Oro en la lejanía: tres nuevos poemas de Alicia Genovese
Poesía argentina contemporánea
Jueves 24 de febrero de 2022
Nacida en Buenos Aires, Alicia Genovese es poeta, ensayista y profesora en la Universidad Nacional de las Artes. Se editó en 2018 La línea del desierto, su poesía reunida. Publicados por Gog&Magog, compartimos tres de sus más recientes poemas.
"Cuando parece que hay demasiadas palabras en el mundo encontrás Oro en la lejanía y encontrás demasiado mundo en las palabras. Un libro de velocidades: los viajes, los naufragios de migrantes, las heroínas del rescate mediterráneo, las detenciones arbitrarias en aeropuertos, los escapes de la poeta al Delta, las visitas de un pájaro tacuarita mientras escribe, y de nuevo, las barcas en la noche con su tarea bíblica (salir de Egipto), pero el mundo se detuvo un día. Detuvo el bien y el mal, el turismo y las migraciones. Y llega la quietud, la fijeza del gato en el techo que mira al halcón que mira a las palomas. La fijeza. El mundo tiembla y recuerda nuestra naturaleza fugitiva (....) Pinceladas en los versos de Alicia pintan lo que la naturaleza pinta en nosotros: su presencia, su danza, nuestra sombra cazadora y recolectora", escribe Martín Rodríguez para presentar los nuevos poemas de la poeta argentina.
Nacida en Buenos Aires, Alicia Genovese es poeta y ensayista. Se editó en 2018 La línea del desierto, su poesía reunida. Es profesora en la Universidad Nacional de las Artes y por épocas, habitante del Delta. Publicados por Gog&Magog, compartimos tres de sus más recientes poemas:
La vida previa
¿Qué se sabe del corazón
de los jacarandás
antes del estallido en ese azul,
que se nombra violeta
que se nombra celeste,
seda incuestionable
si la dejás brillar
desde tus ojos?
¿Qué se sabe
antes del derrame
en la catarata intempestiva
de noviembre, antes
de la suavidad
sobre las veredas ásperas
cuando el tiempo
se retrae
en su más simple felicidad?
¿Qué
de la claustrofobia en el frío,
del murmullo enloquecedor
en las ramas, antes del azul
cuando la flor futura
abre su herida
y se adueña del espacio?
No sé sufrir por mucho tiempo
Abrís la puerta y tu gato
se lanza hacia el jardín
necesitado, trepa al muro
en dos zancadas.
Un olor, un temblor
lo mueven, lo acompasan.
Qué del yo, qué de un otro
se imponen en el salto,
en esa premura deseante
que sabe dónde hay aire
y dónde dejó de haber.
Cobrar impulso, como él lo hace,
cuando la estación
ilumina más temprano las cosas,
cuando la raspadura de la noche
se suaviza.
Preparás tu desayuno
y las ramas podadas
de la Santa Rita
fulguran en sus brotes.
Atrás el desconcierto
de la pérdida.
Un saxo ensaya
desde la casa lindera
y sus acordes amplían
el mundo, mueven
tus piernas, subís
a una nave de tránsito
hacia tu Solaris ingrávido.
Atrás el caos
del pesar. La lejanía
se magnetiza
ofrece pasajes.
El cambio de estación trae
un nuevo planeta,
oxígeno de Marte
y como a tu gato en su salto
te sigue sosteniendo
el universo.
Animales domésticos
Por la mañana llegan los halcones.
Hay una palmera al lado de la casa
donde anidan palomas.
Los halcones vienen
en busca de sus presas.
Escucho en lo alto los silbidos
los veo desplazarse cuando
extienden sus alas, hechas
para vuelos mayores.
Mi gato en el techo este domingo,
el pelaje del lomo erizado
el halcón que silbaba
a pocos metros;
se quedó muy quieto
escrutándolo, muy quieto
hasta que el halcón se fue.
El ojo de lo salvaje
está muy cerca
¿qué harás
cuando te enfoque?