Poemas de Cucurto, adelanto de su nuevo libro
Nada me espera en la ruta, a salir por Club Hem
Miércoles 17 de octubre de 2018
Autor de libros como La máquina de hacer paraguayitos, Hatuchay, Veinte pungas contra un pasajero, Fer, Las aventuras del Sr. Maíz, su obra fue traducida y antologada en tomos como 100 poemas.
Por Washington Cucurto.
Seudónimo de Santiago Vega, Washington Cucurto nació en Quilmes en 1971 y es, además de poeta y narrador, dibujante y editor en Eloísa Cartonera, proyecto cooperatiivo situado en el barrio de la Boca, en Buenos Aires, Argentina, pionero y replicado en decenas de países. "Fabricamos libros con tapas de cartón. Para esto compramos el cartón que los cartoneros juntan en la calle. Nuestros libros son de literatura latinoamericana de los autores más bellos que hemos conocido en nuestra vida de trabajadores y lectores", reza la página web del proyecto.
Cucurto es autor de libros como La máquina de hacer paraguayitos, Hatuchay, Veinte pungas contra un pasajero, Fer, Las aventuras del Sr. Maíz y su obra fue traducida y antologada en libros como 100 poemas (Interzona). Tomados de Nada me espera en la ruta, a salir por Club Hem, aquí van tres poemas suyos a modo de adelanto:
Cuervo
Carver tuvo su cuervo.
Poe tenía un cuervo,
Borges tenía su cuervo.
Elvira Hernández tomaba café en el bar El Cuervo.
Teillier también.
Lemebel también bebía en el bar el cuervo.
Cortázar vio al mundo convertido en un cuervo gigante
cuando se le fue Carol Dunlop.
Marechal decía que Perón era un cuervo justiciero y social
Hoy se me apareció un cuervo
frente a la facultad de odontología
mordía una extraña soga blanca,
se me acercó dando pasitos inofensivos.
Ni me miró.
Cuando quiso levantar vuelo
le pegué un mochilazo que lo dejó tonto.
Un viejo me gritó: ¡no es un cuervo, es un tero!
Y se murió.
Mi mamá se va a Estados Unidos
Mamá me llamó por teléfono y me dijo:
-Hijito, me voy a Estados Unidos a trabajar,
tal vez hasta consiga novio y me case.
El Sueño Americano es el sueño de todos,
en cambio el sueño Peronista es solo el sueño del proletariado.
-¿Qué otra oportunidad voy a tener para conocer
Estados Unidos?, me dijo.
Mamá nunca salió del país, ni siquiera salió de Buenos Aires.
Pero nada es en la vida como imaginamos.
¡Cómo va a sobrevivir una mujer de 85 años sola
en Estados Unidos, ni siquiera habla el idioma!
Pero toda excusa es en vano porque ella se va igual.
Ahora estamos en el aeropuerto,
llorando,
-mi hermano Cacho, de 71 años, le suplica
que se quede-
Mamá se va a Estados Unidos a triunfar.
En vez de morirse o jubilarse o caerse y quebrarse la cadera
que es algo que le sucede a todos los viejos
y quedar postrada en una cama
mamá se marcha a Estados Unidos a triunfar.
¡En vez de morirse se va a Estados Unidos!
Todos deberíamos irnos a otro lado.
Mamá mexicana.
Mamá guatemalteca,
mamá nicaragüense,
mamá trabajando en las maquiladoras en el norte de México,
piensa atravesar el desierto de Sonora en Jeep,
a toda velocidad, pisando los cráneos, crac, crac,
de los cadáveres de mujeres que los narcos arrojan al desierto.
¡Elvira Arroyo! ¡Delia Cifuentes! ¡Susana Chaves!,
“Voy a enterrar mi maternidad en el Desierto,
voy a realizar un unipersonal en el teatro”, me escribe en un mail
escueto y sospechoso,
enviado desde Ciudad Juárez.
¿Mamá se habrá volcado al negocio del narcotráfico?
“Voy a reventar mi jubilación en el casino de las Vegas
y me volveré millonaria. No pienso darte un peso,
ni a vos, ni a tus hermanos ni a tus gordos hijos”.
Oh dios, haber nacido en el vientre de esta mujer.
Engordé
Engordé y voló un botón
de mi pantalón.
Ahora estoy cosiéndolo
al lado de mi ventana
¡Y me invade una melancolía!