se ha visto o adivinado o sólo medio visto.
Apaga la luz, después enciende una cerilla,
levanta la escotilla de la vieja caja de Pandora,
deja que salga la medianoche, emborráchate
de sidra de manzana al mediodía, de cerveca de trébol por la mañana,
sé el vagabundo de ambos tiempos:
el día que despega,
la noche que se mustia.
Pero por encima de cualquier cosa, comprueba
si son verdad todos tus yoes internos.
Si la medianoche habla, préstale atención,
después escucha la canción que en la brisa
va invocando a las musas de los árboles.
Una vez más disfruta de todo. ¿Malicioso?
¡Sí! Y entonces deja que el Bien promulgue tus deseos.
Después, en la glorieta del Yin y el Yang,
distingue tu pecado y destruye tu cola.
Corre velozmente a través de la Nada.
¡Lo escribes o se olvida!